El abogado de Pablo Ibar evalúa pedir nuevas pruebas dactilares de un sospechoso

Miami (EEUU.).-  El abogado del español Pablo Ibar, en el corredor de la muerte en EEUU desde 2000, evalúa la posibilidad de pedir que se practiquen nuevas pruebas dactilares a un sospechoso de los asesinatos por los que fue condenado a muerte su cliente.

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(EFE)

Ibar fue condenado a la pena capital por los asesinatos cometidos en 1994 de Casimir Sucharsky, dueño de un club nocturno, y dos modelos, Sharon Anderson y Marie Rogers. EFE/Archivo

Benjamín Waxman, letrado de Ibar, explicó hoy a Efe tras una breve vista judicial en un tribunal de Fort Lauderdale (norte de Miami) que la calidad de las huellas dactilares del sospechoso es mala y que éstas no se pueden cotejar de manera fiable con las recogidas en el lugar del crimen.

El sospechoso, que se hallaba presente en la vista de hoy, es Wiiliam Ortiz, condenado a cadena perpetua en una cárcel del estado de Florida por otros crímenes.

Ortiz, de 37 años y origen puertorriqueño, no compareció en calidad de imputado, aunque es sospechoso de ser el autor del triple asesinato por el que está condenado a muerte el español.

El perito contratado por Waxman ha descartado la posibilidad de cotejar de forma rigurosa y seria las huellas dactilares de Ortiz con las 31 recogidas del lugar del crimen y facilitadas a la defensa por el estado.

Las huellas dactilares de Ortiz son "inexactas", dijo Waxman, quien comentó que ha apoyado en un escrito la decisión del juez encargado del caso, Jeffrey Levenson, de que se otorgue a Ortiz un abogado de oficio antes de hablar.

El magistrado examinó brevemente la situación ("conferencia de seguimiento") con la Fiscalía y la defensa de Ibar y señaló que el tribunal de apelaciones tiene que decidir sobre su decisión de que Ortiz disponga de un abogado del estado, si esa petición, dijo, es o no válida.

La Fiscalía había recurrido esa decisión ante un tribunal de apelaciones con el argumento de que Ortiz no está inculpado por los asesinatos, por lo que no pude ser obligado a comparecer con un abogado ni a declarar.

El caso Ibar dio un giro inesperado el pasado 19 de marzo cuando su abogado defensor entregó al juez una declaración jurada y sellada de un testigo que asegura que otra persona le confesó que era el autor de los asesinatos imputados a Ibar, de padre español y madre cubana ya fallecida.

En la declaración, el testigo Juan Gispert dijo al abogado defensor que Ortiz le confesó que él era el autor del triple asesinato por el que fue condenado el español en el año 2000.

Ibar, sobrino del ex boxeador Jose Manuel Ibar, "Urtain", fue condenado a la pena capital por los asesinatos cometidos en 1994 de Casimir Sucharsky, dueño de un club nocturno, y dos modelos, Sharon Anderson y Marie Rogers, que estaban en su casa de Miramar, crímenes que fueron grabados por cámaras de seguridad.

Con esa información, el letrado de Ibar presentó en el 17 Circuito del Distrito Judicial del condado de Broward una alegación en la que pedía que se ordenase una "comparación del ADN, las huellas dactilares y el pelo de Ortiz con el ADN obtenido de una camisa azul (hallada en la casa), pelo y 31 huellas dactilares sin identificar".

Pero la Fiscalía insiste en que no es posible practicar las pruebas de ADN porque no hay rastro de este ácido en la prenda.

Santiago Cabanas, cónsul general de España en Miami, quien visitó el pasado jueves a Ibar, preso en la prisión de Raiford (Florida), indicó a Efe que éste se encuentra "tranquilo y con buen ánimo, muy esperanzado" con la nuevas pruebas a su favor que han aparecido.

Durante las sesiones de la audiencia probatoria de marzo, Kayo Morgan, el primer abogado que defendió a Ibar, reconoció que cometió graves errores cuando defendió a su cliente.

Morgan, abogado de oficio, admitió que su representación fue muy deficiente porque atravesaba un complicado período de su vida por los problemas de su esposa, que era drogadicta, así como por su mala salud.

Además, un experto facial británico declaró que la imágenes del vídeo eran "granuladas y borrosas" y la calidad de la grabación pobre, por lo que no era posible concluir que el asesino e Ibar sean la misma persona.

"Estuve rezando durante quince años para que algo como esto pueda ocurrir", escribió Ibar, de 36 años, al recordar su detención en 1994, en una nota que hizo llegar a Efe durante una sesión de una audiencia en marzo pasado.

A juicio de Waxman, las abundantes y nuevas pruebas presentadas al juez Levenson durante las vistas judiciales que se han celebrado deberían comportar la anulación de la condena de su cliente.

El magistrado fijó una nueva audiencia para el próximo 31 de agosto.