Twitter, Michael Jackson e Irán

Las nuevas formas de comunicación se han impuesto en los dos grandes acontecimientos de estos últimos días: la muerte de Michael Jackson y las protestas postelectorales en Irán. En este último caso, sin embargo, su eficacia como herramientas de movilización y organización política no está clara.

.faramarz ((Flickr))

Fue tmz.com quien anunció la noticia de la muerte del cantante Michael Jackson, y fue hacia la web donde la gente se precipitó inmediatamente en busca de más información, para hacer correr la noticia o para comentarla con sus amigos.

Twitter, Flickr, YouTube y algunos otros han permitido al mundo exterior saber qué estaba pasando en Irán, de donde se había expulsado a los corresponsales extranjeros y cuyos medios tradicionales están censurados en lo esencial. La tentativa de controlar la web no fue especialmente eficaz, lo que permitió a The Economist encabezar un artículo con el titular "Twitter 1, CNN 0″.

Los nuevos medios, y sobre todo aquéllos que funcionan sobre el modelo participativo de la web 2.0, contribuyen de forma útil a hacer circular la información porque son más rápidos que los medios tradicionales y más difíciles de controlar.

Sin embargo, la cosa se complica cuando pasamos a la actividad política.

El impacto de Twitter sobre la organización de las manifestaciones ha sido prácticamente nulo. Muy pocos manifestantes se han valido de éste, y han preferido recurrir a estructuras organizativas y de comunicación anteriores.

El potencial de la web participativa como herramienta de movilización política quedó demostrado de manera decisiva por Barack Obama y su equipo en el marco de una campaña electoral pacífica en un país donde la gran mayoría de la población está conectada.

Las recientes manifestaciones en Moldavia e Irán muestran que pueden contribuir (incluso poniendo tan sólo un granito de arena) a impulsar movimientos populares más o menos espontáneos haciendo circular la información que concierne más aún al exterior del país que al interior. Nadie ha podido probar que puedan desempeñar una función organizativa y de movilización a largo plazo, sobre todo en el marco del enfrentamiento con un poder estatal que no duda en recurrir a la violencia, sobre cuyo empleo tiene el monopolio oficial.

En cualquier caso, creo que debemos esperar a que los hechos lo evidencien para creer en ello.

Y vosotros, ¿qué pensáis?

P. S. – Hoy estaré en el Personal Democracy Forum que se celebra en Nueva York, de manera que tendremos la ocasión de retomar este tema ya sea en Transnets, en Twitter (@transnets) o en ambos…Que tengáis un buen día.