La blogalaxia (VIII). Versac: recuperar la economía virtuosa de la conversación

Francis ha abierto el debate sobre este particular momento que estaría atravesando la blogalaxia. Yo vengo a aportar mi granito de arena, en calidad de practicante, con algunas reflexiones, o convicciones.

Laurent Gloaguen©

Nicolas Vanbremeersh, más conocido como 'Versac'.

Una de mis claves de análisis es la idea de que, hoy día, se está produciendo un encuentro entre dos mundos que no se conocen verdaderamente, y que tienen lógicas contrapuestas. El de los medios y su economía (de lo excepcional, del monopolio, de la relación individual), y el de los medios sociales, con su punto de vista horizontal, en red, donde no existe ningún monopolio de la expresión. Señalemos que, quienes viven mal la crisis suelen ser los que se han visto propulsados, voluntariamente o no, al mundo opuesto.

Por ejemplo, Jean-Michel Aphatie abre un 'blog', pero no adopta su lógica. No dialoga con sus lectores, no tiene en cuenta los comentarios, y tampoco entabla conversación con otros blogueros. Encaja muy mal las críticas que le envían, y se repliega de forma agresiva frente a cualquiera que lo critique. Está claro: no debería bloguear (es decir, prometer una interacción en pie de igualdad), sino quedarse encerrado en su lógica top-down.

En mi caso, es al contrario. De ser un bloguero expuesto a la confrontación en red, me vi propulsado a la economía mediática, la de las fórmulas tópicas, el estrellato, sin haber aceptado entrar en el juego. En mi blog, traté de mantener la mecánica que siempre he practicado: la lógica de las conversaciones, de las pequeñas cosas sacadas de aquí y allá, sin demasiado control. Cuando mis notas, a las que podía dedicar poco tiempo, empezaron a ser comentadas únicamente en función de mi estatus, decidí parar para tomarme un respiro y reflexionar sobre nuevos modos de expresión, acordes con ese nuevo estatus.

Existen numerosos puentes entre ambas lógicas, la mediática y la social.

En Francia, son sobre todo esos híbridos de los medios participativos. Pero siempre resulta difícil. A todos los critican. Lepost.fr padece actualmente una huelga de participantes, Rue89 ha acabado por ver su participación bastante reducida al no haber querido cruzar la frontera de los contenidos generados por los usuarios, y las plataformas de blogs están infestadas de participantes poco escrupulosos. Se producen roces. Lo cual es útil y saludable.

Por otra parte, creo firmemente en la 'larga cola'. Me alegro de poder expresarme sobre temas especializados en una microcomunidad. Pensándolo bien, la mediatización de mi blog, aunque me ha resultado beneficiosa (facilidad de acceso a personas y redes, reconocimiento...), no ha facilitado en ningún momento mi práctica bloguera.

Creo verdaderamente que el blogging debe seguir siendo algo hecho de pequeñas cosas, de comunidades relativamente homogéneas, donde el autor esté presente y se dirija a un público reducido. De lo contrario, a menos que se haga uno profesional (lo cual es rara vez posible), la polución impide la interacción. Por eso me acuerdo de los tiempos dorados en que mi blog, poco conocido pero ampliamente conectado, arrastraba a una comunidad de comentaristas y discusiones apasionantes en los blogs. Ahí estaba el motor del blogueo. Y lo mismo pasa con todo buen blog, jurídico, tecnológico, sobre cocina o deportes: ninguno tiene vocación de convertirse en TF1 [el equivalente en Francia a TVE].

Por último, ha aparecido también un nuevo elemento. El dinero.

Ante los anuncios proféticos del éxito de los blogueros, muchos tratan de emerger y publicar a gran escala, con el fin de vivir de su blog. Pocos lo consiguen (en Francia, conozco decenas de blogueros apuntados al paro que esperan salir del desempleo mediante esta actividad: ánimo), pero muchísimos lo intentan, la mayoría de las veces haciendo lo que no hay que hacer: haciendo refritos, copiando una y otra vez, alimentando el ruido con más ruido todavía, en lugar de cultivar una voz secundaria. No son blogs, en el sentido de "medios personales de discusión", sino pequeños medios de agregación y comercio, atrapa-motores. Ningún ámbito escapa a esto. En el terreno político, los listillos están metidos en una carrera por la audiencia y la visibilidad, y siguen sin comprender que no les va a servir de mucho, porque es estéril.

Por mi parte, estoy reflexionando sobre cómo puede ser mi presencia en línea. A priori, tendría diversas aplicaciones separadas, según las comunidades y las distintas lógicas. Por un lado, el lifestreaming y la discusión ligera (de momento en Twitter, mañana tal vez con otras herramientas); por otro, una publicación más concentrada, más seria, en un blog estructurado; y por último, crónicas y artículos de opinión más profesionales en los medios (digitales e impresos). El objetivo: separar, no agregar la identidad propia en un único sitio, sino establecer espacios de participación dedicados a cada registro (íntimo/ligero, político, profesional...), y distinguir lo que corresponde a la sociabilidad pura, en línea (el lifestreaming), de lo que pertenece a la publicación (el blog), a pesar de que las fronteras sean un poco difusas. Me parece útil distinguir ambos terrenos.

Por supuesto, habrá puntos de agregación de estos elementos. No obstante, siempre he tenido muchas dudas ante los proyectos de unificación de la identidad en línea: no creo en el avatar universal, sino en la riqueza de las interacciones, en los distintos sitios. No busco la celebridad, sino intercambios de calidad, o ayudas. Al principio, en mi blog me relacionaba esencialmente con apasionados de la economía y la política (y del cine y la literatura). En Twitter, más con los geeks. Fragmentar es una buena forma de evitar las unificaciones, que resultan a menudo simplistas: la 'larga cola' puede vivirse a escala individual.

* Demasiado conocido para su gusto, Nicolas Vanbremeersh, alias 'Versac', es muy conocido en Francia especialmente tras la interrupción de su blog el pasado mes de julio, que ha contribuido a la decisión de lanzar esta serie sobre el estado de la blogalaxia y sus relaciones con los medios tradicionales. Aquí, nos explica sus razones de fondo y cómo ve el futuro de su 'presencia en línea'.