Sociedadcableada, por Juan Varela
Un blog sobre los nuevos ciudadanos y medios digitales
MADRID.- El premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades es para Google. El Gran Ciberleviatán gana uno de los premios más prestigiosos y ese galardón se convierte en un símbolo más del cambio de paradigma cultural, sociológico, mediático y del conocimiento de la era de internet. Es la primera vez que se premia a una empresa de internet frente a personalidades académicas, periodistas, medios o instituciones de difusión cultural.
"Al poner de forma instantánea y selectiva al alcance de centenares de millones de personas el enorme caudal de información de Internet, Google ha hecho posible, en apenas una década, una gigantesca revolución cultural y ha propiciado el acceso generalizado al conocimiento. De este modo, Google contribuye de manera decisiva al progreso de los pueblos, por encima de fronteras ideológicas, económicas, lingüísticas o raciales", dice el acta de un jurado dividido, símbolo también de diferentes formas de entender el fenómeno de internet y los propios premios.
El Príncipe de Asturias siempre apuesta a caballo ganador. Es un premio de reconocimiento y muy institucional, así que premiar a la primera marca de tecnología y comunicación del mundo no tiene mérito. No servirá para que nadie descubra nada. Muchos buscarán en Google para saber qué es el Príncipe de Asturias.
Para otros, como para algunos miembros del jurado, el premio se aleja de su misión inicial, se convierte a la tecnología y la nueva era de la comunicación por encima de los valores tradicionales. Y es cierto. Aunque el jurado ha sido miedoso, puestos a innovar podían habérselo dado a la Wikipedia, que también ha creado una revolución, seguramente más vinculada específicamente con la cultura y tiene más "alma" al no ser una gran empresa que controla el mercado de la publicidad en internet, como lo hace Google.
El premio no tiene en cuenta las advertencias sobre los abusos contra la privacidad de los usuarios o la censura en China y otros lugares. Pero todos los premios y premiados tienen su lado oscuro: para eso sirven, para lavar la imagen y los pecados.
El premio tampoco tiene en cuenta las advertencias sobre los abusos contra la privacidad de los usuarios realizados por el Parlamento Europeo y otras muchas organizaciones e instituciones, así como por la propia Agencia de Protección de Datos española. Tampoco la censura en China y otros lugares donde se persigue a los ciberdisidentes. Pero todos los premios y premiados tienen su lado oscuro. Los premios sirven para eso, para lavar la imagen y los pecados.
Me hubiera gustado que hubiera ganado Manu Leguineche, maestro de varias generaciones de periodistas, pero con Google se premia a una empresa que ha ensanchado internet con sus herramientas y se ha empeñado en digitalizar contenidos que no existían en la Red para hacer crecer su negocio, pero ampliando el acceso a la información y el conocimiento. "El objetivo de Google consiste en organizar información proveniente de todo el mundo y hacerla accesible y útil de forma universal", dice en sus principios.
El jurado del Príncipe de Asturias no está compuesto por geeks, todo lo contrario, lo forman personas de la comunicación tradicional. Dice el reglamento de los premios que el de Comunicación y Humanidades "será concedido a la persona, grupo de personas o institución cuya labor creadora o de investigación represente una aportación relevante a la cultura universal en esos campos" y esa es la clave del fenómeno Google, que para muchos se ha convertido en sinónimo de internet.
Google ha entendido la red como nadie. Por eso se ha alineado en cada momento con las ideas y tecnologías más innovadoras. Siempre ha prometido "no ser malo" y ha conseguido irradiar una imagen benévola que tapa muchas sospechas.
Ha convencido a los jurados, tradicionales y más mayores que el internauta medio, que han caído sojuzgados por el embrujo y la atracción Google, rey sol de una internet en la que, pese a la búsqueda de libertad, la mayoría siguen/seguimos rotando alrededor de los más poderosos astros.
La comunicación está en internet. La humanidad (al menos una parte, la brecha sigue) ya es también virtual. Google es su mejor profeta y guía.
Si quieres firmar tus comentarios, regístrate o inicia sesión »
En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.
Juan Varela es periodista y bloguero.
La vida real y virtual en el ciberespacio y la actividad de los nuevos ciudadanos digitales. Una exploración de la vida cuando todos podemos ser medios. Los desafíos de la democracia y la ciudadanía digital. La cibercultura y las ideas que animan la vida digital y las identidades de dominio público en la era del ciborg sentimental.
Ir a:
El premio a Google desprestigia a la Fundación Principe de Asturias y cuestiona el criterio y la inteligencia detrás del resto de condecorados +
Los "Principe de Asturias" siempre se caracterizaron por su oportunismo y su "buen rollito". Justo lo que necesita el titular del premio para seguir chupando del bote. +
Soitu.es se despide 22 meses después de iniciar su andadura en la Red. Con tristeza pero con mucha gratitud a todos vosotros.
Fuimos a EEUU a probar su tren. Aquí están las conclusiones. Mal, mal...
Algunos países ven esta práctica más cerca del soborno.
A la 'excelencia general' entre los medios grandes en lengua no inglesa.
Son los cien primeros, como podrían ser doscientos o diez. Lo importante es el concepto. La idea de tener unos días para llevar a cabo la transición desde la oposición al gobierno. Del banquillo, a llevar el dorsal titular. Nunca tendremos una segunda oportunidad de crear una buena primera impresión. Y los cien primeros días son esa primera impresión. Veamos su importancia.
En: E-Campany@
Recomendación: Albert Medrán
Son incapaces de ponerse en la piel de otros. No pueden llegar a sentir lo mismo que otras personas. Incapaces de ponerse, por un momento, en la piel del otro. Sin remordimientos, manipuladores, astutos. Capaces de engañar a otros en búsqueda de su propio interés. Vanidosos, megalómanos… Podría ser una definición de algunos de nuestros líderes. Pero no lo es. Así son los psicópatas, y algunos políticos, del modo en que actúan, parecen hacerlo como ellos.
En: E-Campany@
Recomendación: Albert Medrán
Política emocional. Política de las emociones. Transmitir emociones. Usar un lenguaje emocional… toda esa retahíla suele escucharse cuando proyectamos cómo deben ser los discursos del poder. Muchas veces nos gustaría ver en nuestros líderes ese punto emocional en los discursos. No porque nos parezcan más bellos, más interesantes; en el fondo lo que queremos es que nos hagan actuar.
En: E-Campany@
Recomendación: Albert Medrán
Por mucho que queramos comparar las realidades políticas a ambas orillas del Atlántico, la realidad es que la propia base de la misma es radicalmente distinta. Cuando en comunicación queremos reflejarnos en aquellos elementos más desarrollados de la política norteamericana topamos con un elemento cultural de primer orden: en Estados Unidos, la política puede ser entretenimiento. Aquí no.
En: E-Campany@
Recomendación: Albert Medrán
Lo sentimos, no puedes comentar esta noticia si no eres un usuario registrado y has iniciado sesión.
Si quieres, puedes registrarte o, si ya lo estás, iniciar sesión ahora.