Dolor y silencio al recordar a las víctimas de la matanza de Virginia, un año después

Blacksburg (EE.UU.).-  Con dolor, silencio y una profunda reflexión, los estudiantes y el profesorado de la Universidad Politécnica de Virginia recordaron hoy a las 32 personas que perdieron la vida en el tiroteo del 16 de abril del 2007.

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(EFE)

Con dolor, silencio y una profunda reflexión, los estudiantes y el profesorado de la Universidad Politécnica de Virginia recordaron hoy a las 32 personas que perdieron la vida en el tiroteo del 16 de abril del 2007.

Miles de estudiantes, profesores, empleados y familiares se congregaron esta mañana soleada en la explanada con césped del campus, donde el presidente de la Universidad, Charles Steger, abrió una ceremonia marcada por la congoja y la esperanza.

"Somos Virginia Tech y prevaleceremos", dijo Steger, repitiendo la consigna que lucían los universitarios en sus camisetas de color morado.

"Es una jornada para las lágrimas, sí, y también para reafirmar que seguimos adelante", dijo.

El 16 de abril de 2007 el estudiante surcoreano Cho Seung Hui, con antecedentes de trastornos psiquiátricos, mató a dos personas en un dormitorio y dos horas más tarde, en el edificio de aulas Norris Hall, dio muerte a 30 más y se suicidó.

Dos docenas de personas sufrieron heridas de bala o daños al saltar por las ventanas para huir del atacante, en un incidente que reabrió el debate en Estados Unidos sobre la posesión de armas de fuego y la venta a personas con antecedentes de desequilibrio mental.

El ataque de Cho consumó la peor matanza perpetrada por un solo civil en la historia reciente de Estados Unidos.

Se produjo, además, en la misma semana en que se cumplían los aniversarios del ataque en la escuela Columbine, de Colorado; la bomba en Oklahoma City, y el asalto policial en el predio de una secta religiosa en Waco, Texas.

La ceremonia la cerró el gobernador de Virginia, Tim Kaine, quien recordó la crueldad que supone que la mayor parte de las víctimas fueran jóvenes estudiantes.

"Sus vidas fueron demasiado cortas para todas las promesas y bondades que tenían dentro de ellos", dijo el Gobernador en un acto oficial de conmemoración dentro del campus.

El intento de superar el impacto de lo ocurrido hace un año, no ha impedido a muchos de los estudiantes echar la vista atrás y recordar a los compañeros desaparecidos.

Durante horas, cientos de ellos desfilaron lentamente ante las lápidas, rodeadas de flores, que recuerdan a las víctimas fatales del ataque de Cho, frente al edificio de la rectoría.

Entre los fallecidos se encuentran Juan Ramón Ortiz, de Puerto Rico, quien buscaba su maestría en Ingeniería Civil, y el peruano Daniel Alejandro Pérez, quien iniciaba en esta universidad sus estudios internacionales.

"Ortiz se había destacado como jugador de baloncesto, béisbol y atleta de pista en su país", recordó Steger.

"Le gustaba la música y amaba a Dios. Era un joven dedicado, paciente y responsable, apasionado por la ingeniería, por su esposa, su familia, la vida", agregó.

Pérez, añadió el presidente de la Universidad, "fue un atleta, miembro de la Sociedad Nacional de Honor, un estudiante que soñaba con unir a la gente y hacer un mundo pacífico".

Durante el día de asueto de clases, los estudiantes hicieron grupos que conversación, escucharon canciones, leyeron poesías y exhibieron fotografías. Muchos de los alumnos rehusaron hacer declaraciones a las decenas de periodistas que concurrieron al predio hoy.

En la tarde, los jóvenes se prepararon para una vigilia con velas que mantendrán toda la noche, tal como hace un año, cuando se congregaron para confortarse en la angustia y la pérdida de compañeros de estudio y profesores.

"O sobrevivimos o nos extinguimos", dijo en una conferencia de prensa Iswhar Puri, director del Departamento de Ciencia de Ingeniería y Mecánica de la UTV, quien estaba en el Edificio Norris cuando Cho cerró con cadenas las puertas y empezó a disparar una pistola Walter calibre 22 y una Glock calibre 9 milímetros.

La matanza en la Universidad Politécnica de Virginia reavivó la discusión sobre la posesión de más de 200 millones de armas de fuego y la venta fácil en muchos Estados del país.