La Universidad Tecnológica de Virginia recuerda a los estudiantes latinos muertos

Blacksburg (Virginia).-  Los dos latinos que murieron en la matanza perpetrada en la Universidad Tecnológica de Virginia, eran atletas destacados y estudiantes dedicados, afirmó hoy el presidente de la institución, Charles Stegel.

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El 16 de abril de 2007, el estudiante surcoreano Seung Hui Cho, armado con dos pistolas semi automáticas, mató a dos personas en un dormitorio y luego a otras 30 en el Edificio Norris de aulas, y se suicidó.

Más de 20 personas escaparon con heridas de bala o sufrieron daños al saltar por las ventanas.

Hoy, un año después, miles de estudiantes, profesores, empleados y familiares se congregaron en la explanada con césped del campus, donde el presidente de la Universidad abrió una ceremonia marcada por la congoja y la esperanza.

"Somos Virginia Tech y prevaleceremos", dijo Steger, repitiendo la consigna que lucían los universitarios en sus camisetas de color morado. "Es una jornada para las lágrimas, sí, y también para reafirmar que seguimos adelante".

La ceremonia la cerró el gobernador de Virginia, Tim Kaine, quien recordó la crueldad que supone que la mayor parte de las víctimas fueran jóvenes estudiantes.

"Sus vidas fueron demasiado cortas para todas las promesas y bondades que tenían dentro de ellos", dijo Kaine, en un acto oficial de conmemoración dentro del campus.

El intento de superar el impacto de lo ocurrido hace un año, no ha impedido a muchos de los estudiantes echar la vista atrás y recordar a los compañeros desaparecidos.

Durante horas, cientos de ellos desfilaron lentamente ante las lápidas, rodeadas de flores, que recuerdan a las víctimas fatales del ataque de Cho, frente al edificio de la rectoría.

Entre los fallecidos se encuentran Juan Ramón Ortiz, de Puerto Rico, quien buscaba su maestría en Ingeniería Civil, y el peruano Daniel Alejandro Pérez quien iniciaba en esta universidad sus estudios internacionales.

Daniel Alejandro Pérez Cueva "vino a Virginia desde Perú con su madre y su hermana", recordó hoy Stegel durante la ceremonia en la explanada Drillfield, donde 32 lápidas perpetúan la memoria de las víctimas fatales en la peor matanza perpetrada por un individuo en la historia de Estados Unidos.

Pérez, quien vivía en la localidad de Woodbridge y había ingresado a la UTV apenas siete meses antes de la tragedia, fue "un atleta destacado en la escuela secundaria, y fue miembro de la Sociedad Nacional de Honor", añadió Stegel.

"El enfoque central de sus cursos eran los estudios internacionales, porque Pérez soñaba con unir a la gente, a los pueblos, y con hacer un mundo más pacífico", dijo el presidente de esta universidad, casi 500 kilómetros al suroeste de Washington.

El joven "le había comprado una casa a su madre y se ocupaba profundamente de su familia y sus amigos", recordó Stegel. "Pérez tenía una sonrisa cautivadora y fue un modelo para todos los que lo conocieron".

El alumno puertorriqueño, quien había ingresado a la UTV también a fines de 2006, era un profesor asistente e investigador que buscaba su maestría en Ingeniería Civil.

"Ortiz jugó al baloncesto, al béisbol y fue atleta de pista en su país", indicó Stegel. "Fue miembro de la Sociedad Nacional de Honor. Le gustaba la música y amaba a Dios, tocaba los timbales en la iglesia".