Sociedadcableada, por Juan Varela
Un blog sobre los nuevos ciudadanos y medios digitales
MADRID.- La ley de la oferta y la demanda es implacable con la música: hay demasiada oferta, tanta que el precio de la música se aproxima a cero. Apple negocia con las discográficas un trato para convertir la música en un commodity, en un elemento de marketing para los móviles, los iPhone, los iPod, los reyes del nuevo negocio digital.
Tarjeta regalo de la iTunes Store de Apple
"El precio del contenido sigue cayendo. No sólo en música, donde el precio de la oferta (on line) se aproxima a cero". Son palabras de Michael Wolff en su libro Autumn of the Moguls, de 2004. "Esta es la razón principal: cuanto más accesible es el contenido, menos valor tiene".
Desde entonces la economía digital no está acabando sólo con los costes de comercialización y distribución, sino que afecta radicalmente al precio de los contenidos, sean música, información, televisión o cine.
El contenido no es el rey, como orgullosamente han dicho algunos de los herederos de la vieja cultura analógica. En la era de la información se paga por los aparatos y por la conexión: redes y servicios. El valor ha vuelto al hardware, que no puede distribuirse digitalmente. Y está, como siempre, en el canal de distribución: en las redes y los equipos que permiten acceder a los contenidos.
Apple quiere vender más iPhones, más iPods, por eso ofrece un trato a las discográficas para ofrecer libre acceso a su música a cambio de una prima en el precio de los aparatos móviles.
La empresa de Steve Jobs sigue la estela de Nokia con su Comes with music, su producto de marketing anunciado en diciembre pasado para ofrecer un año de canciones gratis en sus móviles. Eso sí, a menor precio. iTunes es el líder del mercado de las descargas legales, iPod es el rey de los reproductores mp3 y iPhone quiere ser el teléfono revolucionario para llevar toda tu vida, tus redes sociales y tus contenidos en el bolsillo.
Steve Jobs quiere imponer sus reglas, como cuando pidió el fin de la música con DRM al tiempo que Apple mantiene sus programas anticopia.
Los expertos calculan que los usuarios están dispuestos a pagar 64 euros (100 dólares) de sobreprecio por un móvil o mp3 con acceso a música o una suscripción de cinco euros mensuales (entre 7 y 8 dólares).
Con un 15% del negocio de la música en el mercado digital, según datos de la propia industria discográfica, la reinvención del negocio está a las puertas. Los modelos de suscripción vuelven a presentarse como alternativa a la música a cambio de publicidad cuando la recesión acecha el crecimiento de la inversión publicitaria.
Nokia lo tiene claro. Su apuesta son las redes sociales, los vídeos, las fotografías y la música en el móvil y en sus propios servicios de alojamiento y gestión de los contenidos de sus usuarios.
Apple va con ventaja. Ya tiene a una clientela fija y en crecimiento enganchada a sus equipos y a su tienda digital.
PriceWaterhouseCooper (PWC) calcula que la venta de CDs desciende un 7,5% anual en Europa. En España, más, debido al impacto de la piratería y las descargas.
Por eso nadie se puede sentar a esperar y ver, como ha dicho el cantante de R.E.M., Michael Stipe. El negocio cambia.
La música digital es un producto de marketing. Para vender móviles, para promocionar giras y conciertos o para conseguir compradores de más música.
Quizá ese sea el mejor de los negocios. Ofrecer canciones gratis o a bajo precio para conseguir que la gente escuche y compre más música.
¿Y los artistas?
Radiohead, Nine Inch Nails o R.E.M. experimentan con la música gratis como marketing de productos musicales con mayor valor añadido: canciones exclusivas, vídeos, cofres lujosos.
El problema para los artistas es doble: mantener los derechos de autor de su obra y no acabar atrapados por las propias nuevas redes de distribución, promoción y comercialización, las redes sociales o los buscadores, como repetidamente han insistido músicos como Billy Bragg o David Byrne. La paradoja del control 2.0.
El negocio de la música, no hay duda, está cambiando.
Si quieres firmar tus comentarios, regístrate o inicia sesión »
En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.
Juan Varela es periodista y bloguero.
La vida real y virtual en el ciberespacio y la actividad de los nuevos ciudadanos digitales. Una exploración de la vida cuando todos podemos ser medios. Los desafíos de la democracia y la ciudadanía digital. La cibercultura y las ideas que animan la vida digital y las identidades de dominio público en la era del ciborg sentimental.
Ir a:
Soitu.es se despide 22 meses después de iniciar su andadura en la Red. Con tristeza pero con mucha gratitud a todos vosotros.
Fuimos a EEUU a probar su tren. Aquí están las conclusiones. Mal, mal...
Algunos países ven esta práctica más cerca del soborno.
A la 'excelencia general' entre los medios grandes en lengua no inglesa.
Son los cien primeros, como podrían ser doscientos o diez. Lo importante es el concepto. La idea de tener unos días para llevar a cabo la transición desde la oposición al gobierno. Del banquillo, a llevar el dorsal titular. Nunca tendremos una segunda oportunidad de crear una buena primera impresión. Y los cien primeros días son esa primera impresión. Veamos su importancia.
En: E-Campany@
Recomendación: Albert Medrán
Son incapaces de ponerse en la piel de otros. No pueden llegar a sentir lo mismo que otras personas. Incapaces de ponerse, por un momento, en la piel del otro. Sin remordimientos, manipuladores, astutos. Capaces de engañar a otros en búsqueda de su propio interés. Vanidosos, megalómanos… Podría ser una definición de algunos de nuestros líderes. Pero no lo es. Así son los psicópatas, y algunos políticos, del modo en que actúan, parecen hacerlo como ellos.
En: E-Campany@
Recomendación: Albert Medrán
Política emocional. Política de las emociones. Transmitir emociones. Usar un lenguaje emocional… toda esa retahíla suele escucharse cuando proyectamos cómo deben ser los discursos del poder. Muchas veces nos gustaría ver en nuestros líderes ese punto emocional en los discursos. No porque nos parezcan más bellos, más interesantes; en el fondo lo que queremos es que nos hagan actuar.
En: E-Campany@
Recomendación: Albert Medrán
Por mucho que queramos comparar las realidades políticas a ambas orillas del Atlántico, la realidad es que la propia base de la misma es radicalmente distinta. Cuando en comunicación queremos reflejarnos en aquellos elementos más desarrollados de la política norteamericana topamos con un elemento cultural de primer orden: en Estados Unidos, la política puede ser entretenimiento. Aquí no.
En: E-Campany@
Recomendación: Albert Medrán
Lo sentimos, no puedes comentar esta noticia si no eres un usuario registrado y has iniciado sesión.
Si quieres, puedes registrarte o, si ya lo estás, iniciar sesión ahora.