Orozco-Estrada dice que quiere sacar otros colores al sonido contundente de la OSE

San Sebastián.-  El director titular de la Orquesta Sinfónica de Euskadi, el colombiano Andrés Orozco-Estrada, considera que el conjunto musical vasco tiene un "sonido contundente, convencido de sí mismo, con ego", al que él pretende imprimir su impronta para "sacarle otros colores".

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(EFE)

El director titular de la Orquesta Sinfónica de Euskadi, el colombiano Andrés Orozco-Estrada. EFE/Archivo

Orozco-Estrada, nacido en Medellín hace sólo 31 años, ha estrenado esta semana el primer programa de abono de su primera temporada al frente de la Orquesta Sinfónica de Euskadi, a la que se ha incorporado en sustitución de Gilbert Varga y Cristian Mandeal.

El viaje desde su habitación de Medellín, en la que de niño dirigía orquestas imaginarias, hasta la batuta titular de la OSE ha pasado por Viena, su lugar de residencia habitual desde que a los 19 años llegó allí para completar su formación musical.

Tras más de una década en Europa, Orozco-Estrada, quien también dirige la Tonkünstler de Viena, confiesa que entiende la vida "a la manera europea, austríaca, alemana", pero al mismo tiempo no pierde su origen latino -ni su acento- que le permite "no tener miedo a muchas cosas" y ser un músico "arriesgado, extrovertido y humano".

Aunque admite que no ha llegado a Europa para "intentar reivindicar o redescubrir la música clásica", no renuncia a dotarla de un "sello propio", para lo que apuesta por "conocer y entender las reglas" para "saber cómo romperlas".

Tras un primer contacto con la Sinfónica Vasca durante la pasada temporada en un viaje a Milán, Orozco-Estrada ha asumido ya con todos los galones la dirección de una orquesta que define como "muy profesional" y que tiene un sonido "con mucha energía, orgulloso y contundente".

Las primeras sinfonías de Beethoven y de Mahler conforman un primer programa de abono con sabor a debut que "encierra parte del trabajo" que Orozco-Estrada desea desarrollar respecto al tipo de repertorio y al "sonido diferente" que desea aportar a la Orquesta.

"Quiero un sonido diferente, en la manera de tocar, de frasear, buscando más transparencia, que la música hable por sí sola, sin ponerle adornos que no necesita", a diferencia de la tendencia que en su opinión sigue dándose en muchas interpretaciones.

Aunque admite que la OSE dispone de un repertorio "muy completo", en el que apenas detecta alguna laguna, como la Sinfonía número 6 de Mahler o "un par de sinfonías de Bruckner", el músico colombiano planea "sacar más partido al repertorio alemán, de la escuela vienesa", con el que él se siente "más en casa".

Considera que el centenar de conciertos que tiene por delante la orquesta esta temporada, casi 60 de ellos en los 14 programas de abono, no constituye una cifra excesiva, sino que se trata de un número "justo" y "aún pueden ser más". "La función principal de una orquesta es tocar al público", afirma con vehemencia.

Durante esta temporada la OSE sólo tiene prevista una salida, a Madrid, pero para la temporada 2010-2011 ya se está preparando una gira internacional, una vez superada la fase de mutuo conocimiento entre el nuevo director y los músicos del conjunto vasco.

Acercar la orquesta al público, también al más joven, constituye uno de sus retos, para lo que apuesta por reducir la "distancia" y casi "temor" con la que mucha gente percibe a los músicos clásicos.

"Al final no es tan diferente a un concierto de un conjunto de rock clásico, es más o menos lo mismo, sólo que en la orquesta son más músicos y todos hacen lo mismo. En realidad, la música clásica es un universo muy divertido, muy interesante y muy profundo además", reflexiona.

Orozco-Estrada recuerda que cuando comenzó a sentir su vocación musical resultaba difícil desarrollar la carrera en Colombia, sobre todo por la falta de "tradición", que está en Europa, y por el entorno, que le impedía escuchar conciertos con la asiduidad con la que puede hacerlo en las capitales europeas.

No obstante, se felicita del desarrollo que la música clásica ha experimentado en Colombia, donde, a semejanza de Venezuela, en los últimos años se han formado "orquestas pequeñas en las regiones, en las ciudades y en los barrios".

Él procura aportar a este resurgimiento a través de su colaboración con la Filarmónica de Bogotá, a la que intenta "traspasar todas esas experiencias y oportunidades" que vive en Europa, al tiempo que es consciente de que figuras musicales como él constituyen un modelo con el que los jóvenes de su país se pueden identificar. "Se demuestra que también es posible llegar a alguna parte siendo músico y colombiano, no tienes que ser futbolista, ciclista, corredor de Formula 1, o un narcotraficante famoso", añade.