Los comicios pueden traer la segunda transformación de Angela Merkel

Berlín.-  Los comicios legislativos del domingo próximo en Alemania pueden traer consigo una nueva transformación de la canciller federal, Angela Merkel, que, si logra su propósito de formar coalición con los liberales, podrá hacer más radical su apuesta por la economía de mercado.

La primera transformación de Angela Merkel se produjo hace cuatro años, cuando se formó la gran coalición que nadie había buscado y que se impuso forzosamente a falta de otras mayorías.

La coalición con el SPD iba justamente en contraposición de lo que Merkel había planteado durante la campaña, un programa hecho a la medida para aliarse con el FDP que contemplaba cosas como una desregulación del régimen de despidos y una simplificación del sistema fiscal.

La mujer que había llegado precedida de una aureola que la hacía ver como una especie de Dama de Hierro alemana -en clara comparación con Margaret Thatcher y sus recortes sociales en el Reino Unido- se convirtió, según muchos comentaristas, en la primera líder conservadora de un gobierno socialdemócrata.

Ahora, Merkel vuelve a coquetear con el FDP -ha dicho que hará coalición con ellos aunque tenga sólo un escaño de mayoría-, partido que no ha abandonado una línea que sus críticos suelen tachar de neoliberal.

La rebaja de impuestos, acompañada de una reforma radical del sistema fiscal, es el punto central del programa del FDP que también ha definido a la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel -sumada a su ala bávara la Unión Cristianosocial (CSU)- como su único socio de coalición posible.

El FDP quiere crear un nuevo sistema con sólo tres tarifas fiscales, la mínima sería del 15 por ciento y la máxima del 35, lo que favorecería ante todo a las personas de altos ingresos.

Actualmente, la tarifa mínima está en el 16 por ciento y la máxima en el 42 por ciento.

El programa de la CDU no van tan lejos como el del FDP pero apunta en la misma dirección en la medida en que las rebajas fiscales que se plantean serían ante todo para los ingresos grandes y medianos.

Así, por ejemplo, aunque la CDU quiere mantener la tarifa máxima del 42 por ciento, propone que ésta se aplique sólo a partir de un ingreso superior al que actualmente rige.

Aunque Merkel ha procurado mostrarse prudente dentro de la campaña y ha rechazado propuestas dentro de sus propias filas -especialmente de parte de la CSU bávara- de que se establezca una fecha fija para las rebajas el tema está abierto y suscita preguntas acerca de como será posible financiar esas reformas.

Los temores de muchos -que el Partido Socialdemócrata (SPD), Los Verdes y el partido La Izquierda han intentado cultivar durante la campaña- es que cualquier rebaja fiscal vendría acompañada de nuevos recortes sociales.

El candidato del SPD a la cancillería y actual ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, ha procurado sacar partido a esos temores recordando el programa con que se presentó Merkel a las elecciones hace cuatro años.

La consigna compartida del SPD, Los Verdes y La Izquierda durante las últimas semanas de la campaña ha sido el rechazo a una eventual coalición entre la CDU/CSU y los liberales.

Los sindicatos, sin hacer una recomendación electoral clara, si han advertido contra lo que ellos consideran el "peligro" de una llegada del FDP al gobierno, que podría fortalecer el ala neoliberal de la CDU/CSU.

Del lado de la CSU, el ministro de Economía, Karl-Theodor zu Guttenberg ya ha dicho que la población tiene que prepararse para asumir sacrificios y que tendrá que despedirse de muchas cosas de las que estaba acostumbrado.

Merkel se ha desmarcado de Guttenberg, su ministro estrella, en ese punto y ha procurado en las últimas semanas seguir dando la impresión de ser una política que busca el equilibro entre las reformas económicas y la equidad social.

El SPD, por su parte, vende la idea de que esa identidad de Merkel ha sido posible gracias a la presión social demócrata y advierte contra su segunda transformación, que podría venir si se concreta la esperada alianza con el líder liberal Guido Westerwelle.