Varios científicos urgen una gestión común de los escasos quebrantahuesos de Europa

Jaén.-  Científicos ponentes del II Congreso Internacional sobre el quebrantahuesos que la Fundación Gypaetus organiza en Jaén han urgido a que los centenares de ejemplares de este ave que sobreviven en Europa se gestionen como una única población para salvar esta especie en peligro crítico de extinción.

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José Antonio Donázar, de la Estación Biológica de Doñana (CSIC) y experto en el quebrantahuesos, ave llamada así porque se alimenta de huesos que arroja desde gran altura para romperlos, ha dicho a EFE que no hay riesgos genéticos por gestionar "como una población única" los escasos grupos de esta carroñera que quedan en Europa.

Este mensaje es relevante en España donde autoridades y entidades aragonesas que gestionan la población más importante de Europa -unas 140 parejas en Pirineos- cuestionan que desde 2006 se reintroduzcan en Andalucía ejemplares nacidos en cautividad porque consideran que su ascendencia euroasiática perjudicará genéticamente a la población pirenaica.

Tanto Donázar como su homólogo de la EBD José Antonio Godoy han enfatizado que estas reticencias "carecen de toda base científica" y han advertido de que la mayor amenaza para la población pirenaica no es su mezcla con ejemplares reintroducidos sino la baja supervivencia y el peligro de endogamia.

"Son más preocupantes los riesgos de pérdida de biodiversidad por endogamia de la población pirenaica que los de contaminar genéticamente unos supuestos linajes autóctonos sobre los que no existe ninguna evidencia científica", ha apostillado Godoy.

Para Donázar, la tasa de supervivencia de la población de Pirineos ha bajado peligrosamente "y es menor que la de los Alpes, cuya población procede de la cría en cautividad.

Ambos científicos de la EBD, coautores de un estudio genético del quebrantahuesos basado en 172 muestras de ocho poblaciones de varios países, y otros ponentes de este congreso han advertido de que el supuesto riesgo genético por mezclar poblaciones de quebrantahuesos es menos importante que la amenaza de extinción de esta especie.

"Los científicos estamos de acuerdo: o el quebrantahuesos sobrevive en toda la Europa mediterránea o no sobrevivirá en ninguna parte; las poblaciones de Andalucía, Pirineos, Alpes o de las islas mediterráneas van a tener un destino común y hay que gestionarlas de una manera común", ha apostillado Donázar.

El quebrantahuesos, con casi tres metros, es el ave de mayor envergadura de Europa tras el buitre negro y el leonado y sólo cuenta en este continente, además de las 140 parejas de Pirineos, con diez en Córcega y cuatro en Creta.

En los Alpes se ha logrado reintroducirlo tras liberar 160 ejemplares desde 1986, que han consolidado trece parejas que suman cincuenta nacimientos naturales, según Rafael Arlettaz, de la Universidad de Berna (Suiza).

Arlettaz ha defendido una "estrategia supranacional" para la gestión de esta especie y ha mostrado su sorpresa porque "muchas naciones trabajen sin una estructura supranacional que coordine sus actuaciones".

En su opinión, esta gestión "paneuropea" del quebrantahuesos debe priorizar la conexión entre las poblaciones de los Alpes y de los Pirineos con una reintroducción en el Macizo Central francés; "reconstruir" las poblaciones de los Picos de Europa y de Andalucía, y recuperar las balcánicas y las del norte de África.

Desde 1986 se intenta reintroducir el quebrantahuesos en el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén), donde en 1986 desapareció el último ejemplar, para lo que se han liberado catorce individuos de los que sobreviven diez que aún no han alcanzado la madurez sexual y que se dispersan por otras montañas españolas.

La reintroducción en Cerdeña ha fracasado tras morir envenenados los tres pollos liberados y esta especie se ha extinguido recientemente en los Balcanes.

En el alto Atlas marroquí sobreviven unas pocas parejas, al igual que en Kenia y Tanzania, y sólo Sudáfrica posee una población significativa de este ave, amenazada por la pérdida de hábitats, la desaparición de la ganadería y el aumento del uso del veneno.