Así viven en Washington D.C. su fiesta nacional

WASHINGTON, D.C.-  El 4 de julio es para los residentes de Washington una buena razón para salir corriendo de la ciudad. La fiesta nacional es la excusa de muchos norteamericanos para visitar la capital, algo así como el viaje obligado de la América profunda. Rodeados de chiringuitos de comida, esperan durante horas tirados en el césped a que empiece un espectáculo de apenas 15 minutos.

C.F.P.

Entre los asistentes, ciudadanos de todos los orígenes celebran la fiesta vestidos con la ropa tradicional de su país. Algo que no impide colocarse la bandera estadounidense. El 4 de julio es el día en que los conductores de autobús cuelgan la bandera en la ventana, los restaurantes decoran las mesas de blanco, rojo y azul y las calles se convierten en un desfile de moda en el que las barras y estrellas son la mejor apuesta.

C.F.P.

Y para los que no han venido hasta Washington —porque no se atreven a desafiar el tráfico de coches y aceras llenas de gente— el 4 de julio es el día de la barbacoa, la piscina, las cervezas con los amigos y los fuegos artificiales por la tele o, si hay suerte, al aire libre.

C.F.P.

En el caso de la capital estadounidense, la tradición es ver los fuegos artificiales desde la explanada que une el Capitolio con el Monumento Nacional, decorada para la ocasión y equipada con restaurantes y entretenimiento para los más pequeños. Miles de personas aprovechan este recinto rodeado de museos para visitarlos durante el día y contemplar el espectáculo al anochecer.

C.F.P.

A pesar de la afluencia de público de otros años y que Washington es destino turístico de moda desde que se mudó la familia Obama, este año la crisis ha aplazado los planes de más de uno. Aun así, el espectáculo se celebró por todo lo alto.

C.F.P.

Para culminar la tradición, los colores de la bandera tampoco faltan en los fuegos artificiales, en los que predominan la luminosidad de rojos y blancos.

En esta ocasión el viento no ha permitido lanzar los fuegos tan alto como en otras anteriores. Pero eso no frenó el aplauso de los asistentes. Alguno, mucho más ilusionado, intentó incluso animar a los vecinos a entonar las siglas U.S.A., aunque sin mucha suerte. El público quería ver el espectáculo tranquilo.

C.F.P.

En cuanto a las autoridades, el 4 de julio no faltan sus apariciones públicas para celebrar la herencia histórica y cultural del país, así como poder disfrutar de su bien más preciado, la libertad. Obama declaró ayer que "todos los americanos han luchado por una libertad que nos permite, sin importar nuestras ideas o experiencia, decidir el futuro de nuestra nación. La grandeza de América siempre ha dependido de cómo adopten sus ciudadanos dicha libertad y sirvan al deber que le acompaña".

C.F.P.

Obligada lección de historia. Los norteamericanos celebran el 4 de julio su fiesta nacional —la segunda más importante sólo después de Acción de Gracias— para rememorar que en el año 1776 firmaron el Documento de Independencia de las 13 colonias que darían después lugar a los Estados Unidos.

C.F.P.

Este sábado ha sido uno de los pocos días libres pagado por la empresa con los que cuentan los estadounidenses. Después del último cohete, vuelta a colapsar las calles de Washington con autobuses cargados de turistas, familias enteras buscando el nombre de la calle en medio de un paso de cebra, grupos que no respetan las normas de las escaleras del metro y toda la serie de razones que han hecho que la mayoría de los locales no pasen un 4 de julio en casa. Washington es para las prisas y la fiesta nacional sólo atrae turistas.

Para saber más:

• El 4 de julio, ¿te da urticaria el patriotismo?