Tráfico de drogas y prostitución en el juicio por la muerte de seis caballos de la familia Domecq

Toledo.-  El tráfico de drogas y el mundo de la prostitución salieron hoy a colación en el juicio que se inició hoy en Toledo contra los rejoneadores José Antonio C. y Manuel Buendía acusados de la muerte de seis caballos de la familia Domecq y que continuará el próximo 21 de julio.

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(EFE)

Momento del juicio contra los rejoneadores José Antonio C. y Manuel B., acusados de la muerte de seis caballos de la familia Domecq.

Los hechos que están siendo juzgados ocurrieron la noche del 2 de junio de 2001 cerca de un restaurante situado en el término de Ocaña (Toledo), junto a la autovía de Andalucía, donde se había estacionado el remolque de los caballos de los hermanos Antonio y Luis Domecq mientras sus cuidadores se disponían a cenar después de una corrida en la plaza de las Ventas y de regreso a Jerez de la Frontera.

La acusación particular que ejercen los Domecq sostiene que los acusados encargaron a unos sicarios colombianos a través de una prostituta quemar los caballos de Sergio Galán -que también participó en la corrida de Las Ventas- para eliminar así la competencia que les suponía este rejoneador en las corridas de toros.

Pero, según la acusación particular, en realidad los caballos que se querían quemar eran los del rejoneador Sergio Galán, que también participó en esa corrida, y los sicarios colombianos se equivocaron de blanco e incendiaron con gasolina el remolque de los Domecq.

La acusación particular piden para los acusados tres años de prisión para cada uno por un delito de daños y 800.000 euros de indemnización, mientras que la fiscalía no ejerce la acusación por falta de pruebas.

Después de tres suspensiones esta tarde se inició una vista oral plagada de incidencias que uno de los abogados de la defensa, Marcos García Montes, ha llegado a calificar como "surrealismo jurídico" porque en sus 38 años de ejercicio profesional "nunca he visto lo que he visto aquí esta tarde".

Se refería García Montes a un documento aportado hoy en la vista oral como prueba de la acusación particular y que elaboró el instructor de la Guardia Civil, aunque no fue entregado en su día al juzgado de instrucción de Ocaña, tal y como confirmó el propio agente de la Benemérita.

También compareció como testigo, con nombres y apellidos (en vez de identificarse con el número profesional) uno de los agentes que participó en la identificación de cuatro individuos (los sicarios) que días antes de los hechos estuvieron merodeando por la finca que Sergio Galán.

El agente, Félix M.B., que tampoco ha sido citado por el juzgado, dijo que el 28 de mayo de ese año se identificó a tres individuos que iban en un coche, pero, que al cuarto no porque dijo ser policía colombiano.

En la sesión vespertina de este juicio el juez decidió continuar con la vista oral el día 21 para escuchar las grabaciones de unas conversaciones telefónicas que el juzgado de Villena (Alicante) ordenó para el seguimiento de procedimiento por tráfico de drogas y en las que saldría a relucir el asunto de los caballos.

En este asunto de tráfico de drogas estaría implicada una prostituta que conoció en un club de alterne uno de los acusados, José A. Torrejón, quien dijo hoy en su declaración que la única relación que mantenía con ella era la de acostarse juntos y tomarse una copa, pero negó, al igual que el otro acusado, tener relación con los hechos.

En la vista oral compareció tras un biombo una testigo protegido quien relató que tras los hechos, estando en un pub oyó una conversación entre dos personas en las que se decía que 'Cati' les había contratado para quemar unos caballos y que a ella (a Cati) la contrató otra persona y que hablaban de un tal Manolo", aunque no recuerda su apellido y tampoco si se mencionó a un tal Antonio.

También les oyó decir que habían hecho la gestión pero que no habían quemado todos los caballos y que "los colombianos estaban enfadados porque no les habían pagado a pesar de haber arriesgado su vida".

La testigo protegido también oyó que en aquella "gestión" se quemó Holmer, que, según la acusación es el hijo de la prostituta Cati y que fue absuelto por el juzgado de Menores de Toledo en 2003 como único acusado autor de aquel incendio, aunque ni él ni el resto de los sospechosos han sido localizados.