"No al racismo", lema de las semifinales de la Copa Confederaciones

Johannesburgo.-  "No al racismo" es el lema que la FIFA adoptará durante los partidos de semifinales de hoy y mañana de la Copa Confederaciones que se disputa en Sudáfrica, según ha anunciado la propia organización, que pretende frenar la discriminación "no sólo en el fútbol, sino en la sociedad".

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(EFE)

Los jugadores brasileños (de izda a dcha) Julio Baptista, Robinho, Kaká y Elano, realizan ejercicios durante el entrenamiento que la selección brasileña realiza hoy en el estadio Ellis Park, donde mañana disputa la semifinal de la Copa de las Confederaciones frente a Sudáfrica.

Según el organismo internacional, unos minutos antes del inicio del encuentro, los capitanes de los equipos que se enfrentan (España y Estados Unidos, hoy; y Brasil y Sudáfrica, mañana) "leerán un manifiesto para alentar a los jugadores, oficiales y aficionados por todo el mundo a que digan 'no al racismo'".

Seguidamente, los equipos y los oficiales del partido posarán con una pancarta en la que se podrá leer "Di no al racismo" como parte del protocolo oficial del encuentro.

"El fútbol es un espejo de la sociedad y, desafortunadamente, incluso en estos tiempos, nuestro juego sigue estando manchado por el racismo", confiesa la FIFA en su comunicado, que por otra parte subraya que este deporte tiene "el poder de unir a jugadores y entrenadores (...) a través de la disciplina y el respeto mutuo".

"No hay lugar en el fútbol para el racismo", afirma el presidente de la FIFA, Joseph Blatter.

Además de decir "no al racismo", la FIFA, durante esta octava edición de "Días Anti-discriminación", pretende apoyar "la solidaridad, el respeto y la tolerancia, que son valores básicos en nuestro juego".

En relación con esta iniciativa, el ministro de Asentamientos Humanos de Sudáfrica y miembro del Comité de la FIFA por el Juego Limpio y la Responsabilidad Social, Tokyo Sexwale, afirmó que "está claro que (...) no solucionará el problema (del racismo) en general, pero lanza un mensaje muy claro".

Sudáfrica, que este mes ha estado albergando la octava edición de la Copa Confederaciones y que el año que viene organizará el Mundial de fútbol, vivió hace poco más de un año una violenta ola de xenofobia que se cobró la vida de al menos 62 personas al atacar una turba armada con palos, piedras y bidones a centenares de inmigrantes.

Además, cientos de ellos resultaron heridos y cerca de 20.000 fueron desplazados en los ataques xenófobos que comenzaron el 12 de mayo de 2008 en la barriada de Alexandra, norte de Johannesburgo, y se extendió rápidamente a otras zonas marginales de la capital financiera de Sudáfrica.

Los agresores acusaban a los extranjeros de ser responsables de actos de delincuencia y también de que les quitaban puestos de trabajo, la mayoría de los cuales eran zimbabuenses y mozambiqueños, aunque también fueron atacados ciudadanos de Malaui y de Somalia y se registraron algunos enfrentamientos entre miembros de varias etnias sudafricanas que mantienen rivalidades ancestrales.

Sudáfrica, un país de 47 millones de habitantes, tiene uno de los mayores índices de criminalidad del mundo, con unos 18.000 asesinatos al año y unas 55.000 violaciones. La mayoría de los crímenes se producen entre parientes, vecinos o conocidos.