Nuestro equilibrio emocional, a merced del vaivén del Ibex-35

El 'estamos en crisis' se ha convertido en una coletilla que aparece en cualquier conversación estos días. La locura económica se ha instalado en nuestras vidas a un ritmo vertiginoso que le rompe los esquemas hasta al más pintado, pero si no queremos perder los papeles, lo psicólogos recomiendan mantener la calma. Aunque la crisis tenga mucho de psicológico, si nos dejamos llevar por la histeria colectiva los efectos para nuestra salud mental pueden ser muy negativos.

(EFE)

Es un hecho indiscutible que la economía no está en su mejor momento, pero que con nuestra actitud ponemos nuestro granito de arena en empeorarla, también. Es lo que se conoce como la profecía autocumplidora que nos lleva a comportarnos como si estuviéramos en crisis porque eso es lo que hemos escuchado en las noticias.

"El factor psicológico en la economía es de extrema importancia —explica Iñaki Piñuel, profesor de Organización y Recursos Humanos de la Universidad de Alcalá—, aunque no hay que pasar por alto que en esta ocasión hay un factor objetivo: la crisis de la construcción". Como en ocasiones anteriores, la conciencia de 'estar en crisis' ha jugado un papel fundamental. "Es como una bola de nieve. La gente se retrae a la hora de comprar aunque tenga los mismos ingresos y eso lleva a la falta de liquidez en los mercados. Como lo que ocurre en los fenómenos de pánico, que se contagian aunque no tengas muy claro el origen". Esos fenómenos de pánico a los que se refiere son los causantes de las grandes caídas de las bolsas y los que desencadenaron situaciones como el crack del 29.

La sensación de miedo ante la incertidumbre no es la única consecuencia psicológica de esta crisis. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que la situación económica que atravesamos provocará un aumento de casos de estrés, depresión y desórdenes mentales. "Por el momento, las consecuencias se notan en los pacientes que ya tenemos, que ven sus problemas agravados por la crisis. Hasta dentro de unos meses no empezarán a venir nuevos pacientes porque, en estas situaciones, la gente intenta resolver los problemas con sus propias herramientas hasta que ya no pueden más y tienen que acudir a un profesional", asegura el psicólogo Daniel Peña. "Ocurrió lo mismo con el 11-M. La primera oleada de pacientes llegó 3 o 4 meses más tarde".

Los problemas a los que se refiere Peña no sólo son el estrés o la depresión que pueden producirse por la pérdida del empleo o por la incertidumbre. La mala situación de una empresa puede llevar a dilemas éticos y conflictos personales. Pongamos un ejemplo: el empleado de una empresa (como un banco) que duda entre admitir ante sus clientes la mala situación de su compañía o intentar mantener el tipo. Probablemente, la honestidad y su responsabilidad con sus clientes le llevaría a contarles la verdad y aconsejarles tal o cual cosa. Pero sabe que si lo hace, contribuirá al pánico colectivo que puede poner en peligro su puesto de trabajo.

"Es lo que en psicología se conoce como disonancia cognitiva", explica Peña. "Hay dos fuentes distintas que influyen sobre el individuo y le crean un sentimiento de culpa. En una crisis económica y financiera, este tipo de conflictos surge sobre todo entre vendedores, comerciales y empleados de banca y puede tener consecuencias muy negativas sobre el individuo. Todo depende de si le afecta más o menos, de su grado de empatía".

"Desgraciadamente, el 80% de la gente suele elegir la opción de no hacer nada", explica Iñaki Piñuel. "El primer interés es el propio tanto de políticos, banqueros o gente de a pie. La mayoría no dirá nada pero no por no crear una alarma social sino por no poner en peligro su puesto de trabajo, aunque eso perjudique a otro. Pero eso es lo que crea conflictos que a veces no puede resolver uno solo".

La confianza, un factor clave

Con la que está cayendo, parece que un par de consejos no harán que la situación mejore mucho pero hay un par de claves para ver la luz al final del túnel económico. Al igual que la profecía autocumplidora puede hacer que se tambalee todo un sistema, también puede ayudar a conseguir un efecto inverso. "No se puede negar que la realidad es, en buena manera, lo que se quiere que sea. Pero hay una cuestión clave que es la pérdida de confianza y que no se puede reestablecer sólo con pensamientos positivos", explica Piñuel.

"Para salir adelante, las empresas necesitan más que nunca un jefe que ejerza su papel de líder y que tenga las directrices muy claras", indica Rubén Moreno, psicólogo clínico. Moreno coincide con Piñuel en que recuperar la pérdida de la confianza (en el sistema, en la empresa, en los compañeros) es esencial para poder seguir adelante. "Si la situación económica ha conseguido desequilibrarte en tu trabajo, necesitas alguien que te sostenga, que trabaje duro para que no cunda todavía más el pánico", asegura.