Visitas a Cuzco y Macchu Picchu completan expedición Tahina-Can Bancaja

Cuzco (Perú).-  La aproximación a las peculiaridades de Cuzco, la capital histórica del Perú, y la visita al santuario preincaico de Macchu Picchu, a 112 kilómetros de la ciudad, completaron la actividad de los integrantes de la expedición Tahina Can Bancaja, que desde hace diez días completa su programa en el país.

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(EFE)

Macchu Picchu de Cuzco.

La expedición, integrada por sesenta estudiantes universitarios españoles, ha sido organizada por la Universidad Autónoma de Barcelona y patrocinada por Bancaja.

Pere Oriol Costa, director de la expedición, afirmó a EFE que los trabajos realizados por los alumnos "son de mucho nivel", lo que demuestra que se ha producido la inmersión en la cultura peruana que se pretendía.

"Nuestro objetivo era desarrollar un proyecto turístico que va mucho más allá del turismo a partir del respeto y de una serie de contactos interesantes con los habitantes y la naturaleza del Perú", dijo Costa.

Para José Lledó, responsable de Bancaja en la expedición, "los objetivos previstos se han cumplido, ya que el programa se ha completado al cien por cien, sin ningún tipo de incidencia y con un gran aprovechamiento por parte de los participantes, a pesar de que éste era muy exigente tanto físicamente como por la actividades desarrolladas".

Tras visitar Lima, Arequipa, Puno y la isla Taquile, los expedicionarios han conocido en Cuzco el eje neurálgico del mundo andino, con especial atención al centro histórico de la ciudad, pero también han entrado en contacto con ONG,s locales, con expertos en el folclore preincaico y con chamanes de la cultura de esta parte del país.

En las inmediaciones de la ciudad, que está situada a 3.300 metros de altitud, también pudieron comprobar las peculiaridades culturales de la ciudad de Chinchero, así como un parque natural dedicado a los cuatro camélidos de Sudamérica (llama, alpaca, vicuña y guanaco) que constituyen una parte fundamental de la cultura de las zona.

La última jornada del viaje estuvo destinada a la visita al Macchu Picchu, el santuario prehispánico situado a 2.400 metros de altura y que los conquistadores españoles nunca llegaron a conocer, ya que la comunidad científica internacional entró en contacto con el santuario a partir de 1911.

El profundo conocimiento de la naturaleza demostrado tanto por la culturas anteriores al mundo inca como por los propios incas, con una especial incidencia en la astronomía y los ciclos de las estaciones, así como los pormenores de la estructura socio-económica de aquella civilización fueron dadas a conocer a los estudiantes por especialistas en esa ciudad de marcado carácter religioso.

La anécdota menos grata de la jornada fue la que se produjo en el viaje de vuelta en tren desde Aguas Calientes, junto al Macchu Picchu, hasta Ollantaytambo.

El tren recorre 42 kilómetros entre ambos lugares por un angosto valle junto al río Urubamba. Aproximadamente a mitad del camino todos los expedicionarios pudieron comprobar que se había registrado un incendio de importancia y que muchos habitantes de la zona se aprestaban a tratar de sofocarlo.

El fuego se había detectado a primera hora de la mañana, poco después de que los expedicionarios hubieran realizado el viaje en dirección al Macchu Picchu.