El incremento de grandes prematuros aumenta riesgo lesiones cerebrales

A Coruña.-  Galicia registró el pasado año más de 21.400 nacimientos, de los cuales el 10 por ciento (2.140) fueron prematuros, y, de éstos, 322 bebés pesaron menos de 1.500 gramos.

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(EFE)

Una enfremera atiende en una incubadora a un neonato.

Esta cuestión preocupa a los especialistas en salud infantil consultados por Efe, ya que la edad gestacional y el peso al nacer están asociados al riesgo de parálisis cerebral, un trastorno que, en la actualidad, puede afectar a 2,5 por cada mil recién nacidos.

Hoy en día, la parálisis cerebral es uno de los trastornos que con mayor frecuencia generan discapacidad en la infancia, por eso en las unidades de atención temprana los esfuerzos se centran en los diagnósticos precoces, que permitan localizar cuanto antes las lesiones, con el objetivo de corregirlas, algo posible si se tratan a tiempo.

Una de estas unidades especializadas es la del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña, que este año cumple su 30 aniversario de cuidado y trabajo con niños de 0-6 años y donde se han tratado más de 25.000 menores desde su fundación.

El jefe de este servicio, el doctor Javier Cairo Antelo, destacó, en entrevista con Efe, que uno de los cambios detectados en la última década es el incremento en los partos prematuros, especialmente los considerados grandes prematuros, es decir, bebés con menos de 1.500 gramos, que en estos momentos alcanzan un índice de entre un 15 y un 20 por mil de los recién nacidos.

Por eso, explica Cairo, "es muy importante advertir de que el riesgo de parálisis ha crecido", pero, indica, al mismo tiempo ha descendido la gravedad del trastorno y han mejorado los tratamientos y sistemas de diagnóstico que permiten distinguir posibles problemas ya en la etapa de gestación.

En este sentido, incide en la necesidad de seguir todo el proceso de embarazo, con el fin de realizar diagnósticos lo más precoces posible, ya que las afecciones del bebé pueden darse en tres fases distintas: las prenatales (antes del nacimiento), las perinatales (en las primeras semanas de vida) y las posnatales (meses después del nacimiento).

Las nuevas tecnologías, la investigación y los nuevos métodos de estimulación temprana "nos dejan coger estas afecciones a tiempo y recuperar así la parte dañada del cerebro", argumenta Cairo Antelo, quien pone sobre la mesa la necesidad de personalizar cada tratamiento, dado que "cada persona tiene su proceso de maduración cerebral y la presión puede producir efectos negativos".

Destaca aquí Cairo que el trabajo en las unidades especializadas permite en muchos casos que, gracias a la plasticidad cerebral en los tres primeros años, sea posible suplir células destruidas, lo que posibilita que no se desarrollen deficiencias mayores.

"Son muchos los casos, incide, en los que, si somos capaces de detectar el problema a tiempo, podemos normalizar la situación y evitar consecuencias irreversibles", afirma, por lo que llama a la observación de todo el entorno ante cualquier anomalía detectada, ya que "sólo un modelo coordinado social-sanitario y educativo puede dar resultados efectivos en la atención temprana".

Subraya el jefe de esta unidad, galardonada en el año 2005 con el premio Reina Sofía en rehabilitación, que "no estamos hablando de una enfermedad degenerativa, sino de lesiones o malformaciones en el desarrollo del cerebro".

Según los cálculos de este departamento hospitalario, en el que trabajan en estos momentos 18 especialistas de distintas disciplinas sanitarias y asistenciales, el 50 por ciento de los casos de daño cerebral infantil tienen su origen en el periodo prenatal, otro 25 por ciento en el neonatal y un 25 por ciento se instauran a lo largo de la infancia.

Para ello, se amparan en las cifras que les ha reportado su trabajo de los últimos años, con 800 nuevos casos el pasado ejercicio y más de 2.700 revisiones en el mismo periodo.

Mientras que las causas de la prematuridad siguen sin conocerse con certeza, sí se sabe que hay factores como el estrés, los embarazos múltiples o determinadas infecciones que pueden ocasionar afecciones en el feto, pero no existe por el momento seguridad sobre las causas que provocan un parto prematuro.

Respecto a la causalidad que obliga a un tratamiento de atención temprana, la mayoría de las veces tiene su origen en afecciones del sistema neurológico, el 10 por ciento en afecciones psico-afectivas conductuales y en un 5 por ciento de los casos en cuestiones sensoriales.