El camino hacia la Casa Blanca pasa por el Viejo Oeste americano

Denver (EE.UU.).-  El "Oeste americano" evoca imágenes de héroes justicieros que restauran el orden en ciudades sin ley. El candidato presidencial que capture ese mito y a los votantes de la zona podría ganar las elecciones en noviembre.

Patty Limerick, presidenta del Centro del Oeste Americano en la Universidad de Colorado en Boulder, recordaba el pasado fin de semana una ilustrativa anécdota histórica en un artículo de opinión publicado por el diario The Wall Street Journal.

La anécdota gira en torno a Alfred Packer, quien, en el duro invierno de 1874, partió con otros cinco aventureros rumbo a las nevadas montañas del sur de Colorado.

Cinco semanas después Packer seguía vivo. Sus compañeros no, lo que le ganó fama de asesino y caníbal en el imaginario colectivo de la región de las Rocosas, como se conoce a los ocho estados situados en la zona de las Montañas Rocosas (Arizona, Colorado, Idaho, Montana, Nevada, Nuevo México, Utah y Wyoming).

Su leyenda, dijo Limerick, adquirió un tono político después del comentario realizado aparentemente por el juez durante su juicio.

"Había siete demócratas en el Condado de Hinsdale y usted se comió a cinco de ellos", habría dicho el magistrado a Packer.

El episodio refleja el escaso protagonismo histórico que los demócratas han tenido en la región de las Rocosas, donde ha resonado a lo largo de los siglos el mensaje republicano de escasa intervención estatal y defensa del espíritu emprendedor y la iniciativa individual característicos de los pioneros del Oeste.

Los "western" o "películas de vaqueros" utilizaron en muchos casos la metáfora del Oeste como una virtud para expresar la dependencia en el valor y el talento de uno mismo.

Pero esos estados, a los que tradicionalmente se ha considerado rojos, el color de los republicanos, y no azules, la tonalidad demócrata, han empezado a cambiar y se consideran "estados púrpura" en este ciclo electoral.

El atípico perfil de los republicanos del Oeste, que son defensores de "vivir y dejar vivir" y aunque pueden oponerse a título personal a temas como el aborto no suelen estar a favor de leyes que lo prohíban, podría explicar la progresiva transformación.

A eso se suma el que son conservadores en temas fiscales y defensores del medio ambiente, dos terrenos en los que también discrepan con el presidente George W. Bush.

Cinco gobernadores demócratas, Bill Richardson, de Nuevo México, Janet Napolitano, de Arizona, Bill Ritter, de Colorado, Dave Freudenthal de Wyoming y Brian Schweitzer de Montana dieron esta semana la bienvenida a la región a sus correligionarios durante la Convención Demócrata que se celebró hasta ayer en Denver.

Hace tan solo ocho años, en el 2000, los ocho estados estaban regidos por gobernadores republicanos y la mayoría votaron por el actual inquilino de la Casa Blanca.

Hace cuatro años Bush ganó en Colorado, Nevada y Nuevo México por solo 127.011 votos en total. Si el entonces aspirante demócrata, el senador John Kerry, se hubiera impuesto en los tres estados estaría ahora en la Casa Blanca.

Temo Figueroa, director de la campaña de Barack Obama para el mercado hispano, dijo estar convencido en una entrevista reciente con Efe de que si el candidato presidencial demócrata gana en esos tres estados "es presidente".

Las frecuentes visitas a la zona del aspirante republicano a la Casa Blanca, John McCain, senador por uno de los estados del Oeste, Arizona, demuestran que en el bando republicano la victoria en la región también se considera crucial.

Las encuestas sitúan o bien ligeramente en cabeza a Obama o un empate entre él y McCain en Colorado, Nevada y Nuevo México.

Limerick, la experta de la Universidad de Colorado, cree que la diferencia podría estar en cuál de los dos "presidenciables" logra proyectar mejor la imagen de "héroe" del Oeste.

McCain tiene a su favor el ser un héroe de la guerra de Vietnam.

Obama y su meteórica trayectoria encarnan, por su parte, uno de los viejos ideales del Oeste: el del hombre hecho a sí mismo. Su deseo de restaurar el orden en Washington, "ciudad sin ley", también reflejaría el espíritu de los primeros pioneros.