Scolari pone fin a su etapa lusa tras devolver a Portugal al mapa futbolístico

Basilea (Suiza).-  El técnico brasileño Luiz Felipe Scolari cerró su etapa como seleccionador portugués tras cinco años y medio en los que su trabajo sirvió para volver a ubicar al equipo luso en el mapa futbolístico.

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(EFE)

El técnico de la selección portuguesa de fútbol, Luiz Felipe Scolari, reacciona al finalizar el partido de los cuartos de final de la Eurocopa 2008, en el estadio St. Jakob-Park de Basilea, Suiza.

A pesar del sinsabor que deja la eliminación en los cuartos de final de la Eurocopa 2008 ante Alemania -tras haberse marcado como objetivo estar entre los cuatro mejores de Europa-, la aportación de Scolari a Portugal ha sido sobresaliente, tanto por resultados como por el carácter que le inculcó.

Tras años de sinsabores en el fútbol portugués, salvo alguna mínima excepción, la federación de fútbol lusa quiso celebrar a lo grande la Eurocopa 2004 que debía organizar y ese objetivo pasaba por una actuación memorable de su selección.

Para ello, en 2003 Gilberto Madaíl, presidente de la FPF, decide contratar al entonces técnico campeón del Mundo, ya que Scolari había liderado seis meses antes a la selección de Brasil al quinto título mundial de su historia en el campeonato de Corea y Japón.

Pero a pesar de llegar con el título de campeón del mundo bajo el brazo los inicios en Portugal no fueron sencillos y tras unos primeros meses en el equipo las críticas a su filosofía de juego y decisiones arreciaron en Portugal.

Pero 'Felipao', con un carácter férreo y con una fe inquebrantable en sus ideas, mantuvo su doctrina, convencido de que era el camino hacia el éxito para Portugal y su objetivo único fue demostrarlo sobre el terreno de juego.

Si sus tácticas fueron discutidas, no menos algunas de sus decisiones sobre los jugadores elegidos. Si con Brasil no le tembló el pulso para prescindir del díscolo Romario, en Portugal no dudó en hacer desaparecer de las convocatorias al meta Vítor Baia, el favorito del gran público, en favor de un discutido Ricardo Pereira.

También plantó cara a pesos pesados portugueses -Luis Figo incluido- por cuestionar su decisión de llevar a un jugador de origen brasileño y nacionalizado portugués como Deco. Su palabra era ley, si bien supo hacerse con las riendas del vestuario, detractores iniciales incluidos.

En esa reconversión tuvo mucho que ver el carácter del técnico, en el que aúna dos personalidades opuestas, al ser capaz de convertirse en un sargento a la hora de dirigir a sus jugadores pero también de mostrar un lado paternalista y proteccionista con el futbolista si las circunstancias lo aconsejan.

Llegado el momento de la verdad, la situación, lejos de mejorar, empeoró, ya que aunque tenía ganados a los jugadores, la derrota en el partido inaugural ante Grecia en la Eurocopa 2004 hizo tambalear los cimientos en los se asentaba el proyecto Scolari.

Dos victorias ante Rusia y España en la fase de grupo relanzaron al equipo y a una afición local que empezó a creer en el equipo y en Scolari. Las victorias crearon una comunión entre equipo y afición que fue en aumento conforme el equipo avanzó en el torneo.

La sufrida victoria ante Inglaterra en los penaltis en los cuartos de final dio paso a otro triunfo en semifinales frente a Holanda, que situó a Portugal en la final, el logro más grande alcanzado en su historia y que ofrecía la posibilidad de vengar la afrenta del partido inaugural ante Grecia.

Sin embargo, de nuevo el equipo heleno, en la que supuso quizá la sorpresa más grande en la historia del torneo, repitió triunfo y se adjudicó el título, privando a los lusos de la gloria máxima.

Portugal ratificó en el Mundial de 2006 que el subcampeonato conseguido dos años antes en la Eurocopa no fue casualidad ni debido a su condición de anfitrión, y tras superar la fase de grupos con tres victorias en otros tantos partidos, acabó con Holanda en octavos de final y, de nuevo con Inglaterra desde la tanda de penalti, en cuartos.

Sólo Francia apartó al equipo portugués de la final, mientras que en la final de consolación Alemania le arrebató el tercer puesto (3-1). El jueves pasado, en la Eurocopa 2008, de nuevo los alemanes se cruzaron en el camino luso para impedir a Scolari cerrar su periplo luso con más brillantez.