Scolari, el hombre que relanzó a Portugal, pone fin a su aventura lusa

Ginebra.-  El técnico brasileño Luiz Felipe Scolari decidió poner fin, tras comprometerse con el Chelsea inglés para las tres próximas temporadas, a una aventura lusa que se ha prolongado por cinco años y medio y en la que relanzó a Portugal tras muchos años de ostracismo en el concierto internacional.

'Felipao', sobrenombre con el que se le conoce principalmente en Brasil, se hizo cargo del combinado portugués en 2003 tras haberse proclamado campeón del Mundo con la selección brasileña en 2002 y desde entonces Portugal fue subcampeona de Europa en 2004 y alcanzó la cuarta plaza en el Mundial de Alemania en 2006.

Ahora, Scolari y Portugal ya tienen el billete para los cuartos de final de la Eurocopa'08 en la mano pese a que aún le falta un partido por disputar de la fase de grupos.

Hace cinco años y medio, la Federación Portuguesa de Fútbol optó por el campeón del mundo brasileño en su deseo de ofrecer la mejor imagen e incluso pelear por el título de la Eurocopa de la que su país sería anfitrión en 2004.

Pero los comienzos de Scolari en Portugal no fueron fáciles, pues llegada la hora de la verdad un tropiezo sonoro en el debut de la Eurocopa portuguesa, ante Grecia, motivó serias críticas a su sistema 4-2-3-1, que desde los medios de comunicación y también desde la calle, le pedían que variase, tras año y medio en el cargo para preparar el torneo.

Además, antes, en la preparación para la Eurocopa, los ataques desde los medios de comunicación del país arreciaron al no lograr derrotar a ninguna de las selecciones con cierta entidad a las que se enfrentó.

Con carácter y empecinado, Scolari mantuvo contra viento y marea sus ideas futbolísticas y en los dos siguientes partidos de la fase de grupos, logró con las victorias ante Rusia, y sobretodo ante sus vecinos, España, acallar todas las voces en contra y pasar a ser casi venerado en Portugal.

La victoria en los penaltis ante Inglaterra, que servía para vengar la afrenta sufrida ante ellos en el Mundial de 2002, hizo explotar de júbilo a toda una nación que ya hablaba de incluir entre sus héroes al locuaz y a veces dicharachero brasileño que había sabido sacar lo mejor de una selección necesitada de éxitos internacionales.

Además, Scolari supo imbuir a sus jugadores de la filosofía de la trayectoria partido a partido, que no se cansa de repetir, aunque los triunfos de los suyos les sitúen en el grupo de favoritos al título en las últimas grandes competiciones.

Tras doblegar a Holanda en la semifinal, de nuevo una 'tragedia griega' similar a la jornada inaugural, con la derrota en la final ante el conjunto heleno, privó al equipo luso de 'su' título pero con su trayectoria había subido el caché de Portugal tras años de ostracismo.

Otro de los puntos de conflicto y que muestra su férreo carácter fue la de decantarse en aquel entonces por el guardameta Ricardo Pereira, hoy en el Real Betis, frente a un más renombrado Vítor Baía, antiguo cancerbero del Barcelona y en ese momento guardameta de un Oporto que acababa de ganar la Liga de Campeones.

La cuarta plaza conseguida por el equipo luso en el Mundial 2006, ratificó que el equipo se había empapado de la fuerte personalidad de un Scolari devoto de la Virgen de Caravaggio y del estratega militar confucionista Sun Tzu, principalmente de su obra "El arte de la guerra", que propugna el engaño y someter al enemigo sin luchar.

Nacido en Río Grande do Sul, de cuya su condición de "gaucho" hace gala con frecuencia, también exhibió su autoridad inflexible ante la "vieja guardia" portuguesa de los Figo, Rui Costa y Pauleta, cuando éstos vieron con malos ojos la inclusión en el equipo de Deco, de origen brasileño, porque no había nacido el Portugal.

Del mismo modo, en Portugal, y allá donde vaya como técnico, Scolari exige la máxima fidelidad a sus jugadores de confianza, una disciplina espartana y fe en sus posibilidades.