Cow Parade, la invasión de las vacas 'locas' en San José

SAN JOSÉ (COSTA RICA).-  Han pasado algunas semanas desde que 120 vacas coloridas invadieron la ciudad, y la fiebre por el arte urbano es ya un fenómeno popular en la capital costarricense, de unos 2 millones de habitantes. Se trata del Cow Parade, el evento de arte contemporáneo nacido en Suiza en 1998, y que por primera vez se realiza en un país centroamericano.

C. Cambronero

Una de las vacas artísticas de Cow Parade.

En menos de un mes, las vacas decoradas por cien artistas ticos (o residentes en Costa Rica), se han convertido en las absolutas protagonistas de bulevares y parques de San José, permitiendo que miles de curiosos redescubran como destino a una ciudad que por momentos parece condenada a no ser más que un punto de tránsito entre las zonas periféricas.

Familias enteras visitan la capital, llenando las aceras de sonrisas, curiosas y de admiración. Las vacas son, por estos días, el principal tema de conversación en el país. Todo mundo tiene que ver con ellas, y quiere verlas.

Tras una campaña de expectativa no muy ambiciosa el Cow Parade tomó por sorpresa a muchos josefinos, que regresaron de las vacaciones de Semana Santa para encontrarse con una ciudad poblada por las nuevas inquilinas. Muchos reaccionaron con sorpresa. La primera noche en que las vacas permanecieron a la intemperie se registraron algunos daños en al menos 7 piezas. Varios de los artistas se apresuraron a reparar sus obras en el Parque Central, justo a tiempo para la inauguración del evento, y frente a la mirada atenta de transeúntes y palomas. La condena de la opinión pública, algunos rótulos informativos y unas cuantas vallas de seguridad, se encargan de garantizar ahora la integridad del ganado de colores.

La creatividad de los artistas locales ha sorprendido a los visitantes. Entre las vacas hay de todo: la Vaca-sarse se exhibe en el atrio de una iglesia como una novia kitch a punto de dar el paso definitivo. La Vaca-leta emula a una paleta de helado más que popular entre los ticos. La Disco-cow está cubierta de espejos como una gran bola de discoteca. Una vaca con dos enormes ruedas recuerda a la carreta típica costarricense, la vaca Bistec encebollado está a punto de ser cocinada en una gigantesca sartén, la Tubo tubo baila cual cabaretera en una esquina de la concurrida Avenida Central y la Cow-nopy cuelga de un árbol sostenida por un arnés y una polea, recordando el canopy-tour, un deporte de aventura que -según la leyenda- se inventó en Costa Rica.

El Cow Parade alcanzó eco internacional después de realizarse en Chicago en 1999. Desde entonces las vacas han poblado las calles de Nueva York, Barcelona y Vigo en España, Lisboa, Atenas, Londres, París, México, Buenos Aires, Sao Paulo y Tokio, por mencionar sólo algunas ciudades.

Aquí las vacas están por todas partes, y se quedarán en la calle por tres meses más, posando para las fotos. Asaltan a los pasantes como lunares psicodélicos en una ciudad que lucha por recordarse a sí misma tras un olvido de algunas décadas. El Cow Parade llega como una oportunidad para recuperar el espacio público, tomado por el 'smog', el tráfico y el comercio ambulante, y devolvérselo a la gente. A los ciudadanos.

C. Cambronero

Las nuevas inquilinas estarán en la ciudad tres meses más.