Primeras impresiones tras aterrizar en Mondragón

MONDRAGÓN.-  El peaje que sirve de entrada a Mondragón desde la carretera de San Sebastián es hoy algo mucho más denso que un peaje. Un ramo de flores y dos velas recuerdan que allí trabajaba Isaías Carrasco, el ex concejal socialista asesinado por ETA. Sus compañeras tienen prohibido hablar de él. Obligadas a mantener la compostura. "¿Tienes un mechero para encender las velas que el viento ha apagado?", me pregunta una empleada.

A. L.

Las velas en la ventanilla del peaje de la autopista.

A continuación, y sin abandonar el peaje, tres agentes de paisano piden la documentación sin preocuparse de esconder el arma. Un intercambio de preguntas y sigue la ruta hacia el ayuntamiento, donde hay un desfile de caras conocidas y donde se arremolina la población: "Los periodistas sólo venís a Mondragón por estas cosas", exclama una vecina. "¿Sabías que Mondragón es la cuna del cooperativismo?", pregunta orgullosa. Y es cierto. La cooperativa Mondragón nació en el año 1956, y en el año 2003 fue nombrada por la revista 'Fortune' como una de las 10 mejores empresas para trabajar en Europa. Todo un ejemplo de organización democrática.

En general, ante las preguntas, los habitantes de Mondragón se muestran esquivos. Se pueden arrancar escasas opiniones: "Han ido a por el más débil". "Esto da asco". Pero hay una cosa que llama la atención sobre todas las demás: la gente es incapaz de llamar a las cosas por su nombre. Verbos impersonales, muchos sobreentendidos, referencias vagas, ellos, nosotros... Otra vez obligados a mantener la compostura. Por si acaso. Imposible encontrar en la calle el espíritu democrático de aquella Cooperativa de Mondragón. "Bienvenido al País Vasco", me dice una vecina.