El obispo de Huesca dice que la Ley del Aborto es machista e injusta

Zaragoza.-  El obispo de Huesca y Jaca, Jesús Sanz, califica el aborto de asesinato y dice que la reforma de la Ley del Aborto, que promueve el Gobierno, es "machista" e "injusta".

Así se pronuncia Sanz en la carta semanal, que aparece colgada en la página web del Obispado, y en la que recuerda la postura de los miembros de la Comisión Permanente, quienes consideran que la pretensión de calificar el aborto provocado como un derecho que habría de ser protegido por el Estado es "una fuente envenenada de inmoralidad e injusticia que vicia todo el texto".

Para Sanz, "es tal el nivel de demagogia y medias verdades, tal el cúmulo de razones que no lo son, que hace patética e irrisoria la defensa, si no estuviera en entredicho la vida humana del ser más inocente".

Se pregunta asimismo por "los intereses" que puede haber detrás de esta "criminal medida".

Así, cita intereses económicos en las clínicas abortistas y en los laboratorios que "mercadean" con las píldoras abortivas; políticos de "guiños descarados a una mal llamada progresía, para recabar pingües beneficios electorales frente a los crasos maleficios de los niños así asesinados que no tenían la edad de votar"; y de "jaleamiento social", para que se hable de este asunto y "callar" ante otras cuestiones como "la crisis económica, las corrupciones propias y ajenas, y el desprestigio internacional".

El obispo de Huesca y Jaca denuncia también la ausencia del varón que "no comparte este trance de una ley tan injusta y tan machista" que, junto al "infanticidio horrendo", provoca también "el matricidio fatal".

Y es que cree que el niño "así asesinado" ("fusilado en un paredón entre algodones cuya fosa común será luego un vulgar cubo de basura") lleva consigo "el suicidio de su madre" como ha comprobado, dice, en mujeres que acuden "a escondidas" a pedir "la ayuda que no les darán jamás los legisladores a sueldo, los políticos de poltrona y quienes subvencionan sus desvaríos para hacer su agosto laboratorios y en clínicas".

"Es un asesinato suicida, donde muere el bebé concebido y donde comienza para la madre su terrible y larga agonía", insiste.

Por ello, considera "legítima y conveniente" la manifestación celebrada ayer en Madrid para expresar el desacuerdo con la ley proyectada, que, a su juicio, "supone un serio retroceso en la protección del derecho a la vida de los que van a nacer, un mayor abandono de las madres gestantes y un daño irreparable para el bien común".