Mayte Martín mece con música propia la nostalgia del poeta Manuel Alcántara

Madrid.-  Domina el arte de la evasión pero a la cantaora Mayte Martín le puede la sinceridad y no titubea al afirmar en una entrevista con EFE que España es un país ingrato; que Camarón está sobrevalorado; que el poeta Manuel Alcántara, al que dedica su último disco, es "tan grande que te lleva a donde él quiere", o que ella no entiende la música para reír, sino "para llorar".

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(EFE)

La cantaora catalana Mayte Martín. EFE/Archivo

En "Al cantar a Manuel", Martín (Barcelona, 1966) se estrena como compositora -"me gusta controlarlo todo"-, y ha urdido en los doce temas que componen su sexto disco, en el que se acompaña de José Luis Montón a la guitarra, Olvido Lanza y Biel Graells al violín, Guillermo Prats al contrabajo y Chico Fargas a la percusión, una rejilla musical de nostalgia y melancolía para domiciliar los poemas de Alcántara (Málaga, 1928).

"Yo estudiaba segundo de jazmines" o "Mis manos migratorias se quedaron a vivir en tu tierra" son algunos de los versos de los temas del disco, nacido del amor de Martín a la obra de Alcántara, su "absoluta conexión" con su lirismo y su intimismo.

"Quería que el disco fuera como la banda sonora de la vida del poeta", por eso el primero ("Por la mar chica del puerto") y el último ("No pensar nunca en la muerte") tienen el mismo motivo musical, aclara.

"A Miguel Hernández" es una bulería; "Le gustaban pocas cosas", "Excusas a Lola", "Al sur de los limones" y "Carnet de identidad", baladas; "En aquel tiempo", un bolero; "Manuel", un tango; "No sabe el mar que es Domingo", una suerte de "mantra" que, bromea, está tentada de vender a las escuelas de yoga; "La paloma de Picasso", unas alegrías, y "Niño del 40", un blues.

En definitiva, un habitat musical "distinto" para cada poema pero siempre en la tierra melancólica que pisan Alcántara y Martín.

"Utilizo mucho el flamenco en pro de la melancolía. Tengo mucho humor pero yo la música no la entiendo para reír, la entiendo para llorar y con Manuel he conectado con el fondo de mi misma, con mi tristeza".

Además Alcántara, dice ella, "tiene la habilidad que sólo tienen los grandes poetas de llevarte a donde él quiera".

Está en un momento muy especial de su vida "en todos los aspectos" y aunque no aclara si es para bien, para mal o para todo lo contrario sí insinúa que tiene que ver con la superación de alguna pérdida.

"La felicidad es consecuencia de la tristeza. Tienes que vivir cosas duras para darte cuenta de que la felicidad tiene un precio y creo que las pérdidas son positivas".

De su voz y talento, con los que ganó con sólo 21 años la Lámpara Minera -"lo más" del purismo flamenco-, han dicho que es flexible e impresionante, que domina cualquier palo, y que cuando se conjuga con un músico como Tete Montoliu simplemente "lo borda" pero también que es una "rara avis" porque no hace nada como los demás.

"Mis compañeros me respetan pero saben que soy atípica, que no me gustan las fiestas, que soy solitaria. Lo que sí me encanta es actuar. Si llevo mucho tiempo sin pisar un escenario me come la tristeza y eso me reafirma en lo que hago y cómo lo hago" aunque sea ante cien personas.

"En España, tan dura e ingrata con todo lo suyo, ha dejado de ser importante si eres o no un buen artista", por eso, y por que se toma muy en serio su trabajo, a veces prefiere dejar "el alma y la mente en barbecho" y no sembrar ningún nuevo proyecto -en 20 años sólo 6 discos- aunque ya fantasea con una idea sobre música brasileña.

Martín admira a La Niña de los Peines, a Elis Regina y a María Callas, y, entre los hombres, a Juanito Valderrama, el primero que "le abrió el alma", "un gran artista injustamente tratado y marginado por el flamenco".

El "maravilloso" Camarón fue "un dios para los gitanos porque por alguna razón llegaba a su alma de una forma muy especial y además el mundo descubrió el flamenco con él" pero la cantaora advierte que o bien él estaba "sobrevalorado" o bien "los otros" artistas, infravalorados.

Concha Barrigós