Cayetano sigue en alza con otra gran actuación, a hombros junto a Manzanares

Guadalajara.-  El diestro Cayetano Rivera sigue en alza rubricando un notable mes de triunfos importantes con otro sin discusión hoy en Guadalajara, al cortar dos orejas y salir a hombros junto a José María Manzanares que arrancó también dos trofeos por una enrazada faena.

ampliar foto

(EFE)

El diestro Rivera Ordóñez realiza un desplante a su segundo morlaco durante el festejo celebrado en la plaza de toros de Guadalajara, donde completaron la terna los espadas Cayetano Rivera y José María Manzanares.

Se lidiaron cuatro toros de Carmen Lorenzo y dos -primero y sexto bis, sustituto éste de uno de San Pelayo- de Pedro y Verónica Gutiérrez, todos de la misma casa ganadera, bien presentados, descastados, sosos y sin fuerzas. El único que "se dejó", el tercero. El segundo, incierto, el más complicado.

Francisco Rivera Ordóñez: dos pinchazos y estocada (silencio tras aviso); y cuatro pinchazos, estocada corta y descabello (silencio).

José María Manzanares: pinchazo, estocada y descabello (silencio tras petición minoritaria); y gran estocada (dos orejas).

Cayetano Rivera: pinchazo y estocada (dos orejas); y estocada y tres descabello (ovación).

La plaza rozó el lleno en tarde entoldada y con amenaza de lluvia.

-----------------------------------------

CAYETANO, EL TOREO, Y MANZANARES, LA RAZA

Rivera Ordóñez abrió plaza con mucha disposición, y sin pensárselo dos veces echó rodilla en tierra para recibir a su primero con dos largas cambiadas en el tercio. Pero todo fue un espejismo. Fue imposible armar faena con un toro que casi no se tenía en pie. En su haber, un par "al violín" de cierta enjundia, y algunos muletazos sueltos de uno en uno a favor de querencia, pero el conjunto resultó anodino.

El cuarto fue idéntico: toro descastado y sin fuerzas, que amagaba con embestir pero siempre con el freno echado, imposible para hacer el toreo. Rivera puso todo de su parte a base de voluntad y meterse entre los pitones para tratar de provocar las embestidas de un animal remiso de principio a fin.

A Manzanares le costó mucho cogerle el aire a su primero, toro con "guasa", que "midió" constantemente al torero, siempre con la cara natural y "orientándose" a medida que transcurría la faena, sabiendo lo que de dejaba atrás y rebañando por los dos pitones. El alicantino lo toreó con precauciones, aunque en las postrimerías consiguió robar una tanda por el lado derecho de más ritmo y vibración.

Con el quinto, otro toro en la tónica de la corrida, blando y soso en extremo, Manzanares "se inventó" una faena de dos orejas. Estuvo muy firme el torero en este toro, centrado y enrazado, consiguiendo pasajes por los dos pitones de mucho mérito, tirando siempre muy bien del toro, llevándolo con suavidad y componiendo la figura.

Lo mejor, la gran estocada final, que hizo rodar al toro sin puntilla. La tendidos pidieron con fuerza el doble trofeo, que el presidente acabó concediendo.

Cayetano dio una gran dimensión, de toreo elegante y sereno en su primera faena. El toro, que derribó en el caballo, fue noble y a más, "rompiendo" en la muleta con nobleza, sobre todo por el pitón izquierdo. Antes Cayetano había toreado con muy buen aire en el saludo de capote. Comenzó la faena de muleta por estatuarios, para proseguir alternando las dos manos en lo fundamental.

Toreo de altura a derechas, con pases de extraordinario temple y empaque, pero se superó al cambiar de pitón. El toro se desplazaba humillado, y Cayetano lo aprovechó para torearlo con despaciosidad y hondura, con mucho gusto. A pesar del pinchazo previo a la estocada final, paseó las dos orejas sin discusión.

Con el sobrero que hizo sexto ya fue más difícil redondear. Toro también deslucido con el que Cayetano se mostró voluntarioso en una faena más de cara a la galería, a base de detalles sueltos dentro de un conjunto al que faltó unidad.