Rabia en Sudáfrica por el trato a Semenya

CIUDAD DEL CABO (SUDÁFRICA).-  La prensa australiana asegura tener acceso a las pruebas médicas que constatarían el hermafroditismo de la atleta, oro en los 800 metros del Campeonato del Mundo de Berlín.

(EFE)

La noticia no le hizo tanta gracia.

¿Se tenía que enterar por la prensa? ¿Alguien se acuerda de que tiene sólo 18 años? ¿Tenía idea la Asociación de Atletismo Sudafricana antes de enviarla a competir a Berlín? ¿De dónde provienen las filtraciones a la prensa de la Federación Internacional de Atletismo? ¿Se hubieran evitado de ser la joven europea y blanca?.

Preguntas que se hacen los sudafricanos, conmocionados y rabiosos ante la exclusiva mundial de The Daily Telegraph que, descarnado, titulaba, "Caster Semenya es hermafrodita". De acuerdo con el tabloide australiano, la atleta, cuya amplia victoria sobre sus rivales y constitución física forzó a que se le hicieran pruebas para verificar su sexo, "tiene vagina pero no útero. No tiene ovarios, pero sí testículos internos, lo que explicaría una producción mayor de testosterona que le daría una ventaja injusta". Un informe ginecológico para consumo global. Las autoridades sudafricanas se mostraron el jueves "indignadas" ante la supuesta filtración. El responsable del Comité de Deportes de la Asamblea Nacional, Butana Khompela, condenó la "humillación pública" a la que se está sometiendo a Semenya y aseguró que se emprenderán acciones legales para defender los derechos humanos de la atleta. Parece que llegan tarde.

El caso Semenya se ha seguido en su país de origen con pasión. No en vano, Sudáfrica es joven (con sólo 15 años de transición democrática desde el gobierno de separación racial) y como tal es susceptible y grita racismo a la mínima crítica o cuestionamiento externo (y más si llega desde Occidente). Así, convirtieron a Semenya, sin consultárselo, en una heroína nacional, "nuestra chica", "nuestra chica de oro". La Liga Joven del Congreso Nacional Africano se unió a sus colegas en las Juventudes Comunistas para condenar las pruebas de la IAAF como "racistas, motivadas por la visión europea de lo que debe ser una mujer". Se salieron de madre y convirtieron a Semenya en el personaje del momento.

Incomprensiblemente —o como respuesta a la polémica— la deportista accedió a convertirse en el ideal de lo que para algunos debe ser una mujer y posó con el pelo suelto, vestidos de noche largos, taconazos, bisutería y maquillaje, para la revista YOU, de público adolescente. Ridículo. "La convirtieron en una caricatura, una de las bromas más crueles", espetó acertada el jueves en los medios locales Winnie Madikizela-Mandela, ex mujer de Nelson Mandela, que se mostró indignada por la filtración pública de las pruebas médicas y llamó a apoyar a la joven, "que seguirá siendo nuestra heroína".

Madikizela-Mandela recordó los orígenes rurales de Caster Semenya, procedente de la provincia de Limpopo, una de las más pobres, en el norte del país (un aspecto nada insignificante en el orgullo de los sudafricanos por la corredora) y se apoyó en ello para recordar la inocencia de la atleta, "¿qué va a saber una niña de Limpopo sobre eso?" (en referencia a sus supuestos órganos masculinos).

Para la activista del ANC, como para la mayoría de los sudafricanos, Semenya es la única víctima de una historia con muchísimos interrogantes, en la que las culpas se las reparten ASA, la Asociación de Atletismo de Sudáfrica (¿ansiosa de medallas después de una mediocre actuación en los Juegos Olímpicos de Berlín?); la IAAF, que en este caso parece no haber conocido la palabra discreción (y sí en otros ocho casos de atletas que fueron retiradas de las competiciones en los últimos tres años por causas similares y cuyos nombres nadie conoce); los partidos políticos que hicieron de la carrera de Semenya cuestión nacional y medios de comunicación sin escrúpulos.

Los periódicos locales recogen esta mañana que fueron ellos los que dieron la noticia a la familia. Que Mokgadi Caster Semenya lloró. Que recibe apoyo psicológico. Que no se sabe si participará en la carrera de cuatro kilómetros como tenía previsto hacer mañana en Pretoria. Que la IAAF dice que pretendió reunirse con la corredora para comunicarle los resultados pero que ASA no propició el encuentro... El culebrón seguirá. Y no se ha acabado: la IAAF asegura que no tendrá los resultados finales de las pruebas médicas hasta dentro de dos meses.