Los formidables 8,5 kilómetros en 20 minutos y 55 segundos de Contador

La superioridad de Alberto Contador en este Tour de Francia está siendo notable. Hoy lo ha vuelto a demostrar al imponerse en la contrarreloj y firmar su segunda victoria en esta edición de la ronda francesa. La primera llegó el pasado domingo en la llegada a Verbier, donde realizó una ascensión prodigiosa que dejó clavado al mismísimo Lance Armstrong. De hecho, se habla de que ha sido el ascenso más rápido en la historia del Tour: 8,5 kilómetros de subida, 7,5% de pendiente media, y todo en un tiempo de 20 minutos y 55 segundos.

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Tras una gesta deportiva nunca antes conseguida podría pensarse que los elogios serían unánimes, al igual que llovieron los piropos en otros logros deportivos recientes, como tras la consecución de ocho oros olímpicos por parte de Michael Phelps (salvando las distancias con el caso de Contador, por supuesto) o con la pasada victoria de la selección española de fútbol en la Eurocopa del año pasado. Pero en el ciclismo las cosas son muy diferentes.

En una columna publicada hoy en el diario 'Le Monde', Greg LeMond, estadounidense que ganó tres veces el Tour de Francia (1986, 1989 y 1990), exigía al ciclista madrileño que lidera actualmente la clasificación general que diera explicaciones y demostrara que no se había dopado para alcanzar un registro así. Para ello se escudaba en unas ecuaciones establecidas por el ex doctor del Festina Antoine Vayer, según las cuales, usando los datos mencionados anteriormente, Contador tuvo que consumir 99,5 mililitros de oxígeno por minuto y kilo (VO2 max), "una cifra nunca alcanzada por un atleta en ningún deporte", según Lemond.

Por esta razón, el ex campeón estadounidense considera que Contador debería "probar que es físicamente capaz de lograr esa proeza sin recurrir a productos que mejoren su rendimiento". Es bien sabido que el principio de la presunción de inocencia no rige para los ciclistas, pero lo más irónico de este caso es que es un ex ciclista quien lanza las acusaciones y reconoce que "con motivo de la historia reciente de nuestro deporte, la duda es de rigor". Desde el punto de vista del estadounidense, estas dudas quedarían despejadas si Contador hiciera públicos su verdadero VO2 max. ¿En qué consiste esta medida? ¿De verdad son fiables las pruebas aportadas por LeMond?

El VO2 max se define como la máxima capacidad que tiene un organismo para distribuir y utilizar el oxígeno a nivel celular durante el ejercicio extremo. Esto es, que mientras mayor volumen de oxígeno pueda utilizar un deportista, mejor será su rendimiento. Y en esta medida Alberto Contador anda sobrado. Sin embargo, la cantidad real sólo la conoce el ciclista madrileño, ya que las pruebas se realizan en laboratorios y porque, al fin y al cabo, se trata de una cuestión tan personal como puede ser el índice de colesterol de cada cual.

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En la contrarreloj de hoy.

Aunque las pruebas se realizan habitualmente en los laboratorios, existen algunas tablas que, cruzando la distancia recorrida, el peso corporal y otros datos, permiten calcular cuál es ese índice en cada deportista. Es lo que ha hecho el antiguo doctor del Festina y son los datos en los que se basa Greg LeMond. Sin embargo, el especialista en medicina deportiva Francisco Heredia considera que "ese tipo de cálculos matemáticos pueden ser imprecisos cuando se aplican a una persona, que es un organismo biológico, y los números a veces están reñidos con la fisiología orgánica". De este modo, la mejor forma de conocer estos niveles serían las pruebas de laboratorio, algo que Contador no tiene la obligación de hacer público.

Del mismo modo, "¿Qué más debe demostrar Contador si ya se somete a los controles de dopaje?", se pregunta Francisco Heredia. En todo caso, el especialista considera que, de demostrarse que el nivel de Contador es de 99,5 mililitros, se trataría de "un valor extraordinario". Pero lo cierto es que los controles son los que son y, aunque puedan ser más o menos discutibles en cuanto a su alcance, son la única forma existente de determinar si se ha producido dopaje. LeMond insistía en su artículo que en muchos casos de dopaje coincidían elevados niveles de VO2. Pero hay una cosa que llama mucho la atención en las acusaciones de Greg LeMond, y es que él mismo presumía en una entrevista de tener uno de los índices más altos de entre todos los deportistas: 94 mililitros de oxígeno por minuto y kilo.

Tal y como están las cosas no parece nada recomendable poner la mano en el fuego por ningún ciclista, como demuestra el hecho de que los propios corredores manifiesten abiertamente sus dudas entre ellos. Otra vez el dopaje parece ser una cuestión de fe. "La validez de las acusaciones de Greg LeMond es la que tú les quieras dar", sentencia Francisco Heredia.