Las elecciones de agosto pueden abrir una nueva era en Japón

Tokio.-  El primer ministro de Japón, Taro Aso, disolvió hoy la Cámara Baja con vistas a las elecciones del 30 de agosto, en las que su partido, el Liberal Demócrata (PLD), parece abocarse a una derrota histórica tras medio siglo en el poder.

Los sondeos indican que Aso, de 68 años y al frente del Gobierno desde septiembre, llevará al PLD a un batacazo electoral cuatro años después de que el último primer ministro nipón con carisma, Junichiro Koizumi, arrasase en los últimos comicios generales.

Casi el 50 por ciento de los votantes nipones, según una encuesta de la agencia Kyodo, apoyan al líder opositor, Yukio Hatoyama, quien tiene una oportunidad histórica de acabar con el régimen de partido único "de facto" vigente en Japón durante 54 años.

Desde 1955 el PLD está en el poder en Japón salvo un pequeño paréntesis menor a un año entre 1993 y 1994 por lo que, si Hatoyama gana las elecciones como apuntan los sondeos y agota su mandato de cuatro años, sería algo inédito en la política nipona.

El líder opositor, que ya tiene el control del Senado, dijo hoy que "estamos decididos a afrontar las elecciones pensando que se trata de una misión histórica" cuyo objetivo es "acabar con la política de los burócratas", informó la agencia local Kyodo.

El corto mandato del actual primer ministro nipón se ha visto caracterizado por la impopularidad -el apoyo ciudadano llegó a caer al 11 por ciento-, sus numerosas salidas de tono verbales y la situación de profunda recesión en la segunda economía del mundo, razón por la que ha promovido tres millonarios planes de estímulo.

Algunos legisladores de su propio partido lo han criticado abiertamente y han pedido que sea reemplazado antes de los comicios generales como líder del PLD, para evitar el descalabro electoral.

Hoy mismo, tras disolver la Cámara, Aso pidió perdón al pueblo japonés por la "desconfianza" que han podido crear sus "palabras inadecuadas", en alusión a sus varias meteduras de pata sobre temas sensibles, y admitió que "la elección será dura" para el PLD.

A la vez, justificó su decisión de retrasar la convocatoria de elecciones, pese a las numerosas voces que pedían en los últimos meses su adelanto, en que se había comprometido a "terminar el trabajo" de sacar a Japón de la recesión económica.

Taro Aso se convirtió el 24 de septiembre de 2008 en el tercer jefe de Gobierno japonés consecutivo designado por sus correligionarios de partido, en una elección interna, y no en las urnas, tras la aplastante mayoría conseguida en 2005 por Koizumi.

Gracias a esa victoria, el gubernamental PLD tiene en la actualidad 303 escaños de los 480 que componen la Cámara Baja, pero su mayoría suma 334 con los asientos de su socio en el Gobierno, el partido budista Nuevo Komeito.

El Senado, sin embargo, está controlado desde julio de 2007 por el opositor Partido Democrático, con 118 escaños frente a 102 de la coalición gubernamental.

El proceso de disolución de la Cámara Baja nipona estuvo hoy teñido de la habitual solemnidad que, tanto como las luchas intestinas entre distintas facciones de un mismo partido, caracteriza a la política nipona.

Durante una corta sesión plenaria, el presidente de la Cámara Baja, Yohei Kono, leyó el edicto del emperador Akihito en el que se ordena su disolución, lo que fue acogido con gritos de "banzai" (viva) por los diputados.

Posteriormente el Gabinete anunció su apoyo a la convocatoria de elecciones el día 30 de agosto, por lo que la campaña comenzará el 18 de ese mismo mes, según Kyodo.

Éstas serán las primeras elecciones generales que se celebren en agosto en Japón desde el final de la II Guerra Mundial, en 1945.