España negocia con Obiang petróleo, pero no derechos

Fíjense bien en la foto que acompaña este texto. Es una imagen histórica. Se tomó el 12 de octubre de 1968 en la ciudad ecuatoguineana de Santa Isabel (la actual Malabo) y retrata el momento en el que Guinea Ecuatorial deja de ser colonia española y alcanza la independencia. En el centro de la foto, sus dos protagonistas: a la izquierda, de blanco, el entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne; frente a él, empuñando una pluma, el que se convirtió en el primer presidente de la Guinea Ecuatorial post-colonial, Francisco Macías. Hoy, el gallego ha regresado al país, 41 años después y se ha encontrado una Guinea Ecuatorial infinitamente más rica sobre el papel pero igual de pobre si hablamos de derechos humanos.

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Fraga firma el acta de independencia, el 12 de octubre de 1968.

Fraga ha llegado a Malabo como parte de un grupo de políticos y empresarios españoles, encabezado por el ministro Moratinos, que visita el país con la intención de ampliar la presencia de empresas españolas allí. Pero una foto como la anterior no se repetirá aunque puede que tenga lugar otra imagen para la historia. Esta vez Manuel Fraga se encontrará en frente al sobrino y verdugo de Macías, Teodoro Obiang, el presidente del país desde el golpe de Estado que llevó a cabo contra Macías en 1979.

Desde aquella foto, hace 41 años, muchas cosas han cambiado en Guinea Ecuatorial aunque la mayoría de la población apenas lo haya notado. Obiang tomó el testigo del brutal régimen de Macías y el país pasó a engrosar la lista de democracias fallidas post-colonización, prácticamente hundido en la pobreza. Eso fue hasta 1995, cuando se descubrieron grandes reservas de petróleo frente a la costa del país. Desde entonces, el Producto Interior Bruto ha aumentado más de un 5.000 por ciento, pero las condiciones de vida de sus habitantes apenas han cambiado.

Eso es lo que denuncia un informe de Human Rights Watch que se ha hecho público hoy. En 'Bien engrasado. Petróleo y derechos humanos en Guinea Ecuatorial', la ONG denuncia la corrupción y la mala gestión de los beneficios que se obtienen por la venta de petróleo por parte del gobierno de Obiang. "Este es un país en el que la gente debería tener la riqueza per cápita de España o Italia y, sin embargo, vive en una situación de pobreza peor que la de Afganistán o Chad", ha dicho Arvind Ganesan, director del Programa de Negocios y Derechos Humanos de HRW.

Kote Rodrigo (EFE)

Moratinos y Fraga viajan con políticos y empresarios.

Lo cierto es que, mientras que las arcas del Estado —y, sobre todo, las del presidente Obiang— han crecido de manera espectacular en los últimos quince años, la situación del medio millón de ecuatoguineanos no sólo no ha mejorado sino que ha empeorado en muchos aspectos como la mortalidad infantil y de los menores de cinco años, que ha aumentado. El dinero que ingresa el país por la venta de barriles de petróleo no llega a los ciudadanos, y en buena parte, ese dinero viene desde España. Nuestro país es el segundo cliente de la antigua colonia, por detrás de China.

Pero los negocios con Guinea Ecuatorial están más que descompensados: la presencia de empresas españolas allí es muy reducida y el petróleo lo controlan, sobre todo, empresas estadounidenses. Además, las importaciones de productos españoles son mínimas. Pero las relaciones —sobre todo comerciales— con el país son prioritarias para el gobierno español y la comitiva que ha viajado hasta Malabo quiere que las cosas cambien en el terreno económico. Junto a Moratinos y Fraga viaja un grupo de 60 empresarios y también diputados de todos los grupos parlamentarios excepto IU-ICV.

"Estoy muy feliz. La antigua colonia de España es hoy un país próspero y con porvenir", ha dicho el senador gallego nada más aterrizar. En el viaje se hablará, y mucho, sobre negocios pero nadie parece acordarse de los escándalos de corrupción que han salpicado más de una vez al presidente guineano y a su familia. Tampoco de la falta de libertad —Obiang ganó las elecciones con un 99% de los votos— ni de la represión a la oposición, que se endureció especialmente después del complot fallido para derrocar a Obiang y sustituirlo por Severo Moto. En aquella ocasión, uno de los cabecillas del plan acusó al gobierno de Aznar de apoyar el frustrado intento.

Después de la independencia, las relaciones entre España y Guinea Ecuatorial han sido buenas, por eso HRW apela al gobierno español (junto con el estadounidense) para que ejerza como interlocutor con el régimen de Obiang. Los lazos se han estrechado aún más con el gobierno de Zapatero. Desde que Miguel Ángel Moratinos es titular de Exteriores, ha viajado tres veces al país africano. Por su parte, Obiang visitó la Moncloa en 2006, después de quince años sin pisar suelo español. En aquella ocasión, el presidente africano se comprometió con Zapatero a seguir los pasos necesarios para convertir el régimen en una democracia.