Ana Laguna: Sí, Barysknikov es un mito, pero cuando bailamos somos iguales

Madrid.-  Se tuvo que ir en 1975 porque en España no existía ninguna compañía de danza, ni pública ni privada, que la contratara, pero Ana Laguna ha hecho de la necesidad virtud y se ha convertido en el alma del Cullberg, ha bailado con Rudolf Nureyev y ahora lo hace con Mikhail Bayshnikov. "Sí, 'Misha' es un mito, pero cuando bailamos somos iguales", afirma.

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(EFE)

El bailarín y coreógrafo letón Mikhail Baryshnikov (d), una de las grandes estrellas internacionales de la danza, junto a la bailarina Ana Laguna. EFE/Archivo

Ana Laguna baila esta noche en las Naves del Matadero del Español la cuarta y última representación de "Tres solos y un dúo" junto a su amigo "Misha", y mañana mismo viaja a Burgos para dar un "workshop" (taller) a alumnos de 16 años del Conservatorio durante toda la semana, algo que le apetece "mucho" porque, asegura en una entrevista con Efe, es "estimulante" estar con gente tan joven.

Luego "hará" vacaciones, "de las de no hacer absolutamente nada, ni barra de ejercicios siquiera" a pesar de que sabe "dolorosamente" que el cuerpo "tarda mucho en ganar la forma y nada en perderla", y retomará en septiembre la gira con Baryshnikov y "Tres solos y un dúo", con la que irán a distintas ciudades de Estados Unidos.

Lleva cerca de 25 años en Estocolmo, compartiendo vida y trabajo en el Cullberg con Mats Ek, el hijo de quien fundara en 1965 esa mítica institución, Birgit Cullberg, y del actor Anders Ek, uno de los favoritos de Ingmar Bergman. Su hermano es Niklas Ek, el bailarín principal durante años del Swedish Royal Ballet.

Pero además de ese impresionante currículo familiar, Mats Ek es uno de los coreógrafos más importantes de la actualidad y ha hecho expresamente para Baryshnikov "Place", estrenada en 2007 y una de las cuatro piezas que compone "Tres solos y un dúo"

Laguna no había bailado nunca con Baryshnikov, hasta que, en 2007, le propuso que fuera su pareja para "Place", que representaron aquel mismo año, formando parte de otro programa, en el Teatro Español.

"En el primer momento, el de saber que iba a bailar con él, me sentí impresionada pero a la hora de la verdad, en el escenario, vi que eramos iguales. Ambos tenemos que ponernos en posición de 'cero' para poder trabajar, estamos en el mismo nivel, en igualdad de condiciones".

Baryshnikov dice que uno de las razones que explican su energía a los 61 años es que los coreógrafos hacen piezas "especialmente" para él, algo que a Laguna le parece lleno de sensatez.

"Un coreógrafo tiene que adaptarse a los bailarines y si éstos tienen cierta edad está claro que son menores las posibilidades y mayores las limitaciones, pero también sabe que es distinta la forma de moverse, que sus gestos tiene una dimensión diferente. En un joven quizá es todo energía y en nosotros... en nosotros hay un conocimiento distinto", descubre.

De su amiga durante 20 años Pina Bausch, fallecida el pasado 30 de julio sólo cinco días después de que se le diagnosticara un tumor, le cuesta hablar y a regañadientes acaba por decir que es una pérdida muy grande para la danza pero, recalca, sobre todo "humanamente".

Ahora, subraya exhibiendo una calma experimentada, quiere "vivir la vida", porque, descubre, "si no la vives es muy difícil que proyectes nada interesante ni en el escenario ni en nada".