"Fútbol champán", entrenamientos en pijama y vuvuzelas

Johannesburgo (Sudáfrica).-  El "fútbol champán" que nunca llegó a jugar Italia en la Copa de las Confederaciones, los entrenamientos con pijama ("pijama trainning") de los brasileños y las trompetas llamadas vuvuzelas que atronaron en las gradas de los estadios de Sudáfrica marcaron la competición que ha ganado Brasil.

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(EFE)

Aficionadas sudafricanas hacen sonar sus 'vuvuzelas' antes del comienzo de la final de consolación de la Copa Confederaciones, disputado entre Sudáfrica y España en Rustemburgo (Sudáfrica).

Durante quince días, Sudáfrica ha centrado el interés del fútbol mundial con la disputa de esta competición que ha supuesto un ensayo general de cara al Mundial de 2010, que se celebrará exactamente dentro de un año.

La disputa por primera vez de una cita de primer nivel competitivo en África ha abierto algunos debates en torno a lo futbolístico y también alrededor de lo organizativo.

Por lo que al juego se refiere, el guardameta de la selección italiana, Gianluigi Buffon, afirmó que su equipo nunca iba a practicar el "fútbol champán" que caracterizaba a la selección de Brasil o al Barcelona, porque no podía renunciar a su propio estilo de juego. Italia no hizo un juego exquisito, pero tampoco respondió a las esencias de su fútbol y se fue a casa sins superar la fase de grupos tras haber realizado un torneo muy discreto.

Los brasileños "se entrenaron con pijama" durante todo el torneo, según afirmó su médico Jose Luiz Runco, en alusión a la realización de sesiones suaves de preparación y la atención especial al descanso y a la alimentación para realizar el único desgaste durante los encuentros. Todo ello era consecuencia de la saturación de partidos que llevaban los integrantes de la selección brasileña a estas alturas de la temporada, pero también a la necesidad de ajustarse a la diferencia horaria entre Brasil y Sudáfrica e incluso al frío de algunas de las ciudades donde se ha disputado la Copa.

Sin embargo, por encima de estas cuestiones, han sido las vuvuzelas, las trompetas que suenan permanentemente en las gradas de los estadios, las que han centrado buena parte de la atención del torneo. La FIFA las permitía en los estadios y su presidente Joseph Blatter las ha apoyado en todas las ocasiones en las que se le ha preguntado por ellas, al considerarlas parte de la idiosincrasia del fútbol en este país.

Algún canal de televisión protestó porque su ruido dificultaba las transmisión, pero muchos de los asistentes a los partidos, como afirmó el seleccionador de Estados Unidos, Bob Bradley, no se dieron cuenta de su ruido durante estos encuentros hasta que les preguntaron por ellas. Otros, como el jugador de la selección española Xavi Alonso o el brasileño Robinho consideran que hacen mucho ruido y no añaden nada al ambiente del partido.

Junto a estas cuestiones concretas, cualquier debate sobre la Copa de las Confederaciones no ha ido dirigido a la competición en sí misma, sino a su proyección en el Mundial de 2010. El transporte y la seguridad son dos de las preocupaciones más recurrentes entre los llegados a Sudáfrica para la Copa de las Confederaciones, mientras que los organizadores locales de este torneo y del próximo afirman que en ambos aspectos se mejorará sensiblemente de cara a la Copa del Mundo.

Muchas de las autopistas están actualmente en unas obras cuya conclusión está prevista para antes del Mundial y el debate sobre la seguridad ha ofrecido todo tipo de versiones que van desde la posición de los que casi nunca se han sentido seguros en las calles a la de los que consideran que el país no es peligroso.

El jefe de la delegación brasileña, Antonio Nunes, afirmó que le parecía que a partir de las seis de la tarde había toque de queda en las calles, opinión que la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), en un comunicado, afirmó no compartir al considerar que el país es el idóneo para acoger un Mundial.

En el entorno de la seguridad, el principal incidente estuvo en el robo de dinero a algunos jugadores de la selección egipcia en sus habitaciones. Mientras unas fuentes indicaron que el robo había sido realizado por unas prostitutas contratadas por los futbolistas para celebrar su victoria ante Italia, la delegación egipcia culpó a los trabajadores del hotel de la desaparición del dinero.

Durante los próximos doce meses el país va a trabajar duro, como han reconocido los responsables políticos y los organizadores del Mundial, para que la primera Copa del Mundo en África sea un éxito.