El agua del Tajo-Segura comienza a inundar mansamente las Tablas de Daimiel

Daimiel (Ciudad Real).-  El agua procedente del trasvase Tajo-Segura, después de más de dos meses de recorrido, ha comenzado a inundar mansamente la primera de las tablas fluviales que conforman el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel.

El encharcamiento del terreno ya es perceptible, pese a que una espesa y verde vegetación cubre una buena parte de la tabla Algeciras, el primer lugar donde el agua que entra a través del cauce del río Gigüela acaba remansada en el parque nacional.

Parte de los 20 hectómetros cúbicos de agua que han sido derivados desde la cabecera del Tajo han comenzado a llegar estos días al humedal manchego, aunque existe cierto escepticismo sobre la cantidad real que llegará para inundar este espacio protegido, que vive una crítica situación de estrés hídrico desde hace años, como han llegado a reconocer sus propios gestores.

La ausencia continuada de agua supone un gran peligro para este espacio natural que, ahora, espera ser humedecido con el agua del trasvase para evitar que la sequedad pueda provocar que las turbas -el material orgánico que genera la vegetación en su primera fase de descomposición y que forman parte interior del terreno- acaben entrando en combustión y ardiendo.

Los recursos hídricos que lleguen al Parque pueden ser fundamentales para evitar que esto suceda, pues de lo contrario, según ha reconocido el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, las consecuencias serán muy negativas.

Las Tablas de Daimiel han dejado de ser una zona integral de estancia para las aves acuáticas que tradicionalmente han utilizado este territorio como área de invernada, mancada y nidificación.

Sin embargo, en la zona donde el agua ha comenzado a llegar, ya se ha podido ver revolotear las primeras aves, que han llegado al mismo tiempo que los recursos hídricos.

El agua no sólo es vital para las aves en el Parque Nacional, también lo es para la rica vegetación que se encuentra en él, como es el caso de la masiega, una de las plantas más peculiares del parque y apreciada por los botánicos, y los limonios, las plantas acuáticas que caracterizan este hábitat, considerado de interés prioritario en la Unión Europea.

La llegada del agua también es muy importante para el desarrollo turístico de Castilla-La Mancha, ha admitido Marcelino Sanroma, empresario de turismo y dueño del restaurante La Duquesa, situado a escasos metros de las puertas de entrada del Parque Nacional.

Sanroma ha explicado a Efe que el Parque Nacional ha pasado de recibir más de 300.000 visitantes en los años 1997 y 1998, cuando registraba un buen nivel de inundación, a menos de 100.000 en los años en los que prácticamente se ha encontrado seco, con tan sólo doce hectáreas de terreno encharcadas.

Sobre la aportación desde la cabecera del Tajo, ha considerado que "ha llegado tarde", pues lo ha hecho coincidiendo con la época estival, cuando lo debería haber hecho durante el invierno para aprovechar que las mejores condiciones meteorológicas favorecieran que el agua a través del cauce del río Gigüela hubiera llegado en mayor cantidad.

No obstante, para él, es un buen momento para plantearse "no cerrar el grifo del trasvase ahora y derivar una cantidad extra de agua, que podría ser de cinco hectómetros cúbicos más", lo que ayudaría al Parque Nacional a pasar un verano menos estresante.

"Si se aprovechara que el cauce del río por donde viene el agua está lleno, el envío del agua ahora sería más eficaz que si se plantean hacer un nuevo trasvase dentro de cuatro meses o un año", ha razonado el empresario.

La falta de agua y condiciones ambientales negativas que presenta el Parque Nacional no disuade aún a algunos visitantes a recorrer las pasarelas que cruzan sobre las grandes tablas fluviales manchegas.

Manuel Fernández, un jienense que viaja acompañado de su familia y que no es la primera vez que visita Las Tablas, ha comentado a Efe que se había encontrado con un parque nacional al que le falta mucho para recuperarse.

"Antes esto era una maravilla y ahora se ven lugares secos y se aprecia la falta de animales, porque al no tener agua no vienen", ha lamentado.

Fernández ha expresado su deseo de que el agua llegue cuanto antes al humedal porque "éste es un parque maravilloso, con una gran infinidad de animales que lo utilizan y para el turismo sería muy importante".

La cordobesa Toñi Sánchez, que visita por primera vez Las Tablas de Daimiel, ha reconocido que la parte del parque que ha visto le ha gustado mucho, aunque le habían contado que "antes, Las Tablas de Daimiel eran un lugar mucho más bonito".

Por Aníbal de la Beldad