Patxi se mira en Rubalcaba en su primer muerto como lehendakari

No lleva ni cincuenta días como 'lehendakari', y Patxi López ha tenido que salir a condenar el primer atentado mortal perpetrado por ETA durante su mandato. Pero el socialista no se ha limitado a pedir a la organización terrorista "que desaparezca de una vez y para siempre de nuestras vidas" —fórmula que habitualmente utilizaba su predecesor— sino que les ha advertido que va a ir a por ellos, sin darles "ni un minuto de respiro a los violentos". Su discurso sonó esta mañana en el Parlamento Vasco al del ministro Pérez Rubalcaba.

Miguel Toña (EFE)

El 'lehendakari', Patxi López, conversa con el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, a su llegada al hospital de Basurto.

Patxi López, acompañado de su consejero de Interior, Rodolfo Ares, ha utilizado un lenguaje muy similar al que acostumbra a usar el responsable de Interior del Gobierno central —figura admirada por los dos políticos vascos, que comparten amistad con el ministro—. En su declaración de condena (pdf: 23,4 kB), López ha lanzado un aviso "claro" a ETA: "Vamos a acabar con ellos. Vamos a aplicar toda la fuerza del Estado de Derecho y todos los recursos de la ley para no dar ni un minuto de respiro a los violentos. Ellos nos han enseñado el camino del dolor, nosotros les vamos a enseñar el camino de la cárcel".

Tras la detención el pasado abril de Martitegi, supuesto 'número uno' de la organización terrorista, Rubalcaba utilizó la fórmula de 'vamos a por vosotros'. "No sé si en este momento ETA tiene designado al sucesor de Martitegi, lo que sí puedo decir es que las fuerzas de seguridad españolas y francesas lo están buscando ya". El ministro también ha apuntado en más de una ocasión que el "único camino" que pueden recorrer los terroristas con la violencia "es el de la cárcel". "La mejor forma de asegurarse una estancia en prisión en España es ingresar en la banda terrorista ETA", advirtió el verano pasado.

El último asesinato de ETA en la etapa de Juan José Ibarretxe como 'lehendakari' fue contra el empresario Ignacio Uría. Entonces el dirigente nacionalista calificó el asesinato de "enorme cobardía" y apuntó ante sus compañeros empresarios que "cuando más os necesitamos por la crisis va ETA y asesina a uno de los vuestros y de los nuestros". Meses antes, en septiembre, reaccionó ante el asesinato de un brigada del Ejército en Santoña (Cantabria) asegurando que los atentados "nos dan cada vez más asco" e insistió en que no estaba dispuesto "a renunciar a la política para conseguir la paz".

En febrero de este año, tras una nueva actuación violenta en Madrid, Ibarretxe lo condenó con estas palabras: "Lo único que puedo decir a ETA es que desaparezca de una vez y para siempre de nuestras vidas". Alguna vez ha señalado que su objetivo era "arrancar a ETA de nuestras vidas". Esta actitud de Ibarretxe ha sido calificada durante años por dirigentes no nacionalistas como "ambigua" o "equidistante", incluso algunas familias de víctimas rechazaron sus condolencias.

"Un cambio radical de discursos"

"Hay un cambio radical en el discurso", apunta el periodista José María Calleja, uno de los más reconocidos analistas de la política vasca y el terrorismo. "Ese cambio de discurso entre Ibarretxe y López se detecta en el tono, la contundencia contra los asesinos y la identificación de la política con el trabajo por la democracia y la libertad en Euskadi".

Para el director de 'El debate' de CNN+, Patxi López "no ha dejado huecos en su discurso a la equidistancia, ni se detecta una brizna de legitimidad a los violentos por una supuesta persecución judicial o del Estado central". Calleja recuerda que el actual 'lehendakari' es un político "que se ha criado desde que tiene conciencia política en el callo de tener que enterrar a muchos compañeros y asistir a muchos funerales", y compara su contundencia a la de José Antonio Ardanza, jefe del Gobierno vasco entre 1985 y 1999.

"Uno de los nuestros"

Además de la contundencia del discurso, también el 'lehendakari' López ha querido lanzar un mensaje de cercanía a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado —la última víctima de ETA, Eduardo Antonio Puelles, era inspector de la Policía Nacional—. "Era uno de los nuestros. Un defensor de Euskadi y de los vascos". "Quiero trasladar todo mi apoyo y solidaridad a la Policía Nacional. El Gobierno vasco está con vosotros y vamos a trabajar juntos para acabar con el terrorismo".

Para el periodista José Luis Barbería, que escribe en las páginas de 'El País' desde San Sebastián, "en los últimos años se ha dado una profunda transformación con respecto al apoyo a los agentes de seguridad desde la sociedad". Calleja, quien tiene publicados varios libros sobre el vacío que sentían muchas víctimas del terrorismo durante los 'años de plomo' recuerda que "aunque el dolor para la viuda y los hijos sea irreparable, al menos el calor de los vecinos y políticos podrá atemperar su dolor", una actitud "abismal" con respecto a la década de los setenta y ochenta, "cuando morían muchísimos más, rodeados del rechazo, incluso el ataque, social. Entonces les asesinaban los etarras y les remataba la sociedad", concluye el periodista.