Olympus marca tendencia con la primera cámara compacta con calidad réflex

Tras meses de rumores y de enseñar seductores prototipos por ferias de fotografía Olympus no ha decepcionado al presentar esta semana la Olympus Pen EP-1, probablemente la cámara más bonita del mercado. Sólo la elitista gama M de Leica le hace sombra. Aunque la recién llegada se venderá en julio por un precio mucho menor que las de la firma alemana: unos 800 euros con un objetivo de 14-42mm.

(Olympus)

Disponible en color blanco y en acabado metálico la óptica de 17mm Zuiko Digital es la que mejor le queda.

En verdad lo que hace bella a esta máquina no es sólo su cuidada apariencia externa. La clave hay que buscarla dentro de esta magnífica carcasa, pues alberga una tecnología que hace que sea la primera compacta digital verdaderamente madura. Todavía no hemos podido tenerla entre las manos pero nos tememos que si hay algo por lo que destaca esta EP-1 es por tener personalidad, mucha personalidad.

El lema con el que Olympus la vende —'No es una compacta. No es una réflex. Es una Pen'— no tiene nada de farol, pues esta cámara es todo un guiño a los que miran con recelo la pobre calidad de muchas compactas y por nada del mundo quieren cargar con una réflex, por ligera que esta sea.

Esta fuerte personalidad de la máquina se explica porque sigue la estela de un concepto de cámara ideado en 1959 —la última Pen analógica se fabricó en los años 80—. El gran mérito de Olympus con la EP-1 ha sido retomar el testigo de esta serie sin que el resultado sea un mero ejercicio de melancolía estética. Al igual que sus antecesoras está pensada para todos aquellos aficionados —y algún que otro profesional— que quieren hacer buenas fotos —y también grabar vídeo— sin tener que llevar encima una sofisticada, pero pesada, réflex.

(Olympus)

Este es el flash opcional que han ideado para ella.

Las características técnicas

Dos cosas que van a asustar a muchos de esta máquina a primera vista es que no incorpora de serie ni flash ni visor —óptico ni electrónico—. El encuadre y el enfoque se realizan como en muchas compactas mediante la pantalla trasera de tres pulgadas y 230.000 píxeles. Eso sí, existe la posibilidad de incorporar como accesorios un visor óptico extraíble y un flash con una estética vintage de lo más sofisticada. Si lo que te gusta de esta cámara es precisamente la posibilidad de lucirla la funda y la correa de cuero no son opcionales... ¡son imprescindibles!

Para lograr introducir un sensor de 12 megapíxeles con la mitad de tamaño de un negativo de 35mm —que es el estándar que usan muchas réflex profesionales— Olympus utiliza el sistema Micro Cuatro Tercios —que ya analizamos en su momento y que ha sido impulsado por esta empresa junto con Panasonic—. El sensor de imagen, por tanto, es de mucha más calidad que el de cualquier compacta que podamos encontrar a día de hoy en el mercado. La única y gloriosa excepción a esto son las Sigma de la serie DP —aunque no permiten utilizar objetivos intercambiables—.

Aún no hemos podido comprobar la calidad que ofrece este sensor y que tal responden los objetivos Micro Cuatro Tercios en la cámara, aunque tal y como demuestran las pruebas efectuadas por quesabesde.com los resultados no están nada mal —ni en lo que respecta a las fotos ni en lo que respecta al vídeo—. Por otra parte, Olympus, a sabiendas de que son aún muy pocos los objetivos de este sistema que existen en el mercado, ha lanzado un par de adaptadores para que la cámara pueda trabajar con lentes OM y Cuatro Tercios.

(Olympus)

Si te gusta su estética la funda y la correa son imprescindibles.

Vídeo HD 720p

Otra característica técnica de la máquina que nos ha convencido es que aunque en el apartado de vídeo se apuesta por una resolución de 720p —y no por el Full HD— la frecuencia de grabación es de 30 fps, lo que no está nada mal para asegurarnos vídeos con un movimiento relativamente fluido y por supuesto de mejor calidad que los de muchas videocámaras —gracias al generoso tamaño de su sensor—. Sin embargo, no cuenta con entrada de micrófono externo —algo lógico para el público hacia el que se dirige—.

Lo que sí que es posible es modificar el diafragma durante la filmación y usar los filtros artísticos que también pueden usarse para las fotos —el que simula un blanco y negro muy contrastado no está del todo mal—. A propósito estos filtros parecen ser los responsables de que la EP-1 se atreva con una sensibilidad ISO de 6.400, que en principio parece excesiva para su sensor de imagen.

Otra característica destacable de esta máquina es que nadie espera que sea ultraveloz, pero dispara ráfagas de 3 fotos por segundo —con un máximo de 10 fotos en RAW—. Más que suficiente para el público hacia el que se dirige. Hablando de potenciales compradores, por lo que cuentan por ahí existe cierta expectación por saber que tal responderá el público femenino a esta máquina.

Su cuidada estética y que a muchas mujeres no les gusten las réflex hace que en principio la EP-1 sea una cámara atractiva para muchas. Sin embargo, el contundente cuerpo metálico puede que a algunas y a algunos no les convenza. Al fin y al cabo no debemos confundirnos, pues esta no es una cámara compacta. Hasta el fabricante lo advierte.

Para saber más:

• Micro Cuatro Tercios, compactas con alma de réflex