La soja, una moda con tradición

PEKÍN (CHINA).-  Los resultados de los estudios pueden cambiar las costumbres de un ciudadano, de un país. Son capaces de ensalzar, pero también de tirar por tierra las propiedades de un producto para provocar un efecto inmediato entre sus consumidores. Un claro ejemplo de ello es la soja, alimento desconocido hasta hace poco tiempo en Occidente y que empieza a inmiscuirse en los mercados. ¿La razón? Largos trabajos de investigación que han comprobado los beneficios de sus propiedades para la salud del ser humano. Mientras tanto, China lleva años de ventaja, un desarrollo que tal vez sólo ella comprenda y al que será muy difícil que otros países lleguen.

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Más que un condimento una filosofía de vida.

En los restaurantes de Pekín, no hay rastro de tortilla de patata, ni de queso, ni siquiera del pan que nosotros conocemos. Sin embargo, pronto percibimos la importancia que se le da a la soja, una legumbre que puede prepararse de multitud de maneras y que será imposible evitar durante el descanso rutinario de la hora de comer. En salsa, como harina o a modo de brotes. Estas son algunas de las texturas, de los sabores que ofrece este alimento que nació de Manchuria. 豆, caracter de la soja, no falta en ninguno de sus restaurantes y es más que un condimento. En China, es una filosofía de vida.

¿Qué resuelven esos estudios para que un alimento tan antiguo se haya puesto hoy de moda? Según los resultados de éstos, las asiáticas poseen menos síntomas menopáusicos que las occidentales. Lo que ellas llaman la hormona femenina vegetal (isoflavonas) les ayudan a mantenerse más jóvenes retrasando la menopausia y sus síntomas. Escuchando a la población de ojos rasgados, aprendes que su consumo es más una tradición que una nueva moda. «Si quieres longevidad, salud y belleza, toma soja». Este es el mayor lema que tienen nuestros vecinos. Una lección de vida que se aprende desde pequeño y que nadie se ha preocupado en comprobar. Sus acciones vienen determinadas por lo que ven, por lo que sienten. Y es que no hay mejor prueba que sentir sus efectos beneficiosos antes de leerlos. Es más, al preguntar, nadie supo decirnos ninguno de sus componentes, de sus consecuencias más directas. Dicen sentirse bien.

Sólo hace falta ir a un mercado o a un restaurante de Pekín para ver que su consumo en China no es casualidad. Les gusta y les ayuda a mantener una buena salud. Sin que sus acciones hayan venido justificadas por estudios, las mujeres asiáticas presentan además menos síntomas de osteoporosis y de problemas cardiovasculares. La respuesta es fácil: lo que en Occidente se está descubriendo y se ve como exótico en países como éste se ha tomado siempre como costumbre. Por eso ya no sorprende ver las bicicletas a la salida de los mercados cargadas con bolsas de soja.