Toque de atención de Miguel Tendero en su alternativa, aún sin cortar orejas

Madrid.-  Aún sin cortar orejas por el fallo que tuvo a espadas en su primero, el albaceteño Miguel Tendero dio un toque de atención hoy en su alternativa en Las Ventas, por ganas y capacidad, en el primer festejo de la llamada Feria del Aniversario, en el que decepcionaron padrino y testigo de la ceremonia.

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(EFE)

El diestro albaceteño Miguel Tendero, en su faena al segundo de su lote, durante la corrida de San Isidro celebrada esta tarde en la Plaza de las Ventas, donde ha compartido cartel con Manuel Jesús "El Cid" y Sebastian Castella, y se han lidiado reses de El Puerto de San Lorenzo.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros del Puerto de San Lorenzo, aceptablemente presentados, mansos, justos de fuerzasº y deslucidos. Tercero y sexto "medio se dejaron" pero acabándose pronto. El cuarto fue un sobrero de Antonio Palla, en la línea de los titulares.

Manuel Jesús "El Cid": pinchazo hondo y cuatro descabellos (silencio); y estocada caída (silencio).

Sebastián Castella: media estocada tendida y ladeada, y descabello (palmas); y estocada casi entera trasera (silencio).

Miguel Tendero, que tomaba la alternativa: estocada trasera y dos descabellos (aviso y vuelta tras petición minoritaria); y pinchazo y estocada (silencio).

En cuadrillas, dos buenos pares de Curro Molina al tercero.

La plaza tuvo lleno de "no hay billetes" en tarde de calor.

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TENDERO, DISPOSICIÓN Y BUENAS MANERAS

Ni con las figuras se endereza esto, sea por los toros que forman parte de sus exigencias, sea por la abulia e incapacidad de ellos mismos. Es verdad que no embistió la corrida del Puerto de San Lorenzo, pero tampoco "El Cid" y Castella estuvieron por la labor. El contraste, las disposición y las ganas, las buenas maneras que apuntó el confirmante Tendero.

Desde luego que el envío del Puerto, en el límite del más absoluto descastamiento, fue poco menos que imposible. Lo que no quita para justificarse al menos con los recursos que se le supone a los veteranos. Y por donde, el único que salió a por todas, el bisoño Tendero, que además resolvió con mucha suficiencia.

Precisamente el toro más malo con diferencia fue a parar a él. Y encima, el de la confirmación. Un manso que salió desentendiéndose de capotes, que no quiso caballo y que huía de su propia sombra.

Intentó hacerse fuerte el buey en la querencia, en las proximidades de chiqueros, y costó un mundo picarle. No hubo forma de sacarlo de las rayas hacia afuera, y allí mismo le plantó cara el toricantano.

Muy firme y enganchándolo por delante acompasó Tendero las violentas embestidas, aparentemente menos bruscas por el lado izquierdo, aunque acabaría también reponiendo por ese pitón. Por el derecho "se metía". Pero no se arrugó el joven torero, siempre en actitud atacante.

Fue una pena que necesitara de dos golpes con el verduguillo después de la estocada, enfriándose ahí la gente para una petición de oreja en la que faltaron pañuelos. La vuelta al ruedo, sin embargo, fue aclamada.

Y ya en el sexto, que apuntó al principio cierta condición, sin embargo, no fue posible a ponerse el toro enseguida a la defensiva, "acostándose" por los dos pitones al tercer muletazo, y a menos, cada vez más corto de embestida. No obstante, hubo otra vez derroche de voluntad. Este Tendero quiere y puede. Y es así como llegará.

En contraste, la falta de ideas y de ambición del "Cid", que volvió a pasar por el ruedo venteño como una sombra. Su primero, manso y soso. Y él fuera de cacho, inseguro y por debajo del pésimo animal.

El sobrero de Palla, cayéndose tanto o más que el devuelto, provocó muchas protestas. Más motivado "El Cid", no obstante, con la gente en contra del animal, que llegó a ponerlo en apuros cuando realmente no pasó de las probaturas.

Castella, con el único toro de la tarde que se dejó engañar algo, el tercero, dibujó un principio de faena que hizo levantar esperanzas, al engancharlo por delante, llevándolo largo y templado. Mas no fue esa la tónica del trasteo al violentar a continuación al toro en los remates de cada pase, pegándole tirones. Tampoco hubo buen final de parte del astado. Así que, nada.

Y menos aún en el quinto, otro toro que se vencía al tercer muletazo, sin clase y tardeando, tragándoselos de uno en uno. Muchos pases, sí, pero sin poso.