Presos de Nanclares buscan normalizar su vida tras realizar un curso de cocina

Vitoria.-  Doce internos de la cárcel alavesa de Nanclares de la Oca han recogido hoy los diplomas que acreditan su capacitación profesional como ayudantes de cocina, que les permitirá normalizar su vida una vez que salgan de prisión.

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(EFE)

El director de la prisión de Nanclares de la Oca (Álava), Juan Antonio Pérez Zárate (c), entrega, en presencia del delegado del Gobierno en la Comunidad Autónoma Vasca, Mikel Cabieces (d), un diploma a uno de los presos (i) de este centro penitenciario que han realizado un curso de ayudante de cocina, dentro de un programa que busca facilitar la reinserción social de los internos.

Así lo ha manifestado en Vitoria el delegado del Gobierno en el País Vasco, Mikel Cabieces, durante el acto de entrega de los diplomas a esta docena de presos que han recibido clases de cocina durante varios meses, gracias a un programa educativo financiado por la obra social de la Caixa.

Cabieces ha recordado que, tal como se especifica en la Ley Penitenciaria, el fin primordial de la labor que se desarrolla con los presos es su reeducación y reinserción social, un "compromiso y un camino que debemos recorrer todos porque supone apostar por una sociedad más justa y más civilizada".

Cabieces ha subrayado que con estas iniciativas educativas se busca la normalización de la situación social de los internos y ha puesto como ejemplo a la cárcel de Nanclares, donde más de la mitad de los presos participan en actividades formativas.

Ha tenido palabras de reconocimiento para todos los funcionarios de Nanclares y en especial para su director, Juan Antonio Pérez Zárate, y ha destacado la generosidad de entidades, instituciones y personas que aportan "recursos y calor humano" a estos internos porque "es la sociedad la que debe tomar conciencia e implicarse para que esa reinserción sea real, efectiva y perdure en el tiempo".

Uno de los presos que ha recibido el diploma, Santiago Aguilera, ha expresado su deseo de lograr pronto el tercer grado penitenciario para disfrutar de la vida, vivir con su mujer y buscar un trabajo de cocinero "normal y corriente".

Kike Otaegui, un ex preso que hizo un curso de auxiliar de Enfermería y que ahora trabaja en una residencia de ancianos, ha dado las gracias de "corazón" al equipo educativo que, según ha dicho, "nos ha hecho sentir personas con nuestros derechos".

Las becas de La Caixa, según ha explicado la directora general de esta entidad en el País Vasco, Ana Guzmán, van dirigidas a los internos que están próximos a disfrutar de un régimen de semilibertad o libertad condicional.

Reciben la formación profesional en centros educativos homologados situados en el exterior de las prisiones.

En este caso, los doce internos, 9 hombres y tres mujeres con edades comprendidas entre los 25 y los 55 años, han estudiado cocina en la Escuela de Diocesanas de Vitoria.

Según Guzmán, cualquiera de ellos "está preparado para ser contratado y realizar trabajos en la especialidad realizada".

Una vez finalizada la acción formativa de las becas, los alumnos son derivados al programa de acompañamiento para la inserción laboral, cuyo objetivo es apoyar al beneficiario durante el proceso de búsqueda de empleo.

Este programa de Becas responde a un convenio suscrito en 2008 por la Caixa y el Ministerio de Interior.

En el curso 2008-2009 se han concedido en toda España un total de mil becas y la entidad financiera dedica un total de 6,7 millones de euros.