Descubren una placa en la casa de Alejandro Sawa, en el centenario de su muerte

Sevilla.-  Un placa de azulejo sevillano señala desde hoy el lugar que ocupó la casa natal del escritor bohemio Alejandro Sawa (Sevilla 1862-Madrid 1909), al que su amigo Valle-Inclán hizo inmortal al encarnarlo en el protagonista de su obra "Luces de bohemia" con el nombre de Max Estrella.

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(EFE)

Madrid 1900.- Retrato del escritor y periodista, Alejandro Sawa.

Al descubrimiento de la plaza ha asistido el único miembro con vida de la familia del escritor, su nieta política, Carmen Calleja Roveta, quien pese a su avanzada edad y sus dificultades para desplazarse ha viajado desde Madrid, donde vive, para mostrar su emoción y el orgullo de haber pertenecido a la familia de los Sawa, oriundos de Esmirna (Grecia).

La placa luce el famoso "Epitafio" que le escribió a Sawa su amigo Manuel Machado, "Jamás hombre más nacido para el placer fue al dolor más derecho", quien por cierto nació en la misma calle que Sawa, en la de San Pedro Mártir, donde también nació el escritor Rafael de León.

Se da la circunstancia de que Manuel Machado y Rafael de León sí tenían placa conmemorativa en este calle, pero no Sawa, como obedeciendo a su destino de escritor maldito y olvidado, por lo que su biógrafa, la profesora de la Universidad de Granada Amelina Correa, afirmó en el acto que se trataba de una justicia histórica.

En esta misma calle de San Pedro Martín vivieron también durante bastantes años el pintor Gonzalo Bilbao y el matador de toros Juan Belmonte, por lo que las autoridades asistentes al acto bromearon con la posibilidad de realzarla más aún, mientras que los vecinos actuales no disimularon cierto orgullo de vivir en un lugar tan señalado.

El delegado provincial de Cultura, Bernardo Bueno, dijo en su discurso que con este acto se trataba de "celebrar el mito y recordar a la persona", lamentó que no sea "muy conocido" en su ciudad natal y confió en que esta conmemoración lo remedie.

Bueno calificó a Sawa de "andaluz hiperbólico" y recordó que fue bautizado en la iglesia próxima de la Magdalena, correteó de niño por la también cercana Plaza del Museo y, poco ante de cumplir los 47 años, murió en aquel Madrid de principios de siglo que Valle Inclán describió como "absurdo, brillante y hambriento".

Amelina Correa destacó que Carmen Calleja Roveta sea sevillana de nacimiento, del Barrio de Santa Cruz, pero que siendo un bebé partió hacía Málaga y posteriormente a Madrid, a la vez que recordó la tragedia familiar por la Guerra Civil, ya que el marido de la única hija de Sawa, Helena, y el hijo mayor de ambos defendieron la causa de la República en los frentes de Madrid y Jaén, por lo que fueron represaliados.

El hijo menor de este matrimonio, Fernando López Sawa, fue el marido de Carmen Calleja Roveta, quien dijo que si viviera, hoy, "hubiera sido completamente feliz".

El acto, al que también asistieron la directora general del Libro de Andalucía, Rafaela Valenzuela, y la delegada municipal de Cultura, Maribel Montaño, fue cerrado por el periodista Jesús Vigorra, quien leyó un pasaje de "Iluminaciones en la sombra", obra póstuma cuyas páginas son consideradas las mejores de Sawa.

Vigorra Leyó: "Mis primeros tiempos de vida madrileña fueron estupendos de vulgaridad --¿por qué no decirlo?-- y de grandeza. Un día de invierno en que Pi y Margall me ungió con su diestra reverenda, concediéndome jerarquía intelectual, me quedé a dormir en el hueco de una escalera por no encontrar sitio menos agresivo en que cobijarme".