Los británicos están indignados con sus diputados y no es para menos: algunos de ellos han aprovechado los ingresos extra que reciben por desempeñar su cargo para arreglar la pista de tenis, construirse una piscina o amueblar la casa al estilo más 'cool'. Y mientras los votantes de Reino Unido reniegan de su clase política, el resto de Europa se pregunta si un escándalo de esta envergadura podría darse en sus países. Nosotros hemos mirado a nuestros políticos y hemos llegado a dos conclusiones: que en el Congreso de los Diputados es más difícil hacer este tipo de chanchullos y que el lugar en el que realmente puede haber más irregularidades es el Parlamento Europeo. Eso sí, para que la sombra de la duda deje que planear sobre las cabezas de los eurodiputados, después de las elecciones se pondrá en marcha un nuevo régimen de pagos que deja menos lugar a la picaresca.
El control del gasto de los eurodiputados cambiará tras las elecciones.
Que José Blanco construya una piscina en su jardín o que Ana Pastor renueve toda las alfombras y cortinas de su casa gracias a los extras que reciben como diputados es poco probable, puesto que la cuantía que obtienen es mucho menor que las de los diputados británicos. No olvidemos que los parlamentarios de Westminster podían pasar facturas de hasta 24.000 euros al año en concepto de 'gastos de segunda vivienda', lo que incluía el cambio de muebles, la compra de electrodomésticos y todo tipo de reformas. Aún así, los políticos españoles tienen margen de acción puesto que también reciben dietas fijas que pueden distribuir como quieran.
Además de su sueldo base —que, como el de los eurodiputados, es de 3.126 euros— reciben 1.822 euros al mes en concepto de manutención y alojamiento. La cifra es de 869 si los diputados han sido elegidos por Madrid, puesto que se considera que acudir al Congreso les supone menos gastos. Además, reciben una dieta de 120 euros al día en los viajes oficiales (150 euros si son internacionales) y un bono taxi de 250 euros al mes para moverse por Madrid. Parece que la pista de tenis tendrá que esperar.
Los políticos suelen mostrarse reticentes a que sus partidos les manden a Europa. El Parlamento Europeo está considerado una especie de cementerio de elefantes al que son enviados después de un tiempo (para algunos, después de toda una vida) peleándose en el ruedo nacional, pero el cambio de escenario tiene dos grandes ventajas: menor desgaste público y, sobre todo, una comodísima situación económica que incluye un montón de gastos extra que muchas veces no hay que justificar.
Pero buena parte de este chollo está a punto de acabarse. Las condiciones de control serán más duras —o al menos no tan blandas— después del 7-J, cuando entre en vigor el Estatuto de los diputados. En estos momentos, el sueldo de un eurodiputado español (hasta después de las elecciones los salarios son distintos para cada país) y de uno nacional es el mismo: 3.216,53 euros brutos al mes. Pero los parlamentarios europeos cuentan con muchos pluses que hacen que puedan recibir todos los meses hasta tres veces su sueldo. Los ingresos mensuales ahora mismo se dividen de la siguiente manera:
El 'speaker' británico ha dimitido por el escándalo.
Después de las elecciones, el sueldo se unificará y todos los eurodiputados cobrarán 7.665 euros brutos al mes, independientemente del país del que procedan. A esa cifra añadirán las dietas de gastos generales, anual de desplazamiento y también de estancia. La única que cambiará es la fija de viaje: en vez de recibir una cantidad fija, sólo se les reembolsará lo que hayan gastado. Además, habrá más control a la hora de contratar a los asistentes.
"Lo que ha ocurrido en Reino Unido no podría pasar en el Parlamento Europeo, porque esta cámara tiene muchos más mecanismos de control". El que realiza esta afirmación es Jaume Duch, portavoz del PE. Los mecanismos a los que se refiere son organismos de control interno y externo, auditorías y la continua vigilancia de dos órganos: el Colegio de cuestores y la Oficina Antifraude de la UE. "Siempre se puede mejorar todo pero los sistemas de control del PE son mucho mejores que los de otros parlamentos y, sin duda alguna, que del británico".
Pero, a pesar de los mecanismos, existen muchos 'agujeros' que permiten que los diputados europeos se embolsen a final de mes unos cuantos euros extra. Ninguno de los europarlamentarios tiene que justificar a qué destina los 4.202 euros de gastos generales, ni tampoco los 298 euros de dietas diarias. El punto más débil es el de las dietas de viaje: la cuantía que reciben es la misma independientemente de que viajen en primera clase o en un vuelo 'low-cost'. Así que si uno consigue un vuelo Madrid-Bruselas ida y vuelta por 181 euros y tiene un presupuesto asignado de 400 euros para ese viaje, se queda con la diferencia sin que nadie lo reclame. De hecho, lo único que se les reclama es la tarjeta de embarque. Eso cambiará cuando entre en vigor el nuevo texto.
"El estatuto va a conseguir que tengamos un sistema más transparente puesto que no hay muchos gastos que van a dejar de ser dietas fijas y que sólo cobrarán cuando presenten los justificantes", explica el eurodiputado socialista Enrique Barón. Es un veterano en la Cámara —salió elegido en las primeras europeas en las que participó España, en 1986— y fue su presidente durante tres años. Reconoce que "siempre hay posibilidad de fraude porque la inventiva humana es inagotable pero el PE ha desarrollado un sistema que funciona bien casi en su totalidad".
Pero, ¿y esos euros que reciben y no se gastan? Mientras que Barón asegura que "es un poco 'lo comido por lo servido' porque hay veces en las que las dietas no cubren lo que realmente nos gastamos", para el portavoz del PE "no se trata de malversación o fraude ya que no es ilegal. El PE destina esa cantidad y los parlamentarios después gastan más o menos".
Junto con las dietas de viaje que no hay que justificar, el otro punto por el que más ha sido criticado es la remuneración de los asistentes. Durante mucho tiempo, los eurodiputados han podido elegir a quienes contrataban como asistentes y repartir la partida destinada a ellos del modo que consideraban más adecuado. Y muchos habían caído en la tentación de rodearse de familiares-asistentes a los que podían pagar varios miles de euros al mes.
"Realmente los casos de fraude no han sido muchos. Lo que ocurre es que en Reino Unido es muy habitual que los asistentes sean familiares y los eurodiputados británicos han hecho lo mismo en el PE", justifica Jaume Duch. Sea como sea, esto ya no será posible a partir del próximo curso puesto que los nuevos asistentes que se contraten no podrán ser familiares directos.
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