Los acusados de robar un chalé en Bargas y maniatar a la sirvienta dicen que ella fue la inductora

Toledo.-  Los acusados de robar en un chalet de Bargas (Toledo) tras amenazar de muerte y maniatar a la empleada de hogar, ex-novia del hermano de uno de ellos, implicaron a la chica en los hechos y dijeron hoy en el juicio que ella fue la inductora, aunque la fiscalía no la acusa.

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(EFE)

La Audiencia Provincial de Toledo juzga hoy a dos hombres acusados de maniatar y amenazar a una empleada de hogar, novia del hermano de uno de ellos, y robar en el domicilio de Bargas (Toledo) en que trabajaba aprovechando la ausencia de los propietarios.

Los acusados, Alín R. y Valentín C., de nacionalidad rumana, explicaron al tribunal que la supuesta víctima, Verónica M.T., -compatriota y ex-novia del hermano de Alín, que no está implicado en el caso- fue quien les propuso el robo días antes de los hechos, ocurridos el 5 de diciembre de 2006, poco tiempo después de llegar a España de forma ilegal.

En el robo del chalet, situado en la urbanización Los Altos de Bargas, participó también, presuntamente, un tercer individuo, Eugen T., también rumano, que se dio a la fuga tras repartirse el botín logrado y que según los propietarios de la vivienda consistió en más de ocho mil euros en metálico que se hallaban en la caja fuerte y joyas valoradas en más de 31.000 euros.

Así, los acusados explicaron que ese día, Verónica, con su coche, les fue a recoger a la plaza de Zocodover de Toledo para dirigirse hasta el chalet y que una vez que ella comprobó que efectivamente los dueños no estaban a esa hora, como solía ocurrir, les abrió la puerta, desconectó la alarma, ató al pastor alemán que custodiaba la casa y les fue indicando donde estaba la caja fuerte, que arrancaron de la pared con una radial, y las joyas.

Después, mientras los otros dos se ocupaban del botín, Alín se encargó de atarla de pies y manos y taparle la boca con cinta aislante para "hacer más real" el robo, tras lo cual huyeron en el vehículo de la chica y lo aparcaron en la estación de autobuses, para seguidamente coger un autobús hasta Madrid, donde se quedó Eugen, mientras que Alín y Valentín se fueron a Alicante.

Estos dos últimos se entregaron en el juzgado diez meses después, a pesar de que una semana después de los hechos supieron que ella les había identificado, aunque en principio le dijo a la dueña y a la Guardia Civil que los asaltantes del chalé eran españoles.

Durante el interrogatorio, la chica negó que estuviera implicada en los hechos, aunque se contradijo respecto a versiones anteriores sobre la identidad de los ladrones, pues primero dijo que eran españoles, luego que también hablaban en rumano y más tarde que creyó identificarles cuando hablaban entre ellos.

Por su parte, la propietaria de la vivienda, M.M.C.C., explicó que cuando ese día llegó a la casa sobre las diez de la mañana, tras atender un negocio de churrería industrial, advirtió ciertas circunstancias extrañas que la llevaron finalmente a pensar que su empleada estaba implicada.

Así, se encontró con que la puerta de entrada a la casa estuviera abierta, el perro atado y no suelto como era habitual, que solo hubieran registrado la habitación de las joyas y la caja fuerte y que la empleada tuviera vendados los ojos con un pañuelo de seda suyo, pues, "una persona que va a robar no se preocupa de no hacer daño a su víctima, de rozarle los párpado o los ojos".

La dueña explicó también que el día de los hechos tenía ese dinero en la caja fuerte porque iba a hacer una entrega por la compra de un terreno para hacerse una casa en otro pueblo de Toledo, pero, que siempre había confiado en Verónica hasta el punto de permitirle manejar la caja fuerte.

En sus conclusiones definitivas, la fiscal del caso rebajó de once a seis años la pena solicitada para cada uno de los acusados por robo con intimidación en concurso con otro delito de detención ilegal, mientras que la acusación particular solicita cuatro años de prisión para cada uno de ellos, pena que hace extensible a la chica, a la que acusa también de simular un delito, por lo que pide otros diez meses de multa.

Por su parte, la defensa de los jóvenes solicita para cada uno de los acusados año y medio de prisión, que es el tiempo que llevan en la cárcel, mientras que el abogado de Verónica pidió la libre absolución y que las costas del juicio recaigan en la acusación particular.