Cómo pasé cuatro días detenida tras ser atropellada en bici

QUITO (ECUADOR).-  Hace unas semanas, foros de ciclistas urbanos se hacían eco de una noticia surrealista: una mujer había sido detenida en Quito tras ser atropellada por un taxi cuando circulaba en bici por una ciclo vía. Nos lo cuenta la propia ciclista, Mónica Coba, una joven de 25 años, que pasó cuatro días y tres noches en comisaría.

Yuliyia Noishschuk

Los tensos momentos tras el accidente sobre la propia pintura roja del carril bici (en la imagen pequeña, Mónica Coba ).

Todo ocurrió el pasado 23 de marzo, sobre las 12:30, en Quito. Circulaba por la ciclo vía [carril bici] de la Avenida Amazonas en sentido sur-norte, cuando un taxista que salía por una calle secundaria llamada Mariscal Foch me impactó por mi lado derecho mandándome sobre el capot de su carro y quedando mi bicicleta destrozada a unos pocos metros.

Aquí es muy típico que los conductores, en especial taxistas y conductores de buses, falten al respeto a los peatones y ciclistas y se den a la fuga. Así que, pensando en eso y con la adrenalina que tenía, me levanté para taparle el paso y para exigirle que me reparara mi bici. El señor decía que me iba a pagar y que sólo iba a estacionar mas allá. Pero era obvio que para pagarme no había la necesidad de que arrancara el auto más lejos. Toda la gente empezó a acercase cerrándole el paso actuando en mi favor.

La policía pidió los documentos al taxista y procedió a hacer el parte y a tomar declaración de un testigo ocular. Como me sentía mal, me llevaron a la Clínica Pichincha, la más cercana, donde estuve todo el tiempo custodiada por agentes. Me dieron el alta sobre las cuatro de la tarde, pero para entonces ya estaban esperándome a la salida dos abogados del taxista con la familia, todos al acecho como si fuera una asesina. Horrible. Le tuve que entregar el certificado a uno de los policías y entrar en su coche. Les pregunté a los policías que estaban dentro qué iba a pasar, a lo que se quedaron callados. "No sabemos, allá donde le llevamos le han de decir", fue la única respuesta tras insistir.

Yuliyia Noishschuk

Estado en el que quedó la bici.

Cuando llegamos al centro de detención a rendir mi declaración, uno de los policías me preguntó mi nombre y número de cédula, y yo le volví a preguntar qué iba a pasar, qué cual era el proceso. Cuando estaban terminando de coger mi declaración, fue apenas ahí que me informaron de que tenía que quedarme detenida. En total, estuve en prisión cuatro días y tres noches. Al taxista también le detuvieron, pero salió a la vez que yo. Agradecer sobre todo al Mayor de la Policía y a los otros agentes que estuvieron en turnos anteriores a mi detención su calidad humana y su trato, ya que sabían que no trataban con delincuentes.

¿Cómo pudo suceder todo esto? Pues al parecer, se basan en la última ley de tránsito redactada (Ley orgánica de Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial, artículo 165), que dice: "Los agentes que tomen procedimiento en un accidente de tránsito y siempre que cuenten con los suficientes elementos probatorios están facultados para detener al presunto autor del delito de tránsito en donde resulten muertos o lesionados graves y ponerlos a ordenes del Juez de Tránsito competente, así como a la aprehensión de los vehículos involucrados, los mismos que serán puestos inmediatamente a ordenes del respectivo agente fiscal, quien dentro de las 24 horas siguientes a la detención y aprehensión que señala este artículo, deberá dictar la resolución de inicio de instrucción fiscal y notificarla al juez de tránsito respectivo". Imagínate, la bicicleta está catalogada como vehículo en igualdad de condiciones como uno a motor.

Como anécdota, cuando fui a retirar mi bici del patio de retención vehicular, el encargado me dijo que la bici estaba retenida porque era un automotor. Yo le dije que cómo iba a decir que es un automotor, hasta que después de la tercera vez de preguntarle y decirle que dónde tiene el motor la bici, se dio cuenta de la barbaridad que decía.

A raíz del accidente, sufrí algunos daños físicos como una fractura leve en la escápula derecha. Además, tengo lastimado mi antebrazo derecho y dolores en el lado derecho de mi torso, así como moretones en la pierna. Pero lo peor fue psíquicamente. Me atrevo a decir que me ha afectado mucho mental y sobre todo emocionalmente haber vivido la experiencia de sentir que no tenemos nada que nos proteja.

Es horrible esa sensación de impotencia que sientes ante la situación, por varias razones: primero saber que hay huecos en la ley que no nos ampara, que la gente que elabora las leyes no son capaces de analizar cosas que sólo dependen de lógica o sentido común; otra, saber que este señor taxista que causó el accidente seguramente como siempre pasa en este país quedará ahí como que nada ha ocurrido; y lo que más me duele saber es que la institución que debe ejercer las leyes no fue capaz de informarme sobre el proceso, sobre mis deberes o derechos, —por ejemplo, en el parte policial misteriosamente nunca asomó la versión de un testigo que vio el accidente y declaró a mi favor—, eso mi indigna mucho y me duele no sólo por mi, porque en todo caso ya estoy fuera, me duele por toda la gente que va a seguir viviendo lo mismo y en peores condiciones quizás.

Lo cierto es que la figura del ciclista en Ecuador es muy vulnerable en el marco legal. No tenemos ningún amparo pues la ley nos da un tratamiento como conductores de un vehículo a motor, cuando nosotros, los ciclistas, estamos siempre en desventaja frente al automóvil. Considero que deberíamos tener algún tratamiento especial puesto que además estamos manejando un medio de transporte que no es contaminante y protege el ecosistema. Ahora, organizaciones como Bici acción y Ciclo polis con Cristian Medrano están luchando para que se haga algo, si no en la ley por lo menos en el reglamento de tránsito (ver manifiesto).

Me da pena que la ley esté de esta manera porque existe mucha gente con ganas de andar en bici y se priva de ello por el miedo a que les roben su bicicleta. Quizás la ley actual provoque que la gente se prive del beneficio de ir en bici sólo por el temor a no tener ningún amparo al salir a la calle. Cuando la idea sería que se brinde protección y que los usuarios de bicicletas vayan aumentando por el bien de nuestro aire y salud.