El obispo de Santander afirma que la crisis casi está desbordando a Cáritas

Santander.-  La Iglesia está siendo "muy sensible" ante la crisis económica, según el obispo de Santander, Vicente Jiménez Zamora, quien hoy ha asegurado que los servicios de Cáritas "casi se ven desbordados" por quienes acuden a pedir ayuda, cuyo perfil, además, ha cambiado en los últimos meses.

ampliar foto

(EFE)

El obispo de Santander, Vicente Jiménez Zamora. EFE/Archivo

Jiménez Zamora ha explicado, en una entrevista en RNE, recogida por Efe, que quien acude a Cáritas ya no es "el pobre clásico que pide alimentos", sino aquellas personas se han quedado sin trabajo y piden que se les ayude a pagar el alquiler o el recibo de la luz o que se les preste dinero para hacer frente a sus necesidades más urgentes.

El obispo ha alabado el trabajo que están haciendo los voluntarios de la organización diocesana, que ya cerró el primer semestre de 2008, cuando apenas estaba comenzando la crisis, con la misma demanda que en todo 2007, una demanda que además se fue multiplicando en el segundo semestre del año pasado y en el primer trimestre de éste.

La iniciativa planteada por el obispo de Segovia de donar un diez por ciento del sueldo de los sacerdotes a los parados, le parece un "gesto testimonial, muy bonito, que se prodigará" y él ha pedido a todos los sacerdotes de la diócesis que hagan de sus parroquias "casas de acogida y solidaridad".

También ha confesado que echa de menos una mayor participación de los católicos en la vida pública, desde el convencimiento de que "la fe no se puede guardar en las sacristías y se hace presente en la vida pública, que no es sólo la vida política".

"Nos falta ese gancho de presencia en la vida pública" ha insistido Jiménez Zamora, quien ha destacado que las relaciones de la Iglesia en Cantabria con el Gobierno regional son buenas. "Yo diría que hasta cordiales y también fluidas" ha apostillado.

A su juicio, las instituciones y los poderes públicos y la Iglesia se deben a las mismas personas, "los ciudadanos y los creyentes, pero cada uno desde su identidad específica, la Iglesia desde su misión pastoral y las instituciones desde la cosa pública. La vida política es un arte difícil y noble", ha apuntado.

Preguntado sobre si considera que la nueva situación política en el País Vasco puede contribuir a acabar con el terrorismo, ha afirmado que "todo lo que sea crear ámbitos de paz, de entendimiento y transmitir la necesidad de paz al pueblo, venga de donde venga, es bueno".

A su modo de ver, el terrorismo es "algo intrínsecamente perverso" y "gravemente inmoral", un problema humano en primer lugar y después político. "Hay que desarmar las conciencias para que no haya disparos, ni de bombas ni de pistolas", ha subrayado.

Desde su punto de vista, el mensaje de la Iglesia a favor de la vida "está muy claro" y cuando dice no al terrorismo, al aborto o a la eutanasia está diciendo sí en positivo a la vida y por eso condena también el maltrato, la explotación y la esclavitud infantil o la pederastia.

Así ha respondido cuando se le ha planteado si la Iglesia, que ha lanzado una polémica campaña contra el aborto, no está dedicando el mismo esfuerzo a defender a la infancia que sufre por el maltrato o por los abusos sexuales.

Jiménez Zamora lleva un año y medio al frente de la diócesis de Santander y siente que ha sido bien acogido por los cántabros y que poco a poco se va acercando no sólo a los sacerdotes, los religiosos y los creyentes, sino también a aquellos que no creen pero son "hombres de buena voluntad", convencido de que la Iglesia "tiene que tender siempre puentes de diálogo, de comunión y de entendimiento".

Entre sus preocupaciones están los jóvenes, que en muchos casos "sintonizan con el mensaje del Evangelio" pero también son "hijos de su tiempo, imbuidos de una mentalidad materialista, consumista y de cierta libertad y a veces no conectan del todo con el mensaje de Jesús o la Iglesia no acierta a conectar con ellos".

Cree que la de Santander es una diócesis "viva y saneada" y "con más luces que sombras", aunque entre estas últimas está la preocupante crisis de vocaciones. Por eso se propone reforzar el Seminario Mayor y abrir de nuevo el Seminario Menor.