Beber a morro, un ejemplo más de la cultura de lo fácil y práctico

LOS ÁNGELES.-  Hace unos días nos sorprendíamos al ver la imagen de Obama bebiendo a morro de una botella de agua, en el transcurso de una rueda de prensa durante el G-20. El presidente de Estados Unidos, muy al estilo Coca-Cola, calmaba la sed de forma natural y sin miramientos. Obama llevaba unos días con jornadas interminables de reuniones, fotos y viajes. Qué menos que poder beber un trago de agua tranquilamente sin pensar si lo que estaba haciendo era lo correcto. Pues bien, ésta es una muestra de espontaneidad que raramente daría un dirigente europeo o asiático, pero muy propia de la cultura norteamerica. Hacemos un repaso a algunos aspectos en los que los estadounidenses van a lo fácil, cómodo y práctico sin preocuparse de lo que es políticamente correcto.

(REUTERS)

Obama bebiendo a morro.

En Estados Unidos no están, en general, acostumbrados a beber agua del grifo. Esto se debe principalmente a que en muchas zonas el agua no tiene la suficiente calidad como para ser bebida. Así que se pasan el día abriendo botellas de agua y, por supuesto, bebiendo a morro para no tener que fregar el vaso. Esto se traslada a los restaurantes donde no es difícil ver a la gente apartar el vaso como algo inservible y beber directamente de la botella. Así que el gesto de Obama más que una grosería es parte de la cultura de su país.

Es tal la afición en Estados Unidos por el agua embotellada, que algunas organizaciones para conservación del medio ambiente han hecho un llamamiento a la población para que siempre que se pueda se consuma agua del grifo. En ciudades como Boston incluso algunos restaurantes se han comprometido a ofrecer a sus clientes siempre agua del grifo.

Al margen de la costumbre de beber a morro, la pareja Obama demostró en su gira por Europa, que a pesar de su cargo, no le van los encorsetamientos y mucho menos las cosas que no son prácticas. Por eso en vez de regalarle a la Reina Isabel II una aburrida bandeja tallada, le obsequiaron con un Ipod, que además ya venía con música y fotos. Una lección de practicidad que resume muy bien la cultura del regalo en el país, la cual no sería nada sin las famosas 'gift cards' (tarjetas regalo). Para qué arriesgarse a comprar algo que no pueda gustar con lo fácil que es ir a su tienda preferida y comprar una tarjeta. Al contrario de lo que se pueda pensar en España, aquí no está mal visto ni refleja una falta de interés sino un esfuerzo por querer agradar. Las hay de todo tipo: de gasolina, de comida, un corte de pelo, un masaje...

Pero si hay algo en lo que la comodidad se vuelve extrema, eso es la conducción. Estados Unidos es el paraíso de los coches automáticos y en muchos casos ni siquiera saben cómo se conduce uno manual. Total, cambiar de marcha es un rollo. Además, desde el coche se puede hacer de todo tipo de cosas: pedir un café en Starbucks, hacer un ingreso en el banco y por supuesto encargar la cena. El café será —desde el coche o en una cafetería— casi siempre en vaso de cartón. Tampoco hay que fregar la taza y te puedes deshacer de él en cualquier papelera. De la afición a utilizar el coche para todo viene parte de la problemática de la obesidad. No hay que olvidar que, además de ingerir grandes cantidades de comida basura, en algunas ciudades apenas se camina.

Desde el coche puedes pedir un café.

Entramos en el aspecto en el que los estadounidenses son los amos de la ley del mínimo esfuerzo: la comida. En casi todos los restaurantes hay opción de 'take away' (para llevar). Normalmente todo viene muy preparado: servilleta, cubiertos de plástico... ¡Estaría bueno que tuvieras que fregar al llegar casa! Si has decidido comer en el establecimiento, pero no te has terminado la comida, el camarero te ofrecerá una 'cajita' para que te lo lleves y lo comas cuando te apetezca. Éste es uno de los aspectos más admirables de una cultura que detesta tirar la comida.

¿Y que sería de los estómagos norteamericanos sin el servicio a domicilio? Una simple llamada te lleva a tu casa sushi, comida mexicana, tailandesa, india... Casi todo lo que puedas imaginar lo puedes tener en tu casa llamando por teléfono. La compañía Almost Anything Delivery (casi todo a domicilio) se encarga de llevarte a casa la comida de esos restaurantes —normalmente más caros— que no tienen servicio de entrega. Sólo tienes que llamarles y especificarles el restaurante y lo que quieres comer. "Relájate, nosotros lo hacemos por ti" es su lema. Con todo este tipo de servicios es normal que en la época de la universidad haya muchos estudiantes que se pasen años sin cocinar o pasarse por el supermercado. Y eso que las tiendas de comestibles están repletas de platos precocinados y fáciles de preparar.

Respecto a las tareas del hogar, en Estados Unidos también se decantan por lo fácil. La fregona se sustituye por una mopa con una botella de detergente incorporada. Sólo tienes que apretar un botón y la mopa expulsa la cantidad de líquido que necesitas para dejar tu suelo impecable. Y por supuesto nada de tender la ropa. Eso es un trabajo de la secadora que, además de secarla, la deja medio planchada.

Otra de las costumbres que lleva la practicidad hasta límites insospechados es la comodidad a la hora de vestir. Las chanclas son las fieles aliadas de la vestimenta de cualquier joven estadounidense en cuanto sale el primer rayo de sol. Pero no las usan sólo para la playa o la piscina —como hacemos por ejemplo en España—, las llevan al trabajo o una cena con amigos. ¿Se imaginan a Obama en chanclas en una reunión anticrisis? Todo es posible en un país que carece totalmente de sentido del rídiculo. Es una batalla perdida convencer a un norteamericano de que no se ponga chanclas todos los días y con cualquier tipo de ropa durante los meses más calurosos. La razón es muy simple: son cómodas y no te suda el pie. Fin de la discusión. Esto se puede aplicar a cualquier otra prenda que no venga a cuento pero que sea práctica. Michelle Obama, por ejemplo, se plantó un cardigan negro encima de un vestido de Narciso Rodríguez el día que su marido ganó las elecciones. "Ya sé que no quedaba muy bien, pero tenía frío", dijo.

Éstos son sólo algunos ejemplos de cómo la sociedad estadounidense ha ido desterrando todo aquello que era complicado o incómodo —aunque en muchas ocasiones bueno— para desarrollar un estilo de vida en el que todo tiene que ser simple y fácil. ¿Importarías alguno de estos ejemplos al estilo de vida español? ¿Te parece bien que los Obama sean tan espontáneos?