Raúl Malo: sombreros de cowboy y tacón cubano en las playas de Miami

Conocí a Los Mavericks a primeros de los 90. Sus dos primeros discos tenían el toque del nuevo country rock que se llevaba haciendo desde los 80 en Estados Unidos al estilo de Dwight Yoakam o Randy Travis, pero a la vez tenía un nosequé diferente y fresco. La respuesta a la búsqueda de ese toque diferente llegó al escuchar 'From hell to paradise'. Las raíces cubanas de su cantante, Raúl Malo, daban al grupo un toque alegre, exótico y nuevo. El que vinieran de Miami en vez de Nashville también ayudaba.

En 1996 tuve oportunidad de verles en directo. Tras un tiempo manteniendo correspondencia con el bajista del grupo, este me anunciaba que venían a tocar a España. Algo curioso porque el country no ha sido nunca muy popular en nuestro país y, aunque los discos de Mavericks se editaban por una multinacional, la promoción que había recibido el grupo hasta entonces en prensa, radio y televisión española era cero.

Tras 500 kilómetros en coche en medio de un frío invernal y nieve en los puertos, llegábamos a Madrid esperando encontrarnos en familia para asistir al concierto. Error. Menos mal que mi previsión había hecho que encargara las entradas por adelantado, pues estas llevaban una semana agotadas y en la puerta de la sala Caracol de Madrid se agolpaba medio centenar de personas buscando reventa o intentando entrar como fuese. ¡Parecía que había expectación por ver al grupo de moda en la escena country!

El concierto fue magistral, una lección de cómo tocar y como comportarse en un escenario. Sobrios, pero simpáticos y ejecutando su repertorio de manera impecable. No sé cuánto duró el concierto, ni cuántos bises hicieron, pero parecía que no se querían ir nunca del escenario, ni nosotros queríamos que se fuesen. Al final, clásicos del country e incluso rancheras, todo en la perfecta voz de Raúl. El viaje, el frío y las apreturas durante el concierto habían merecido la pena.

Tras una serie de discos más, Mavericks terminaron separándose y cada uno comenzó firmando trabajos por su cuenta. Raúl, convertido en cantante solista, presenta estos días su séptimo disco, 'Lucky one'.

La cristalina voz de Raúl Malo se expande por una docena de canciones, a cada cual mejor. Con un timbre de voz cercano en algunos momentos al Roy Orbison de 'In dreams' las historias se van sucediendo, algunas optimistas y otras descorazonadoras sobre amores perdidos y llorados. Al fin y al cabo esto es country, amigos.

Desde el cincuentero con aires eclesiásticos de 'Ready for my love' —con un órgano Hammond magistral que lleva el peso de una canción que recuerda en parte al 'Crying in the chappell' de Elvis Presley—, a los ritmos pseudoitalianos de 'Moonlight kiss', el estilo vaquero años 50 del tema que da título al disco, o 'Crying for you' que comienza con una línea similar a 'Send in the clowns' para transformarse en uno de esos dramones tremendos que tanto le gustaban al difunto Roy Orbison y que hace parecer que Raúl Malo llora mientras canta, como hacía el maestro Orbison.

Los ritmos bailables de 'Lonely hearts' nos retrotraen al repertorio de los Mavericks con una guitarra al comienzo altamente contagiosa, la inspiración de los Byrds en 'One more angel' o 'You always win', una joya para todo crooner que se precie, hacen de 'Lucky one' un disco variado, ameno y perfecto para el lucimiento como compositor y vocalista de Raúl Malo.

No estoy seguro de si alguna canción la he podido escuchar ya o no en ella, pero la música de Raúl Malo es una banda sonora perfecta para la serie de tv Dexter. Tanto en los momentos en que el amigable forense asesino pasea por las calles de Miami como cuando ejecuta a sus víctimas, una de las canciones de Raúl Malo le daría el toque perfecto. La conexión cuba-Miami que, gracias a Dios, no se centra sólo en el empalagoso clan Estefan y tiene en Raúl Malo a un elegante, fino y exquisito embajador.