Un presunto asesino dice que los moratones de su mujer eran por la medicación

Vitoria.-  Víctor Manuel Martín, que asesinó presuntamente a su mujer Asunción Villalba el 2 de junio de 2007 en Vitoria, ha asegurado hoy ante el juez que los moratones que reiteradamente presentaba su esposa eran debidos a la medicación que tomaba por sufrir Sida, lo que le provocaban mareos y caídas.

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(EFE)

Vecinos de la localidad vizcaína de Gernika sostienen una pancarta con el lema "No más violencia contra las mujeres" durante la concentración realizada ayer frente al Ayuntamiento de la villa para mostrar su repulsa a la agresión mortal protagonizada por un hombre de 48 años, identificado con las iniciales J.F.J.J., que mató con una navaja a su mujer en el transcurso de una discusión familiar y en presencia de un hijo menor de edad y de una hija de 19 años, que resultó herida grave.

Hoy ha comenzado en la Audiencia Provincial de Vitoria el juicio contra Martín, para el que el Fiscal y las cinco acusaciones piden 20 años por asesinato y otros tres por maltrato físico y psíquico continuado.

Asunción Villalba murió tras recibir dos puñaladas en el número 36 de la calle Antonio Machado de la capital alavesa, en el domicilio familiar.

Su marido, presunto autor del asesinato, fue detenido horas después de la agresión por la Policía vasca tras personarse en la comisaría de la Ertzaintza.

En la primera sesión del juicio, el acusado ha dicho que le sorprendía conocer en ese momento que su esposa le había denunciado en tres ocasiones por haber sido víctima de malos tratos.

Ha negado la versión de la Fiscalía, que sostiene que el acusado, después de ver un extracto bancario en el que supuestamente faltaban 20.000 euros, inició una discusión con la víctima.

En un momento de la discusión, el presunto asesino cogió un cuchillo de la cocina y asestó dos cuchilladas a la mujer, a la que dejó en la entrada de su casa desangrándose.

El esposo llamó por el portero automático a varios vecinos a los que dijo: "Asun se está muriendo" y se fue a un polígono cercano donde se reunió con sus hermanos, antes de entregarse a la Ertzaintza.

El acusado ha argumentado hoy que tanto él como ella se encontraban bajo los efectos de las drogas, ha llegado a sostener que la noche anterior pudo consumir hasta catorce gramos de cocaína y "speed", y del alcohol, que fue su mujer la que en un primer momento cogió el cuchillo y que él se lo pudo clavar en un forcejeo posterior, pero que no se acuerda.

A ese forcejeo ha achacado los cuarenta hematomas descubiertos en el cuerpo de la víctima en el examen forense de la autopsia.

Uno de los momentos más duros de la vista oral ha sido cuando ha declarado la hija de ambos, Izaskun, quien se ha referido a su padre como "ese personaje" con el que tenía una relación como "con uno más de la calle".

Izaskun, que habitualmente vivía en el domicilio de su abuela, ha relatado que durante años ha sido testigo de puñetazos, tortazos, patadas, de maltrato psicológico, que llevaban a su madre a denunciar a su padre, e incluso a pedir en una ocasión a una de sus hermanas que le ayudase a escapar de Vitoria.

La hija ha relatado que tras el asesinato le pidió a su padre que vendiera el coche para pagar el nicho de su madre, pero que éste lo que hizo fue donar el vehículo a uno de sus hermanos y dejarle su casa, sobre la que hay una hipoteca de un valor mayor que el del propio piso.

Varias de las personas que acudieron a socorrer a Asunción cuando estaba herida de muerte, han contado que había sido víctima de una "tremenda paliza", que tenía un ojo que no podía abrir de lo inflamado que lo tenía y que mientras agonizaba les desveló que le autor había sido su marido, apodado el "viki" o el "desgüellado".

Un hermano de la víctima ha contado ante el tribunal que Asunción tenía la cara "completamente negra" de los golpes que había recibido que, anteriormente, su presunto asesino había atribuido a los golpes que se había dado en el forcejeo.

Se prevé que la vista oral continúe una jornada más y mañana podría quedar visto para sentencia.