Más de 200 toneladas de correspondencia electoral vasca irán a la papelera

San Sebastián.-  Los electores vascos reciben estos días en sus buzones sobres, papeletas, cartas y folletos que los partidos remiten masivamente y que suman más de 13 millones de envíos, lo que supone un mínimo de 215 toneladas que en su mayor parte acaban en la papelera.

ampliar foto

(EFE)

La portavoz del PP en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría (i) reparte propaganda electoral durante el recorrido que efectuó por la localidad vizcaína de Durango el pasado viernes. EFE/Archivo

Organizaciones ecologistas como Greenpeace y Ekologistak Martxan critican el uso de estas técnicas por ser "un aluvión de propaganda ni pedida ni deseada" y hacen hincapié en ejemplos como la campaña llevada a cabo por el presidente estadounidense Barack Obama, que destacó por su eficiente uso de nuevas tecnologías como internet y se ha revelado como un sistema más útil para ganar elecciones sin consumir tantos recursos naturales.

Las formaciones que concurren al Parlamento vasco ven en el buzoneo o "mailing" un medio más para engrosar el cupo de votantes con el que se despilfarran cientos de miles de kilos de papel que son el resultado de costosas campañas de marketing político, estudiados diseños y cautivadores eslóganes plasmados en cartulinas y folletos satinados.

Según el Instituto Nacional de Estadística, el número de personas con derecho a votar el próximo 1 de marzo asciende a 1.732.346 electores, por lo que los partidos mandan al menos una vez esa misma cifra de misivas a los ciudadanos registrados en el censo, sin contar el voto CERA de residentes en el extranjero.

Una familia vasca con cuatro miembros en edad de votar puede llegar a recibir en su buzón cerca de medio kilo de correspondencia electoral, frente a los escasos 10 gramos que pesan sus cuatro sufragios.

Al abrir muchas de las cartas pueden encontrarse una o más papeletas con las listas de candidatos del partido en cuestión, así como sus sobres correspondientes, materiales idénticos a los que hallarán en los colegios electorales si acuden a las urnas.

Casi todas las misivas que llegan a los domicilios contienen además algún tipo de folleto informativo con detalles sobre los candidatos o contenidos de su programa político.

Los partidos vascos con mayor número de escaños, PNV, PSOE y PP, son los que efectúan más envíos, con remesas extra de cientos de miles de cartas y recordatorios que en algunos casos se circunscriben a poblaciones concretas o van dirigidas a un determinado colectivo, como mujeres, jóvenes que votan por primera vez o personas que en pasados comicios decidieron abstenerse.

Ezker Batua manda dos giros postales, uno para toda la población con opción a votar y otro más reducido con su ideario político.

Tanto EA como Aralar cubren todo el censo de votantes con un único envío, y UPyD es la excepción, con una tirada menor de 300.000 sobres de propaganda para toda la Comunidad Autónoma.

Incluso D3M, formación cuyas listas han sido anuladas y sus actividades suspendidas por los tribunales, también ha buzoneado su propaganda y sus papeletas.

La cantidad de publicidad electoral recibida varía en función del municipio de residencia del destinatario, ya que cada partido sigue criterios distintos que generalmente buscan potenciar el buzoneo en sus feudos y en las poblaciones con más habitantes.

Parte de este exceso de papel es reciclado, como en el caso de las papeletas de voto y sus sobres, mientras que la propaganda electoral y sus envoltorios provienen en su mayoría de papel fabricado a partir de la madera de árboles talados, como el satinado.

El responsable de la Campaña de Bosques de Greenpeace, Miguel Ángel Soto, cree que es necesario reducir el consumo de papel y considera que los partidos en estas fechas dejan a un lado "sus banderas ambientales para arañar votos".

Si ningún ciudadano se abstuviese el día de las elecciones y todos acudieran a votar, el peso de la totalidad de las papeletas no superaría las cinco toneladas, es decir sólo un 2% de las más de 215 de correspondencia electoral recibida, cuyo destino será la papelera más cercana salvo que la conciencia ecológica lleve al votante hasta el contenedor de reciclaje.