Con la bici, ¿merece la pena usar 'condón'?

Por cinco euros, ya puedes comprar un paquete de doce de los llamados 'condones' para bicis, unas fundas de polipropileno de usar y tirar para las empuñaduras que te protegen de los gérmenes de otros ciclistas. Se llama 'Cyclean'. Para algunos es una tremenda estupidez, ya que normalmente los ciclistas utilizan guantes; mientras que otros ven la iniciativa como una señal de que la bici se está abriendo paso en el mercado. ¿Tú qué opinas?

Como explica Albert García, portavoz de la Coordinadora Catalana d'Usuaris de la Bicicleta (CCUB), "en una sociedad como la nuestra, era de esperar un invento así: alguien ha pensado "voy a coger la bicicleta para ir a una reunión, y llevaré las manos sucias con los gérmenes de la bici que ha cogido otro; llegará un momento en el que utilizaremos fundas también para los sillines y para todo, porque realmente tocas todo".

García opina que en estos casos, lo mejor es lavarse las manos o ponerse guantes, pero hace hincapié en que hay que saber equilibrar las cosas. "Lo positivo de todo esto es que están apareciendo nuevos emprendedores a través de la bici, se está comenzando a ver como negocio. Este defensor a ultranza de la bicicleta, ve bien la posibilidad de que una empresa privada ponga en cada parada del Bicing un expendedor, como hay con los condones en los bares, y que por unos 50 céntimos puedas coger tu guante desechable si así lo quieres. "Quien quiera que lo use, ¿por qué no? Hay gente muy 'tiquismiquis'"

Para él, este 'condón' hay que "presentarlo como una opción, nunca como algo obligatorio".Y es que según García, la bicicleta para usuarios no tiene el mercado tan desarrollado como el de la bici deportiva: "cuando la gente comience a utilizar la bici, se empezará a pensar en lo que se necesita, pero es importante que esa curiosidad no genere necesidades obligatorias: como retrovisores, intermitentes. La bici no es como el coche, donde tienes que tener de todo."

Quizá, otro de los problemas de este invento es su impacto ecológico, al ser un producto de usar y tirar. "El concepto de Bicing en Barcelona en sí es ya un producto de usar y tirar en la forma en la que las empresas lo están desarrollando. Si nos ponemos a hilar muy fino, al final este servicio acaba siendo muy poco ecológicos", cuenta García, quién añade como ejemplos las más de 40 furgonetas que circulan todo el día por la ciudad cargando las bicicletas y el mantenimiento de estos vehículos de dos ruedas, que en lugar de repararlos, recurren a los recambios. "El punto positivo es que hay gente que va en bici, y esta iniciativa, aunque parezca muy supérflua, es aceptable en la sociedad en la que vivimos".