El espionaje y la corrupción "envalentonan" a Rajoy

Madrid.-  Frente a las cámaras de televisión, Mariano Rajoy afirmó el lunes que los casos de espionaje en Madrid y de la supuesta trama de corrupción vinculada a cargos de su partido, lejos de ablandarle, le habían dado "más fortaleza". Pudiera ser una pose, pero en el PP lo niegan: dijo la verdad.

Varias fuentes populares, algunas muy cercanas al líder, reconocen, aunque bajo condición de anonimato, que ambos casos han azuzado al líder, le han "envalentonado", le "han puesto en su sitio", como asegura una diputada integrante del Comité Ejecutivo Nacional.

Ese "sitio" es el que muchos dirigentes y miembros del partido le reclamaban desde hace tiempo, a saber, más fortaleza, más resolución y más contundencia, si bien, afirma un parlamentario que le conoce bien, no hay que esperar de él "un cambio definitivo" ni en su forma de ser ni en su forma de llevar las riendas del PP.

Para entender qué le ha sucedido a Rajoy, que desde hace dos semanas está "más brillante" y con "las ideas más claras", indica un dirigente, hay que saber cómo le gusta trabajar, y en la descripción del método coinciden todas las fuentes consultadas, pues desde una perspectiva o desde otra la han vivido de cerca, aunque no con el mismo grado de satisfacción.

Un diputado que durante muchos años compartió las reuniones de trabajo con Rajoy lo explica así: "Le cuesta mucho tomar decisiones. Si se le presentan diez problemas, nueve seguro que se desmontan con el tiempo, pero uno se le enrevesa, y cuando tiene que afrontarlo, está ya demasiado enrevesado".

Pero los que ahora comparten a diario la gestión del partido son unánimes. Una dirigente muy próxima afirma que él y sólo él se encarga de "medir los tiempos" y que sabe muy bien "cuando ser prudente y cuando resolutivo", de modo que si algún asunto le revuelve el ánimo, "va a por todas y llega hasta el final".

"Él administra los tiempos a su modo; por muchos asesores que tenga, el que tiene la última palabra es él", atestigua una integrante del Comité Ejecutivo Nacional.

La investigación del juez Baltasar Garzón, más ese acoso al PP que Rajoy percibe en tanto escándalo al descubierto, ha sacado de su tradicional hermetismo toda su energía, que encima cuida con mimo, pues apenas cena y "se pega unas larguísimas caminatas", precisa uno de sus más estrechos colaboradores.

"Hasta tal punto está animado que cuando viaja en coche a Galicia, y eso que ahora va mucho, ni siquiera duerme", añade.

Ni la red de espías ni el "caso Correa" le han cambiado, corrobora la misma fuente, pero sí le han dado un punto "extra" de pundonor y coraje.

"Lleva un año malo, no lo parece, porque no es dado a reflejar emociones, pero sí lo ha pasado mal, y claro, surge esto de la corrupción y ha dicho 'basta'", señala un alto cargo del partido.

Sin embargo, otro dirigente consultado le ve "más emocionado": lo advirtió en el debate económico que tuvo con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, la semana pasada; lo advirtió en la reunión "urgente" del Comité Ejecutivo Nacional, cuando dio un discurso que todos aplaudieron; y lo advirtió en la entrevista a Antena 3, hace unos días.

Esta misma fuente apunta que Rajoy sabe perfectamente que los problemas seguirán, que muchos sólo piensan en su sucesión, que no cesarán las disputas internas, incluso que las investigaciones en curso soltarán "más perlas", pero Rajoy decidirá entonces qué hacer.

Lo que ha decidido ahora es "echarse el partido a las espaldas", manifiesta una dirigente, y tal voluntad la mostrará en Galicia, en donde se juega el futuro y en donde, según las últimas encuestas internas, las perspectivas son alentadoras.