El 60 por ciento de los rumanos de Castellón quiere volver a su país pero le ata la hipoteca

Castellón.-  La mediadora cultural de la Asociación Rumana de Castellón, Cristina Dobre, cree que el 60 por ciento de los rumanos afincados en Castellón querría regresar a su país, pero asegura que muchos de ellos no pueden volver "porque están atados a una hipoteca que, además, no pueden pagar".

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(EFE)

Más de quinientos inmigrantes rumanos visitaron el pasado mes de abril el recinto de La Pérgola de Castellón para recibir información de las ofertas de trabajo que existen en su país de origen. EFE/Archivo

En una entrevista a EFE, Dobre ha explicado que la crisis ha azotado especialmente al colectivo rumano porque la mayoría de los hombres trabajaba en la construcción, un sector en el que se contrataba por obra y servicio y que ha prescindido de gran parte de sus trabajadores.

Contrariamente a lo sucedido en los últimos años, cuando los emigrantes rumanos enviaban dinero para sus familias del país balcánico, ahora los parientes de Rumanía reúnen dinero para ayudar a los familiares que tienen en España.

Cristina Dobre admite que se trata de una "paradoja", y añade que esa situación refleja que sus compatriotas emigraron a España persiguiendo un sueño, lo cumplieron por unos años -al adquirir un piso o un coche y alcanzar cierta estabilidad laboral-, y después "ese mismo sueño se ha convertido en una pesadilla".

"La gente quiere regresar pero no puede porque tiene un piso, tiene hipotecas y es un poco difícil, porque no se pueden marchar hasta que no encuentran a alguien que pueda pagar un alquiler por el piso, porque necesitan al menos una ayuda para pagar la hipoteca", lamenta Dobre.

"Muchos de los que no tienen hipoteca sí que se están marchando, porque se supone que en Rumanía tienen una casa y una familia, y poco a poco buscarán un trabajo, aunque las condiciones sean peores, pero si no hay otra solución y aquí no hay adonde ir, al final se van", expone.

Dobre incide en que uno de los grandes problemas de los rumanos es que carecen de redes sociales y que, en el caso de tener amigos y familiares, éstos "tienen los mismos problemas o más".

"Es muy complicado por que no tienes a quién llamar ni adónde ir, porque todos estamos en la misma situación, y si yo no tengo dinero para pagar mi alquiler no puedo prestar dinero a mi vecina para que pague el suyo", argumenta.

Dobre cree que "casi todos" los rumanos afincados en Castellón han perdido su empleo, excepto aquellos que optaban a trabajos cualificados.

"Han venido a la asociación empleadas del hogar porque ya no encuentran casas para ir a limpiar. Y es lógico, porque si no tienes tú dinero, tampoco puedes pagar a la persona que te ayuda, por mucho que te duela", explica Dobre, quien insiste en que, en muchos casos, las familias se sustentaban con el dinero que las mujeres aportaban, porque sus maridos ya estaban sin empleo.

"Y es que ni el consulado ni nosotros podemos ayudarlos porque es una masa de gente enorme, se habla de una cantidad muy elevada de rumanos sin trabajo, y la lástima es que van reclamando ayuda de una asociación a otra y nadie puede hacer nada por ellos", dice.

"Nosotros lo único que hacemos es repartir cada tres meses la comida que recibimos del banco de alimentos; no tenemos dinero para ayudarlos", ha explicado.

Los miembros de la parroquia San Nicolás, ubicada en la calle Benicarló de Castellón, coinciden en que la situación del colectivo rumano es "desesperante". En los últimos meses la organización ha costeado los billetes de autobús de regreso a Rumanía de muchas de las familias que asistían cada domingo a las celebraciones.

Cristina Dobras asegura que ya no llegan rumanos a Castellón "porque saben que si vienen no encuentran trabajo. En dos meses gastarían los ahorros que tienen guardados, no encontrarían trabajo, y tendrían que regresar sin nada".