Los musulmanes sí tienen problemas, pese a las encuestas

Abdelhasif es marroquí y musulmán. Tiene 28 años y lleva siete en España, donde vino a estudiar Administración y dirección de empresas. Después de tanto tiempo en nuestro país —donde se quedó porque encontró trabajo— se siente casi como uno más. Pero ese 'casi' no es casual. Para Abdelhasif, "ser musulmán a veces es un problema porque hay mucha gente que no lo ve como algo normal y no lo entiende". Sin embargo, los datos de la encuesta 'La Comunidad Musulmana de origen inmigrante en España' habla de que la inmensa mayoría de este colectivo se siente bastante o muy integrada en la sociedad española. Pero ¿realmente existen esas facilidades para practicar el Islam en España?

(EFE)

El 76% de los encuestados (2.000 inmigrantes musulmanes) dice sentirse bastante o muy a gusto viviendo en España y el 80% asegura no haber encontrado ningún obstáculo para practicar la religión musulmana aquí. Son algunos de los datos de la encuesta realizada por Metroscopia por tercer año para el Ministerio del Interior, el de Justicia y el de Trabajo e Inmigración. Para los titulares de estas tres carteras —que han presentado hoy los resultados— se trata de una valoración muy positiva porque muestra que la comunidad de musulmanes "está bien integrada y es tolerante", según ha indicado Alfredo Pérez Rubalcaba.

"Es lógico. A una pregunta así [Como musulmán/a, ¿ha encontrado usted algún tipo de obstáculo para practicar su religión aquí, en España?] todo el mundo va a responder que no porque, afortunadamente, aquí no se persigue a nadie por ser musulmán, como ocurre en otros países", cuenta Amparo Sánchez, presidenta del Centro Cultural Islámico de Valencia. "Pero que no haya obstáculos no quiere decir que haya facilidades para practicar el Islam".

La comunidad musulmana, al igual que otras religiones, mantiene que sufre un agravio comparativo respecto a la religión católica. "Debería estar más equilibrado porque si la ley establece que somos iguales [las religiones] y todos pagamos nuestros impuestos, eso debería tenerse en cuenta", replica Amparo Sánchez. No en vano, se calcula que entre un millón y un millón y medio de musulmanes viven en España y la gran mayoría son inmigrantes.

Los principales escollos

Tradicionalmente, las reivindicaciones de esta comunidad a las autoridades para poder vivir sin problemas la religión musulmana se centra, sobre todo, en las infraestructuras. "Apenas hay mezquitas para albergar a una población que no para de crecer. Es muy difícil conseguir abrir una incluso teniendo el terreno o el edificio. Y olvídate si lo que pretendes es que los ayuntamientos cedan el suelo como ocurre con otras religiones", cuenta la directora del Centro Cultural Islámico de Valencia.

Pero la expansión del islamismo en España —íntimamente ligada a la inmigración— trae nuevas necesidades que no están teniendo una respuesta por parte del Estado, según estas organizaciones. "Hay muchas más cosas además de lo relacionado con los templos. Por ejemplo, la comida en los comedores de los colegios y los hospitales, la enseñanza del Islam en las escuelas, los entierros, etc. Y un aspecto en el que últimamente queremos poner atención: la revisión de los textos porque muchos están obsoletos y transmiten imágenes muy negativas del Islam", cuenta Sánchez.

A pesar de las carencias, las organizaciones coinciden en destacar que es fácil sentirse a gusto en España siendo musulmán. "Creo que la historia ha dejado un sedimento en la identidad española que permite que la atmósfera social y legal sea propicia para los musulmanes. Y es algo que constatamos cuando vienen visitantes extranjeros ya que en otros países europeos ha habido más reticencias", opina Abdulhasib, director de la mezquita de Granada.

Rubalcaba también ha querido hacer una comparación con Europa durante la presentación aunque esta vez para ponerlo como ejemplo. "Estos datos muestran la opinión de la primera generación de inmigrantes pero ya estamos ante la segunda, los hijos de esos inmigrantes que han nacido en España y a la que hay que tratar si cabe mejor que a la primera para evitar que haya dificultades de integración que deriven en episodios como los que han ocurrido, por ejemplo, en Francia".