Javier Cortés corta la única oreja de una buena novillada de Campo Amor

Valdemorillo (Madrid).-  Una buena novillada aún con algunos matices de Campo Amor dejó en evidencia a la terna de novilleros, salvándose en parte Javier Cortés al cortar la única oreja, hoy, en el segundo festejo de la Feria de Valdemorillo.

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(EFE)

El novillero Javier Cortés, con la oreja que cortó al segundo de sus astados en la segunda corrida de la feria de San Blas y La Candelaria de Valdemorillo.

FICHA DEL FESTEJO.- Seis novillos de Campo Amor, bien presentados y nobles. Aunque algunos estuvieron algo justos de fuerzas, el conjunto fue muy toreable. Especialmente buenos, primero, segundo, cuarto y sexto. Algo más complicados, tercero y quinto.

Manuel Ocaña "El Sombrerero": media defectuosa (silencio); y pinchazo y estocada corta (silencio tras un aviso).

Javier Cortés: media tendida que escupe, casi entera y descabello (silencio); y pinchazo, estocada y descabello (una oreja).

Pablo Lechuga: pinchazo y estocada (ovación); y media tendida y caída, y descabello (ovación).

En cuadrillas, buena brega del "Niño de Aravaca" en el tercero.

La plaza, cubierta, tuvo un tercio de entrada.

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SIN AMBICIÓN

La falta de ambición fue característica en los tres novilleros. Y en todo caso el triunfo de Cortés fue más por el envoltorio que por el contenido. Cortó la oreja del quinto por lo bien que "lo vendió". Fue desde luego un novillo exigente, al que le faltó un puyazo, pues se revolvía en un palmo. Aparente esfuerzo del novillero, que aún sin profundizar estuvo siempre "ahí".

Cortés había estado en el buen segundo sin terminar de acoplarse, con muchos y notables altibajos.

Lechuga anduvo algo a la deriva con el peor novillo del encierro, el tercero, paradójicamente el que mejor hechuras presentaba, pero que no terminó de humillar, siempre con la cara natural. Y con desigualdades en el sexto, al que llegó a cuajar muletazos de buena fractura, pero sueltos.

El veterano "Sombrerero" tuvo un primer novillo noble y repetidor, al que a veces toreó con buena compostura pero siempre sin ajuste. Una faena de muchos pases y ningún poso. Y demasiado acelerado y embarullado frente al cuarto, sin resolver nada otra vez a pesar de la buena condición del astado.

En resumidas cuentas, más novillos que novilleros.